Dos semanas después Lauren se despertó con una blanca Navidad
cubriendo los terrenos de su casa solariega. Camila yacía en sus brazos, aun profundamente dormida.
La oji verde casi no podía creer lo fácil que había sido lidiar con la muerte de Halifax. El juez había anulado los papeles que Halifax le había enviado, y Camila había recibido la totalidad de la herencia de Halifax, ya que éste no había tenido herederos. Camila había mencionado
la posibilidad de convertir la casa en una escuela de esgrima, y Lauren había estado de acuerdo en que era una idea excelente.Se deslizó fuera de la cama y cruzó hacia la ventana mientras se ponía su bata. La nieve se extendía hasta donde alcanzaba la vista, hasta los acantilados y las profundas y heladas aguas azules más allá. Durante los últimos siete años, los inviernos aquí habían sido fríos y deprimentes. Pero ahora, todo era diferente. Los pasillos estaban llenos de guirnaldas
navideñas. Las criadas tarareaban villancicos mientras limpiaban. Los lacayos se habían tomado muy en serio la colocación de los muérdagos.
Más de una criada había sido
sorprendida por un beso rápido y risueño de las chicas. Frostmore volvía a ser un hogar para todos.
Camila se movió en la cama, buscándola.—¿Lau?
—Aquí, cariño —caminó a la cama y se inclinó para besarla. Ella rio encantada.
Lauren le dio un golpecito en la punta de la nariz.
—¿Por qué no te vistes? Es Navidad.
Camila puso los ojos en blanco.
—Alguien está ansiosa por sus regalos.
—Sí que lo estoy. No hemos tenido una verdadera Navidad aquí en siete años.
Los ojos de Camila se oscurecieron con emociones.
—Oh, Lauren…
La oji verde sacudió la cabeza.
—Nada de eso. Ahora baja y reúnete conmigo en la larga galería una vez que estés vestida. Debo ver a Grindle y a la señora Breland y ver cómo van los preparativos para esta
noche. La duquesa recogió su ropa y fue a cambiarse, pero aprovechó para
robarle un beso más antes de dirigirse escaleras abajo. El personal estaba que explotaba con sus preparativos para las celebraciones de la tarde. Esta noche, celebrarían un baile
de Navidad, donde Lauren le pediría oficialmente a Camila que fuera su esposa.—¿Grindle? —encontró a su mayordomo haciendo entrar a
la orquesta que tocaría durante el evento. Viejos amigos y familias locales habían sido invitados, así como sus familias de granjeros arrendatarios. Lauren quería reiniciar su vida, volver a formar parte del mundo gracias a Camila. Cuando ellas habían enviado las invitaciones por correo, le había preocupado que nadie acudiera, pero las respuestas positivas no habían
tardaron en llegar.Grindle sonrió ampliamente.
—Ya casi estamos listos, Su Alteza.
—Bien, bien —palmeó nerviosamente su bolsillo. Allí estaba el regalo que había elegido para Camila—. Ah, y
Grindle —cogió a su mayordomo antes de que se fuera.—¿Sí, Su Alteza?
—Tienes mi permiso —la confusión en la cara de Grindle era casi cómica—. Para cortejar a la señora Breland. Si decidís casaros, podéis conservar vuestros puestos aquí sin ningún
reparo por mi parte.Grindle se limitó a asentir respetuosamente con la cabeza
antes de salir apresurado para indicarles a unos cuantos músicos rezagados dónde instalarse. Él era demasiado profesional para permitir que se le escapara más que eso, pero
su agradecimiento era evidente.
Unas horas más tarde, Frostmore estaba lleno de gente y la música inundaba la casa. Lauren había pasado las horas previas con
Camila hablando de todo y de nada mientras tenían un almuerzo tardío en su estudio. Después, la Morena había vuelto a su habitación para vestirse para el baile. Lauren saludó a todos sus invitados, incluidos los padres de Alice.—Su Alteza —saludó solemnemente el padre de Alice, Henry.
—Me alegro de que haya venido, señor Hubert.
Henry y su esposa, María, sonrieron un poco tristes.
—Nos alegra estar aquí. Ha pasado demasiado tiempo — Henry entró en la habitación, pero María se quedó atrás.
—Espero… espero que usted vuelva a encontrar la felicidad, Su Alteza. Es lo que mi Alice habría querido — ella hizo una pausa, con los ojos empañados—. Sabemos que los rumores no eran ciertos. Sabemos que usted la amaba, y no tenemos nada en contra de usted. El pasado es el pasado, y lo hemos dejado atrás —le estrechó la mano y le dedicó una
sonrisa sincera.Los ojos de Lauren ardían mientras le daba las gracias a María. Nunca pensó que ellos le dirían que le creían. Cuando les había contado de la muerte de Alice, hacía tantos años,
ellos se habían marchado de su casa con el corazón roto, igual que ella. Pero había temido, con el paso de los años, que ellos creyeran los rumores de que la había matado. Pero no lo
habían hecho. Ellos estaban aquí para celebrar la Navidad, siguiendo con sus vidas.Lauren se aclaró la garganta y miró hacia la escalera principal. Su corazón se detuvo. Camila bajaba sola. Su vestido de satén era del color de la hiedra, y el dobladillo y el corpiño estaban bordados con hojas de hiedra doradas. La falda se abría dejando ver una enagua roja en el centro, y una fina capa de redecilla dorada cubría las faldas exteriores. Llevaba su
cabello recogido y una corona de duquesa, que había pertenecido a las mujeres de Frostmore durante doscientos años, clavada en su artístico peinado. No había querido
ponérsela hasta que fuera oficialmente duquesa, pero con un
poco de ayuda de Maisie, había sido convencida para usarla.Camila se movía como si estuviera en un sueño. Lauren avanzó, cogiéndole la mano mientras ella llegaba al último escalón.
—Feliz Navidad, cariño —susurró mientras la conducía hacia la multitud de personas reunidas en el salón. Luego hizo un anuncio para que todos la siguieran a la larga galería de retratos. En Frostmore no había un salón de baile formal, pero
la galería era larga y amplia. Los músicos del interior entonaron un alegre vals y las parejas empezaron a formarse para el primer baile. Lauren cogió a Camila entre brazos—.¿Camila? —dijo mientras empezaban a bailar a la luz de las velas.—¿Sí? —la miró con ojos brillante que veían dentro de su alma.
—Cásate conmigo. Mañana mismo. Tengo una licencia especial de Londres. Cásate conmigo y conviértete en mi duquesa —dejaron de bailar, y la oji verde sacó la pequeña caja con el anillo de su madre dentro, con incrustaciones de un gran rubí brillante rodeado de pequeños diamantes.
—Oh, Lau —jadeó—. Por supuesto que lo haré. ¡Sí!
Lauren le colocó el anillo en el dedo y las parejas que habían presenciado la propuesta comenzaron a aplaudir. La abrazó, deseando besarla, pero ya había causado suficiente escándalo
por una noche. Retomaron el vals. Mientras las parejas que las rodeaban
volvían a unirse, a Lauren se le heló el corazón al reconocer a dos figuras bailando entre la multitud. Su brillo perlado y luminiscente era de otro mundo mientras ellos giraban entre
los demás invitados, sin ser vistos por nadie, excepto por ella. Tragó saliva al verlos sonreír y girar antes de que ambos la miraran. Su corazón se detuvo al reconocer claramente sus
pálidos rostros, llenos de alegría. Un instante después, sus figuras traspasaron el tiempo y se convirtieron en polvo de estrellas ante sus ojos.—¿Lau? ¿Qué ocurre? —preguntó Camila, con ojos preocupados fijos en su rostro.
—Nada. Por fin todo está bien de verdad —sonrió mientras se concentraba en su futura esposa.
Si el amor era realmente un libro, Lauren había pasado la primera página y lo único que veía era el rostro de Camila. Los espíritus que habían atormentado a Frostmore ya estaban en paz. Y por primera vez en siete años, la ojo verde miró hacia el
futuro en lugar de hacia el pasado, con el amor de su vida bailando entre sus brazos.Nota: Gracias por leerla... Por aquí volver de de nuevo pronto.
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Le diable se cache (Adaptación Camren G!p)
RandomUna noche oscura, ella encuentra su destino en los brazos de una Duquesa sombría... Huyendo de un cruel padrastro, Camila Cabello escapa en una noche tormentosa, confiando solo en la misericordia de los sirvientes para ayudarla. Su carruaje vuelca...