Capítulo 3

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La luvia azotaba las ventanillas del carruaje mientras Camila intentaba conciliar el sueño. Los truenos sacudíanel camino con tanta fuerza que en más de una ocasión se
despertó sobresaltada. Se frotó los ojos, por el cansanciopesando en sus extremidades. Era casi medianoche y aúntenían un buen tramo por recorrer hasta llegar a Dover. Con un
buen clima tardarían al menos dos horas, pero con los caminos
embarrados y la visibilidad entorpecida, ese tiempo podría
duplicarse.

Con un silencioso suspiro, ella ciñó la capa de lana negra sobre sus hombros; hacía mucho frío en el carruaje. Ya teníalos dedos de los pies entumecidos y los de las manos heladoscuando los metió bajo sus faldas para intentar mantenerlos
calientes. Sus pensamientos se centraron en lo que ocurriríacuando llegara a Calais. Camila estaba completamente sola yno tenía a nadie que la ayudara a encontrar el camino, pero,seguramente, con su dominio aceptable del francés, podría encontrar un carruaje a Normandía.

Con las monedas que lehabía dado la señora Reed, debería poder permitirse unahabitación en una posada antes de seguir con su viaje.
Sin embargo, la precaución sería crucial porque ella sabíaque sería un objetivo para los hombres. Sola y al borde de la indigencia, sería presa fácil si no tenía cuidado. La única
esperanza  en este momento era abusar de la amabilidad de los primos lejanos de su padre hasta que
encontrara un trabajo adecuado. Había asistido a una escuela de señoritas antes de la muerte de su padre, y había sido una alumna muy apreciada por los instructores de allí. ¿Quizás podría encontrar trabajo como institutriz? Si eso no funcionaba, podría tener la oportunidad de ser costurera. No
era una completa inútil con una aguja e hilo.

La tormenta no hizo más que empeorar a medida quepasaba la medianoche, y las lluvias inundaron el camino. Másde una vez, el señor Johnson redujo la velocidad del carruajepara permitir que los caballos atravesaran los charcos de aguamás profundos que se habían acumulado. Camila apoyó la frente en la ventanilla del carruaje y miró hacia la oscuridad.

No vislumbró nada hasta que un relámpago iluminó el camino
y por fin pudo ver a qué obstáculos se enfrentaban los caballos.
Pobres bestias, estaban arriesgando sus vidas para salvar lade ella. Ellos ni siquiera tenían la posibilidad de detenerse aquí, porque el campo alrededor de Dover no era un lugar
seguro, al menos según los rumores que ella había escuchadoen la mansión Thursley.

Camila rezó para que llegaran al puerto de Dover sin tenermotivos para detenerse. Estaban atravesando las tierras de la Duquesa de Frostmore y Camila temía encontrarse con ella.
Lauren Jáuregui era conocida como la Duquesa Oscura o el Diablo de Dover por los criados de Thursley, y los rumoresseguían su nombre como las sombras que proyectan laslápidas.

Camila conocía todas las historias, por supuesto. La duquesa se daba un festín con los niños traviesos que no acataban losdeseos de sus padres;ella robaba la virtud de las doncellas desprevenidas lo bastante insensatas como para viajar solas  por sus tierras. Quizá la historia más espantosa era que ella había matado a su hermano menor, Cris Jáuregui, en un duelo después de que descubriera a su hermano acostándose con su nueva novia. Se decía que ella arrojó a su esposa por los acantilados antes de disparar a Cris en el estómago y ver cómo se desangraba lentamentehasta morir.

Camila sabía que el hermano menor,
efectivamente, había muerto, según los registros parroquiales,pero nadie conocía la verdad de su fallecimiento, aparte de quele habían disparado.

George había alardeado a menudo durante la cena de que Lauren era una buena conocida de  Frostmore, y eso solo hizoque los temores de Camila de ser atrapada en Dover fueran mucho más fuertes. ¿Y si la duquesa  descubría que ella estaba
aquí y la devolvía a George?

Independientemente de la veracidad de las sombríashistorias, Camila sabía que no era prudente que la
sorprendieran sola en las tierras de la duquesa, sobre todo cuandolos acantilados de Dover estaban tan cerca. La imaginación desbordante de Camila la llevaron hasta visiones de carruajes desplomándose por los acantilados y estrellándose en el mar.

Le diable se cache (Adaptación Camren  G!p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora