Lauren miraba fijamente a la débil Morena que yacía en su cama, intentando evitar sentir la culpa de sus actos. Había resultado gravemente herida —todavía lo estaba—, y la
punta de su estoque había dejado bien claro que no confiaba en la duquesa en absoluto, y Lauren no podía culparla, dado cómo se había
comportado. Lauren también temía que estuviera un poco desquiciada. Seguramente solo una mujer un tanto loca y desesperada entraría en su guarida, dado lo que se decía de ella.
No había querido drogarla, pero a medida que avanzaba la noche y la desconfianza de Camila no daba señales de disminuir, había hecho que la cocinera pusiera láudano en el vino. Sin duda, cuando la Morena se despertara, estaría furiosa y reivindicaría su desconfianza hacia ella, pero al menos estaría bien
descansada y su brazo estaría limpio y curado.Había crecido acostumbrada a actuar como una persona perversa, amenazando con violar a más de una joven lo bastante tonta como para llamar a su puerta. No era que Lauren lo hubiera hecho, pero a veces hacía falta mucho para ahuyentar a una mujer dispuesta a casarse. ¿Pero ésta? La Morena tenía en los ojos un miedo distinto al de las demás, como si hubiera sentido antes el temor de que una persona la reclamara por la
fuerza. Eso había conmocionado a Lauren, y ella había cambiado de táctica, permitiéndole coger una espada para defenderse, solo para que Camila lo venciera como una maestra
esgrimista. Al principio, se había sentido confundida por su
evidente habilidad con la espada y se preguntó por qué estaba tan desesperada por usarla primero para defenderse. Odiaba pensar que una mujer como Camila, con tanto ingenio y valentía, se hubiera enfrentado a algo tan terrible como eso.
Así que la hija de Alejandro Cabello estaba en su cama… Lauren
sacudió la cabeza y se dirigió hacia la puerta, decidido a pensar en el misterio de cómo había acabado aquí más tarde, cuando tuviera oportunidad de hablar con la morena después de que se despertara.Lauren se encontró con su mayordomo en el pasillo.
—Ah, Grindle. ¿Has encontrado el carruaje de la señorita Cabello?
El rostro de Grindle estaba marcado por el cansancio, y se pasó una mano por el cabello mientras miraba a su jefa.
—Sí, Su Alteza. Los mozos han traído a los caballos y al cochero. Fue como ella me lo dijo. El carruaje se ha volcado y el cochero ha resultado gravemente herido. Una pierna rota,
por lo que he podido ver.—Llama al médico. Ellos pueden quedarse aquí el tiempo que sea necesario. Te doy permiso para que atiendas las necesidades del conductor. Y la señorita Cabello también deberá ser atendida cuando llegue el médico. Haz que él arregle primero la pierna del hombre y que luego venga directamente a mi habitación.
Grindle asintió, con el cansancio grabado en sus facciones.
—Sí, por supuesto, Su Alteza.
—Una última cosa, Grindle.
Su mayordomo esperó con expectación. —Tú y el resto del personal deben ir a la cama una vez que todo esto esté resuelto. No hay necesidad de levantarse temprano por la mañana. Dormid unas horas más. Todos vosotros debéis estar exhaustos por los acontecimientos de
esta noche.Los hombros de Grindle se relajaron, y le ofreció a su ama una sonrisa genuina.
—Gracias, Su Alteza. Se lo agradeceríamos.
El mayordomo volvió a bajar las escaleras y Lauren se paseó por el pasillo, con sus botas rozando las caras alfombras orientales, mientras se debatía sobre la mejor manera de
proceder. Cuando ya no pudo aplazarlo más, regresó a su alcoba y se sentó en el borde de su cama para examinar de nuevo a la chica. El láudano y el alcohol habían obrado su magia, y estaba profundamente dormida, sin que el dolor estropeara sus hermosas facciones. La Morena no era lo que se diría una belleza
clásica, pero a Lauren le resultaba agradable mirarla, la suave curva
de su mejilla, sus pestañas y su cabello castaño mojado, el cual parecía cuerdas líquidas de oro bruñido en donde éste se le pegaba a la cara y a los hombros. La oji verde alargó una mano trémula para tocarle la frente. La Morena aún estaba húmeda y ligeramente fría. Frunció el ceño al ver la ropa mojada que la chica llevaba puesta. La morena necesitaba que le pusieran algo mucho más abrigador, pero a Lauren no le correspondía hacerlo. Sabía que se estaba tentando a sí misma al ponerla en su habitación, pero, al parecer, no podía aceptar la idea de enviarla a una de las otras docenas de habitaciones.
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Le diable se cache (Adaptación Camren G!p)
RandomUna noche oscura, ella encuentra su destino en los brazos de una Duquesa sombría... Huyendo de un cruel padrastro, Camila Cabello escapa en una noche tormentosa, confiando solo en la misericordia de los sirvientes para ayudarla. Su carruaje vuelca...