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Suspiró.
Estaba cansado, otra noche en la que no lograba conciliar el sueño por más que lo intentase, por más que su cuerpo estuviese fatigado y cansado por el ajetreado día.
Nada, no lograba dormir, no lograba desconectarse de esa cruda y desesperante realidad que se le era presentada para descansar de ella, de sus días tan horribles, del sentimiento de pesadez que con el tiempo se hacia más presente en su pecho, de aquel vacío que se hacía más grande en su alma...
Estaba cansado... Y todo eso comenzaba a notarse.
Aquellas prominentes bolsas bajo sus ojos comenzaban a volverse cada vez más oscuras y notorias para los demás.
Los orbes dorados ahora opacos delataban el cansancio y la fatiga acumulada en su mirar.
Su cuerpo se veía más débil, frágil, de solo un pequeño empujón y terminaría en el suelo.
No se estaba alimentando bien, saltaba sus comidas y había veces que no comía ni tomaba nada más que las bebidas energéticas de siempre en todo el día, y eso no hacía más que empeorar su estado.
Y aún así, durante el día, sobreexigía a su cuerpo y a su mente a trabajar como todo el tiempo.
Tenía mucho trabajo por hacer, lamentablemente por su estado se había dejado acumular todo y eso era lo que más odiaba, tener proyectos que empezar, pedidos que entregar y calendarios que organizar para los nuevos lanzamientos era agobiante.
Pero aún así no podía simplemente dejar a un lado todo su trabajo, el cual prácticamente era su vida, por una simple y desgraciada lucha interna.
No podía dejarse distraer por él.
Desde la salida que tuvo con ese chico comenzó a sentirse extraño, su corazón se aceleraba con frecuencia al recordar su mirada, su respiración se atascaba en sus pulmones al pensar si sus labios eran tan suaves y esponjosos como se veían y su cuerpo se estremecía de solo recordar la presencia del chico a su lado.
¿Por qué se sentía así?.
¿Era malo?.
Si lo era y él lo sabía muy bien.
Tenía conocimiento, tampoco era estúpido y durante toda su vida se había abastecido e impregnado de muchos conocimientos, importantes y otros no tanto, a base de libros.
Y él sabía que algo fuera de lo normal estaba ocurriendo en su corazón.
Algo estaba cambiando en su sentir.
Alguien había llegado para quedarse con él.
Y no lo quería, estaba completa y estúpidamente empeñado en ignorar su sentir y a su corazón.
Toda su vida lo añoró, si, no iba a negar eso, pero bien sabía que ya era lo suficientemente grande como para entender que sus sueños y añoranzas estaban mal. Que no eran más que eso, sueños que se quedarían en lo más profundo de su ser.
