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-¡Que no estoy enamorado de él, no me gusta!, ¡Ni siquiera lo quiero cerca, joder!, ¡Ya basta con esa mierda!.
Un fuerte golpe hizo eco por toda la sala y pronto el menor estaba tomando su cabeza tratando de aliviar un poco el dolor provocado por el golpe de su madre.
-¡No te atrevas a llevarme la contraria!, ¡Yo te cargué nueve meses en mi vientre!, ¡Estuve más de 4 horas pujando para expulsarte de mi, obviamente sé distinguir cuando te gusta alguien!.
-Querida, tal vez debamos relajarnos un poco...
-¡En mi puta vida me ha gustado alguien!, ¡¿Cómo pretendes distinguir que él me gusta?!.
-¡Porque sí!, ¡Se llama instinto maternal y un mocoso baboso y cagado no va a llevarme la contraria!.- comenzó a tirar de su oreja.
-¡Sueltame bruja, ya basta!.
-Oigan, vamos a calmarnos...
-¡No te soltaré hasta que abras los ojos y entiendas de una vez por todas que te gusta!.
-Oigan...
-¡Que no me gusta!.
-¡No seas idiota!, ¡La negación solo empeorará la situación!.
-Vamos a calmarnos...
-¡No hay ninguna situación!.
-¡No me lleves las contraria, mocoso!.
-¡Bruja!.
-Oigan...
-¡¿Qué?!.- ambas voces gritaron mientras miraban furiosos a la tercera voz presente, dando paso a un silencio un poco tenso.
-Debemos relajarnos, no vamos a llegar a nada con gritos.- trató de calmar las aguas.
Mitsuki suspiró mirando a su esposo. -Tu padre tiene razón, vamos a sentarnos.- soltó la, ahora roja, oreja de su hijo. -Tienes diecisiete años y estás próximo a los dieciocho, creo que podemos hablar como adultos.
Los tres se sentaron en la sala, Mitsuki y Masaru juntos en el sillón principal y Katsuki en otro sillón frente a ellos.
-Bien, ahora que nos calmamos, podrían explicarme, ¿Por qué los gritos?.- miró a su familia, esperando que le dijeran el porque esa mañana despertó por el gran escándalo que tenían esos dos.
Katsuki se sonrojó y Mitsuki sonrió burlona.
-La vieja solamente empezó a gritar estupideces, eso es todo.- respondió lo más rápido que pudo, mirando a otro lado y evitando que sus progenitores notarán sus mejillas rojas.
La mujer rió. -¡Ja!, ¿En serio crees que se va a quedar así?.- lo miró con superioridad. -Yo te lo explico, querido.
Se giró hacia su marido quien estaba expectante a sus palabras. -Esta mañana encontré a tu hijo murmurando entre sueños...- hizo una pausa y Masaru la miró interrogante. -Estaba teniendo un sueño húmedo con Tadashi, el chico que lo acompañó la otra vez.
