Fines de Otoño

¿Qué será lo que me pasa?

En la noche, después de la cena, ya acostada en su cama y mirando al techo, Applejack reflexionó para si misma: «Pensándolo bien, no creo que me pase nada de lo que plantearon mis amigas, me pregunto qué será... En fin, mejor me voy a dormir que ya es tarde y me tengo que levantar temprano». Y así sin más, se fue a dormir.
A la mañana siguiente a la hora del desayuno Applejack gozaba de un té verde con un pedazo de pan, Apple Bloom disfrutaba de una chocolatada tibia con galletas de manzana, Big Mac tomaba café con medialunas y la abuela Smith, que ya había desayunado, se mecía en su silla.

– Hoy no tenemos tantas labores pendientes ¿O sí? – preguntó Apple Bloom aún algo adormilada.
– Nop.
– No, hoy no hay tantas labores como de costumbre. – dijo AJ, para luego bostezar.
– Menos mal, hoy tengo planes con Scootaloo y Sweetie Belle que no me perdería por nada. Por cierto ¿Ustedes qué harán?
– Yo creo que voy a invitar a Rainbow a almorzar ¿Y tú qué harás Big Mac?
– No sép.
– Yo planeo dormir todo el día – agregó la abuela Smith.
– Claro que sí, abuela. En fin ¡Espero que tengan un gran día! – aclamó Applejack entusiasmada.

Después de terminar con sus labores, cerca de la hora del almuerzo, Applejack se dirigió a la casa de Rainbow Dash para invitarla a almorzar. Una vez allí, exclamó:

– ¡¡Rainbow!! ¿¡Estás en casa!?
– ¡¡Sí, ahora bajo!! – contestó, luego de un corto silencio.
Un momento después Rainbow bajó y se pusieron a charlar.

– Hola Applejack ¿Cómo estás?
– Bien ¿Y tú?
– Bien, bien ¿A qué se debe tu inesperada visita?
– Vine a invitarte a almorzar ¿Estás libre?
– Con el hambre que tengo ni lo dudes – sonrió – ¿Tenías algún lugar en mente?
– Sí, un restaurante que queda medianamente cerca de la biblioteca Golden Oak.
– Vamos entonces, vaquera – se rió un poco y partieron.

Al cabo de unos 20 minutos, llegaron al fin; eligieron una mesa, pidieron lo que iban a comer y continuaron charlando.
Una vez que terminaron y pagaron, Applejack preguntó curiosa:

– ¿A dónde quieres ir ahora?
– Se me antojó un helado y sé donde Pinkie compra esos deliciosos helados para sus fiestas. – Dash se relamió los labios – ¿Compramos un pote de medio kilo?
– Dale, me parece una gran idea. – AJ pensó en algo por un segundo y sonrió de forma juguetona – ¿Carrera hacía la heladería?
– Obvio que sí, y nada más para que sepas, la heladería queda en dirección a Sugar Cube Corner.
– Okay, ponte a mí lado así empezamos y no te olvides que sin alas Rainbow, porque es trampa.
– Está bien, está bien. Prometo no usar mis alas.

Applejack trazó una línea frente a ambas con su casco y contó hasta tres. Las dos salieron disparadas apenas dió la salida.
Estuvieron nariz a nariz gran parte del trayecto aunque por momentos una superaba a la otra.
Poco antes de llegar a la heladería, Dash tropezó y cayó, apenas AJ se dió cuenta frenó en seco y regresó para ayudarla a levantarse. Una vez que ayudó a su amiga, Rainbow desconcertada preguntó:

– ¿Por qué volviste para ayudarme? Podrías haber seguido y ganarme.
– Porque simplemente no podía seguir sin ti, no sería justo – sonrió dulcemente –. Además tenía que ver si estabas bien.
– Gracias Applejack, pero a que no me alcanzas. – dijo para luego salir corriendo a toda velocidad.
– ¡Ey! ¡Eso es injusto! – reclamó mientras corría lo más rápido que podía para alcanzarla.

Al final Rainbow Dash ganó la carrera. Y luego de comprar el pote de helado fueron a comerselo bajo uno de los árboles de la granja Apple. Un rato después de que se sentaron a comer, a Rainbow le agarró sueño porque todavía no había dormido su siesta y poco después se quedó dormida. Al mirarla en ese estado, Applejack pensó: «Que linda es cuando  está dormida... Un segundo- ¿¡En que establos estoy pensando!?».

Fin del capítulo 2.

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Fun fact: este capítulo fue mucho más difícil de escribir que el anterior. Finalmente, les mando un saludo y gracias por leer.

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