Dos destinos diferentes

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Podía sentir cómo sus pasos se acercaban cada vez más, mi corazón se aceleraba con cada pisada y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando la puerta se abrió.

Allí estaba de nuevo ese chico, la tensión se sentía en el ambiente. Miré de reojo a Luz, que no dejaba de verlo con temor. Mis puños se empezaban a apretar y no sabía qué hacer, ya no lo soportaba más.

Él se acercaba lentamente a Noceda y cuando estaba a punto de tomarla, salté por su espalda y comencé a golpearlo con la poca fuerza que tenía. Él jaloneaba mis brazos y piernas para que lo soltara, pero me pegaba más a él como una garrapata.

Pude sacarle su máscara, pero en cuanto lo hice, usó su magia y me arrojó bruscamente contra la pared. Sentí cómo el golpe inmovilizaba todo mi cuerpo.

Pero allí lo vi, mis ojos no podían creerlo y Noceda se había quedado en shock. Él salió rápidamente de la habitación sin decir nada y allí nos quedamos las dos, mirándonos mientras intentábamos procesarlo.

¡Ese... ESE MALDITO HERMANO TUYO! -Le grité a Noceda mientras me incorporaba con torpeza.

¿ACASO TODO ESTO FUE PLANEADO PARA VENGARTE DE MÍ, ESTÚPIDA HUMANA?

Mis gritos inundaban la habitación, pero era como si ella no los escuchara, estaba paralizada, su mirada se perdía en el piso y sus ojos empezaban a gotear como el pequeño inicio de una gran tormenta.

-Hu-hunter... Él...- Ni siquiera pudo terminar de decirlo que se largó a llorar desconsoladamente.

Yo solamente la miré, la miré por un largo rato sin decir nada y me fui al otro rincón. Estaba demasiado furiosa como para estar cerca de ella.

Me recosté en el piso y tapé mis oídos con mis manos. No quería oírla, no quería oír nada ni a nadie. Simplemente quería desaparecer, ya no quería estar allí, cada minuto era un tormento más.

Sentía cómo mi cabeza explotaba de la ira y mis lágrimas brotaban poco a poco. Me limitaba a dormir, pero era tan difícil. Quería hacerlo así escapaba de todo eso, pero el sueño no se conciliaba conmigo.

-Quiero irme de aquí... -Dije en un susurró

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Me había quedado dormida sin siquiera darme cuenta, hasta que unos susurros me despertaron.

-Hu-hunter... No, no, no... No puedes ser tú... ¿Por qué tú?...

Vi cómo se agarraba la cabeza mientras su mirada estaba perdida en el suelo y sentía que iba a caer en la locura si seguía así.

-Como se nota que nunca nadie que es muy especial para ti te ha traicionado.

Con esas palabras, pude escuchar como los susurros pararon, así que simplemente me paré para estirar mis piernas y me quedé mirando la pared.

-El tal vez nos está jugando una broma... Sí, debe ser eso... -dijo con un toque de confianza.

¿Esto acaso era una broma? ¿En serio estaba intentando justificarlo? ¡Tan idiota es para no darse cuenta de la clase de personas que ha demostrado ser ese rubio!

La ira me invadía cada vez más, pero no era solo ira, era... Era dolor, dolor por los recuerdos e ira por esta idiotez. Mis puños estaban ardiendo de tanta fuerza en mi agarre.

-... ¿Acaso eres tan idiota como para no darte cuenta? ¡ACASO NO VES QUE NI SIQUIERA LE IMPORTAS? SI LE IMPORTARAS, ÉL NO TE HARÍA ESTO Y MUCHO MENOS TE DEJARÍA AQUÍ! -Cada palabra que salía de mi boca hacía que el nudo en mi garganta se hiciera más grande.

Ella me miraba incrédula, las lágrimas estaban expuestas en sus ojos y su expresión me decía que ella lo sabía, pero no quería entenderlo, no quería que fuera real.

-Incluso la persona más importante para ti puede llegar a cambiarte por alguien más o por un interés más importante, porque nunca nos van a querer o valorar de la misma forma...

Ella sabía de quién hablaba y su pequeño sonrojo de vergüenza me lo decía. Su mirada se había profundizado aún más en la tristeza.

-Perdón, yo no quería quitarte a Amity, Boscha... -dijo casi en un susurro.

Desvié mi mirada hacia el otro lado y solté un pequeño suspiro, el cual fue lo único que se escuchó en toda la habitación por unos minutos.

-Tú no me la quitaste, ella te eligió a ti... Ella debería pedirme perdón por abandonarme de esa manera, pero pff, como si eso fuera a pasar -dije entre pequeñas risas que eran para esconder el dolor.

Ella se levantó y pude sentir cómo estaba a pocos pasos de mí. El entorno ya se me había hecho incómodo por el silencio, pero traté de ignorarlo.

-Tú... ¿has tratado de hablar con ella?

-Sí, pero dijo que estaba demasiado ocupada con sus nuevos amigos como para escuchar mis "caprichos" -dije mientras apretaba mis puños.

Otra vez ese maldito silencio que me incomodaba, hasta que fue interrumpido por... ¿un abrazo? Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y solo se me dio empujarla.

-Sin abrazos, Noceda, no me gustan -dije con un tono dominante y clavándole mis ojos grises en su cara.

Ella asintió desanimada y se alejó hasta volver a sentarse donde estaba antes.

-Tú... ¿crees que logremos salir de aquí?

-Tú sí tienes amigos que te andaban buscando, pero yo por otro lado no creo tener a nadie que me busque -dije neutra mientras me sentaba en mi lugar.

Ya se habían acabado las palabras y ni siquiera había necesidad de comenzar una nueva conversación, solo había que quedarse sentadas esperando el destino de cada una.

El cual era muy predecible, una escapa y la otra se queda enfrentando las consecuencias. Lo típico de cada cuento, no se espera nada más que esos dos destinos.

Detrás de la máscara (The owl house)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora