9.𝑩𝒓𝒊𝒂𝒏 𝑹𝒐𝒅𝒓𝒊́𝒈𝒖𝒆𝒛,𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒂𝒕𝒚𝒓

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Brian soltó un pequeño gemido cuando sintió, de nuevo, aquél roce en su entrepierna. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero tenía demasiado sueño, no quería abrir los ojos.

O al menos, así fue hasta que distinguió un gemido más.. que no era suyo.

Abrió los ojos en el preciso momento en que todos los recuerdos de la noche anterior se desbordaron en su mente como una avalancha. Se sobresaltó un poco, abriendo los ojos de golpe y encontrándose con la pelinegra cabellera de Kevin recostada en su pecho cómodamente.

Movió las piernas un poco, notando de inmediato la razón de sus gemidos y los del mayor: Ambos tenían las piernas enredadas con las del otro, por lo que era de esperarse que sus entrepiernas quedaran juntas y frotándose constantemente entre sí.

No le tomó demasiado darse cuenta que no podía moverse, pues los brazos de Kevin estaban fuertemente aferrados alrededor de su cintura, dejándole inmóvil.

Cerró los ojos con fuerza, intentando plantearse una idea de lo que le diría a Kevin y cómo este podría reaccionar ante la historia nada trágica que Brian estaba deseando contarle, pues quería que Kevin entendiese el porqué de su actitud de siempre y la de anoche.

No iba a ser algo fácil de contar, porque probablemente el mayor se reiría de él. Pero Kevin le gustaba.. y quería intentarlo con él. Por más que eso le costase el autocontrol, deseaba que con Kevin no fuese algo únicamente sexual.

Sintió un par de cosquilleos en su cuello y miró hacia abajo, encontrándose con que Kevin parecía estar despertando, pues se movía inquieto, por lo que su cabello cosquilleaba en el cuello de Brian, quien no pudo reprimir sus impulsos y acariciar sus cabellos delicadamente.

Kevin paseó sus manos por el abdomen de Brian, poniéndolo nervioso.

- ¿K-Kevin?

Kevin le miró en ese momento y Brian temió que pudiese escuchar el inquieto y fuerte latido de su corazón, pues este se había agitado notablemente al ver la adorable cara de Kevin recién despierto, con pequeños y hermosos ojos perezosos medio abiertos, sus labios exquisitos y rosas como siempre y sus cabellos apuntando en todas las direcciones, dándole una apariencia más que preciosa.

- Buenos días, Brian.. - Kevin murmuró, trepó hasta quedar sobre Brian y le besó la mejilla. - ¿Cómo dormiste?

Briqn lo miró, estupefacto. ¿Acaso había olvidado lo que sucedió en la madrugada? Era cierto que deseaba que Kevin recordase cada minucioso detalle, tal como él lo hacía, pero, de cualquier modo, aún no sabía cómo lidiar con ello. Así que no tenía idea de qué hacer o qué decir.

- B-bien. - Se limitó a responder, forzando una sonrisa.- ¿Y tú, Kevin?

Kevin rió, sacudiendo sus hombros y confundiendo al menor.

- Hace un par de horas estabas; "Kevin, me gusta el control.","Kevin, cállate.","Kevin, eres muy inquieto", Kevin, Kevin, Kevin.... - Se burló el mayor enarcando una ceja. Brian enrojeció por completo. Kevin apoyó sus manos en el pecho de Brian y, en estas, su cara. - Es un poco demasiado raro que ahora te dignes a recordar.

El menor se muerde el labio inferior. Debía admitir que se había estado armando de valor para contarle todo a Kevin desde hace más de una semana, pero, justo, en ese momento, ni una sola palabra era capaz de salir de su boca.

Pero parecía no ser necesario, pues estando completamente hundido en sus pensamientos, lo único que fue capaz de sacarlo de allí, fueron los tercios labios de Kevin posándose sobre los suyos.

Kevin se acomodó de modo que quedó sentado sobre el abdomen de Brian y enredó sus dedos en el cabello creciente de la nuca del menor, quien se derritió instantáneamente ante el toque, enlazando su lengua con la del mayor.

𝐅𝐚𝐥𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora