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Otra vez en la universidad, un miércoles por la mañana. La vida académica deplorable de la mayoría del curso hartaba a Enzo, quién corregía como aprobado uno de cada diez exámenes.

Sentados hasta el fondo con su amigo enmedio, Blas y Matías se lanzaban miradas fugaces de vez en cuando. Desde aquella noche no se habían dirigido la palabra ni tampoco se habían escrito. Era obvio que si uno de los dos estaría en problemas en caso de que se divulgara su secreto, era el que se había metido con un profesor.

——¿Qué les pasa, raritos?—— habló el otro del trío.

——Nada, ¿por? Estamos como siempre.

Mas eso no fue suficiente para sacar la curiosidad de Juani, quien en cuestión de minutos ya había jalado a su confidente un poco lejos del otro, lo justo para que no los oyera.

——Ahora sí, decíme porqué están así, siempre están comiendo oreja y ahora…

——Jua, vos no entendés, llegué a la casa de Mati el finde y estaba con el profe de Matemática, ¿podés creer?—— susurró el más alto, haciendo ademanes con las manos.

——Sí, la verdad que sí, pero no pensé que fuera a ser tan pronto—— se sinceró, encogiéndose de hombros—— ¿Qué hacías en lo de Matu el finde?—— agregó y vio como tragaba en seco.

——Nada, es que me había olvidado la campera.

——¿Y cómo entraste? Matías no te abriría si estaba con Enzo y que yo sepa no tenés llave.

Con los nervios a flor de piel, su excusa se despintaba de a poco con el interrogatorio del ojiazul, quién le clavaba su mirada de sospecha.

——Te cogés a Esteban, ¿no?—— su expresión pasó a una de seriedad total.

——¡No, cualquiera!

——Cómo que no si el otro día que nos quedamos a dormir yo escuché aplausos y no los de feliz cumple, parecían más de feliz cum—— rió, codeándolo.

——¡Mentira, Juani! No cogimos, sólo me fui a dormir con él.

——Ah, ¿entonces sí dormiste con él? ¿Son novios?

——¡Que no!—— bufó.

——A mí no me engañás, gil.

——¿Y qué si sí? Vos te garchás al amigo de Esteban y nadie te dice nada.

El Caruso se calló en seco, poniendo expresión de desconcierto total. Eso era cierto, sí, ¿pero cómo se había enterado Blas? Él no era capaz de divulgar algo así ni en cien años. Nunca tuvo una relación seria, le bastaba con verse una vez con algún desconocido y desaparecerse de su vida de golpe. Ahora estaba enamorado como nunca desde su adolescencia y por primera vez se había encamado con alguien más de una vez. No habló de esto con sus amigos, no quiso admitir que lo que sentía por ese chico era más que calentura y que se le complicaba pasar más de veinte minutos sin pensar en él.

Porque claro, ¿quién no caería rendido? Era atento, cariñoso, exclusivo y tenía los ojos más cautivantes que Juani había visto jamás. Era mayor, unos seis años aproximadamente. Lo conoció una noche que llegó junto a Blas —obvio— a la casa de Matías. Era tarde, alrededor de las doce, había sido un día pesado en la facultad en el que el Recalt faltó por un resfriado y, al estar agotados por la “explotación académica” le rogaron que los recibiera en su hogar. Allí estaban Esteban y su mejor amigo, quién lo atrajo en un instante.

En un momento dado, cuando se distrajo la mayoría, el rizado se acercó sin pensar demasiado en las consecuencias, le coqueteó y cuando los anfitriones quisieron darse cuenta, sus invitados a excepción del azabache faltaban en la sala.

——¿Vos cómo sabés eso?—— interrogó de inmediato, tomando su brazo sin demasiada fuerza.

——Le contó a Kuku, ¿por qué no me lo dijiste? Me tuve que enterar por él.

Rodando los ojos, el otro no respondió, pensando en qué decir sin soltar demasiada información. No pensó que algo tan simple como ocultar un ligue que ni siquiera era fijo podía representar un motivo de discusión.

——Vos no me contaste lo de tu novio, acá somos todos tramposos, no me podés reclamar.

——No es lo mismo, les pensaba contar cuando supiera que era oficial…—— se veía la culpa en sus ojos y bajó la cabeza.

——Sí pero nos mentiste cuando te preguntamos si tenías algo con alguien, yo les pude haber ocultado pero no les mentí.

Suspirando, cesaron la disputa cuando el menor del trío se acercó a sentarse a su lado. No habían tomado en cuenta el tiempo que estuvieron lejos y Matías comenzaba a sentirse excluido de a poco en esos últimos días.

Ese día casi no cruzaron palabras, todos estaban resentidos y era mutuo. Durante las clases no hubo nadie en el salón que hiciera ruido, ellos eran los más bulliciosos y guardaron silencio toda la jornada, causando que cualquier lápiz que cayera hiciera eco.

Cuando el timbre sonó, los tres se dispersaron por su propia cuenta. El aula se vació mientras Matías guardaba sus cosas con pereza. La hora de Matemática había terminado hace unos minutos y hace un rato se había cambiado a la parte de frente de las gradas.

——¿Te peleaste con tu grupito?

Lo que menos le hacía falta habló frente a él, haciendo que levante la mirada. Ahora que estaban solos, Enzo se había tomado la confianza de acercársele con libertad.

——No sé qué les pasa, hasta entre ellos están peleados—— se sinceró, suspirando. No le importaba con quién se desahogaba, sólo quería ser escuchado.

——¿Qué triste, no?—— el más alto apoyó la mano en la madera del escritorio—— A qué no adivinás quien me escribió hoy.

El menor se encogió de hombros con desdén, terminando de cerrar el bolsillo más grande de su mochila.

——Malena me invitó a ir a su casa esta noche, ¿a vos no?—— por primera vez en la conversación, el castaño prestó atención de verdad.

Recapituló los mensajes que se habían enviado esa mañana, su memoria no estaba funcionando del todo bien apartir de los acontecimientos tan repentinos.

——Sí… ¿y vos para qué sos útil allá?

——No me podés decir que ya te olvidaste, nene.

Algo hizo click en su mente, y recordó la plática concisa que tuvo con su novia hace unos días, la cual involucraba a su profesor. Realmente le dolía el interés de Malena en el hombre, algo le decía que en el momento en el que viera su cuerpo desnudo, lo abandonaría y se iría con él.

——¿Vos posta querés cogerte a mi novia? No me hagás esto, me vas a cagar la relación.

——Te quiero coger a vos.

El castaño resopló, peinándose con una mano. Sin duda el comentario lo había sobresaltado y por lo explícito de la frase su cara parecía un tomate.

——Por favor, no te metas con ella.

——Estoy dispuesto, no es que me guste tanto—— el alma del más bajo volvió a su cuerpo—— No te va a salir gratis.

——¿Qué querés a cambio?—— era una pregunta peligrosa para hacer en un contexto como ese.

——¿Qué más?—— ironizó.

Sacándose la mochila que acababa de ponerse, Matías se resignó y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, uniendo sus labios con torpeza. No tenía ganas de pasar toda la mañana metido allí, mientras más rápido cumpliera su parte, mejor. Las manos del Vogrincic pasaron a su cadera, al más joven se le hacía complicado seguirle al ritmo, y terminó empujándolo para zafarse y recuperar el aliento.

——Te iba a pedir un café solamente, pero me salió mejor—— sonrió y Matías se encolerizó.

——Sos un pajero, viejo bufarra.

——Nos vemos esta noche, entonces.

Pero él tenía que evitar eso.

𝐎𝐋𝐃𝐄𝐑, matíasxenzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora