La nieve llega tan de repente que salgo de casa bajo un cielo gris y antes de media hora camino ante un castillo que parece la decoración de una tarta cubierta de azúcar glass.
Avanzo con una sonrisa por la calzada, sosteniendo una sombrilla que me resguarda un poco de mojarme y tratando de no hundirme entre el suelo amortiguado de nieve.
Me cubro la nariz con la bufanda roja y camino directamente hacia la entrada. Para mi sorpresa, no es Richie quien abre la puerta de la estancia, sino el padre de Rebecca.— ¿Está todo bien? — le pregunto.
Él cierra la puerta de la habitación de Becky me mira. Yo vuelvo a preguntar.
— ¿Dónde está Richie?
— Tiene la mañana libre. Camila tuvo que ir a Londres ¿Estarás bien?
Le doy una sonrisa.
— Sí.
— Llámame al celular si me necesitas.
Steven se marcha y me quedo sola. Despacio, abro la puerta de la habitación y asomo la cabeza. El cuarto está casi en penumbras, solo puedo distinguir la figura de Rebecca con los hombros apenas descubiertos y el resto del cuerpo bajo su grueso edredón gris.
— ¿Necesitas algo? — le pregunto.
Ella apenas parpadea y con una voz ronca y suave me pido que le ayude a cambiar de postura. A veces es difícil recordar que no puede voltearse por sí misma.
— Reacomoda las almohadas. Necesito estar un poco más arriba.
Me quito la bufanda y el gorro y dejo la sombrilla a un lado. Estoy más cómoda en el vestido con mangas. Despacio voy acercándome hasta la cama y no puedo fingir que no es raro verle de esa manera.
— Pasa los brazos bajo los míos, agárrate las manos detrás de mi espalda y tira hacia ti. Mantén el trasero en la cama y así no te harás daño en la espalda.
El corazón se me agita y puedo sentirme nerviosa nuevamente cuando me veo en la obligación de tirar el edredón hacia abajo y revelar su cuerpo cubierto solo por una camiseta blanca. La sujeto como me lo pide, su aroma corporal femenino mezclado con la suavidad de su piel me descolocan por un segundo. No es desagradable, más bien, se siente íntimo.
Cuando pienso que la tengo bien agarrada, la muevo como me lo pide y puedo escucharla jadear contra mi oreja.— Santo cielo — dice y yo me asusto.
— ¿Qué ocurre?
Casi que le dejo caer, pero ella no lo permite.
— Tienes las manos heladas.
— Lo siento — le digo.
Un calor inmenso emana de su cuerpo, casi como si hubiese estado bajo un sol abrasador por mucho tiempo. Gruñe un poco cuando la apoyo contra la almohada, e intento que mis
movimientos sean tan lentos y delicados como me es posible. Rebecca se deja hacer. Es un poco más corpulenta de lo que imaginé. Tiene hombros anchos y un torso estrecho pero definido. Pesa un poco, pero no demasiado, por lo que no me es tan difícil moverla.— ¿Estás bien?
— He tenido días mejores — me dice.
— ¿Necesitas un calmante?
— Sí.
Voy en busca de la carpeta y leo con cuidado lo que puedo darle. Paracetamol quizá. Ella lo recibe y le ayudo a beber de su taza. Luego una vez más acomodo su cabeza contra las almohadas y me quedo mirándole cerrar los ojos y respirar muy despacio.
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❝𝒀𝑶 𝑨𝑵𝑻𝑬𝑺 𝑫𝑬 𝑻𝑰❞
Romance𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 ┆━ La vida de Sarocha Clark, una chica alegre y alocada, que va empalmando un trabajo con otro para ayudar a su familia a subsistir, cambia por completo cuando comienza a trabajar como cuidadora de una joven millonaria, quien qu...