La primavera llega de un día a otro, como si el invierno, al igual que un invitado no bienvenido, de repente hubiera decidido ponerse el abrigo y desaparecer sin decir adiós. Todo se volvió más verde, el sol comenzó a bañar las calles y las flores desprendieron su aroma.
Aunque yo, no fui capaz de disfrutar de eso.
Pasé la noche anterior en casa de Kade. Era la primera vez que la veía después de una semana debido a su apretada agenda y la mía. Pensé que podríamos hacerlo como antes, una noche para beber algo, hablar y luego pasar un tiempo juntas en la cama, pero después de que ella tomara un baño de cuarenta minutos, con sales, decidió que estaba demasiado cansada para cualquier cosa que yo quisiera insinuarle. Acaricié su espalda y besé sus hombros en un vago intento de seducirle, pero ella solo me quitó de encima como si yo le quemara.
Recuerdo cuando conocí a Kade, mucho antes de trabajar con Frank. Ella trabajaba en ventas y solía ser una mujer normal. Kade tiene un pelo largo y lacio, es guapa, pero no destaca demasiado. Eso me gustaba de ella, su sentido del humor, pasar las noches juntas. Solíamos tener una relación bastante apasionada, en las que yo me acurrucaba contra su cuerpo y pasaba horas y horas sintiendo el calor de su piel.
Pero ahora, que se convirtió en la mujer maratón todo eso acabó. No más cerveza, no más descanso, no más intimidad. Mientras su cuerpo se tornea y sus músculos se vuelven jodidamente fuertes, parece que mi cuerpo comienza a interesarle menos. A veces creo que ya no me desea, pero ella siempre me dice que soy hermosa y me prefiere por sobre todas las mujeres atléticas con las que sale a correr.
No soy alguien obsesa con el sexo, mucho menos una mujer que lo pida, pero llevamos tanto tiempo en frío que comienzo a sentir que la única llama que yo tenía se está apagando. Y a su vez, comienzo a cuestionar mucho mi atractivo.
Estoy pensando en todo eso cuando Camila Armstrong nos pide a Becky y a mi salir. Yo abro las puertas para Rebecca y ella se mantiene en el camino empedrado. Afuera el jardín está precioso, florecido y con la temperatura mucho más cálida. Por lo que solo llevo un cárdigan.
Avanzamos hasta que encuentro una tapia de piedra baja en la que puedo sentarme. Rebecca pone su freno y se queda frente a mí.
— ¿Qué te pasa?
—¿Qué quieres decir?
—Estás muy callada.
—Dijiste que querías que hablara menos.
—No tanto. Me estás asustando.
—Estoy bien — digo.
— ¿Problemas con tu novia la mujer maratón?
Ah. Ella está mirándome con ese destello burlón.
— Bien ¿qué quieres saber?
— ¿Cuánto tiempo llevan juntas?
— Algo más de seis años.
Rebecca parece sorprendida.
— Es mucho tiempo.
—Sí — digo —. Bueno.
— ¿Y tú? ¿Qué hay de Charlotte?
Rebecca me mira por un tiempo y entonces me devuelve la pregunta.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Cómo era ella? Es decir, antes de que viniera a verte...
Ella parece pensarlo un momento y tengo el impulso de disculparme por estar entrometiéndome en un tema que no se considera muy ameno para platicar. Pero entonces ella habla, sin un tono mordaz o amargo.
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❝𝒀𝑶 𝑨𝑵𝑻𝑬𝑺 𝑫𝑬 𝑻𝑰❞
Romansa𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 ┆━ La vida de Sarocha Clark, una chica alegre y alocada, que va empalmando un trabajo con otro para ayudar a su familia a subsistir, cambia por completo cuando comienza a trabajar como cuidadora de una joven millonaria, quien qu...