ᴏᴊᴏꜱ ᴠɪᴏʟᴇᴛᴀꜱ

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Cuando Wang Zhèng tenía 12 años, conoció el color de ojos más hermoso atarían su alma. 

Darle a su madre el cariño y el apoyo que necesitaba para salir adelante era su principal razón para despertarse todos los días con mejor humor. Ella jamás permitió que Gao Zichu lo tocara, por lo que sabía que su misión era darle la felicidad entera.

—Si de verdad no tienen a dónde ir o qué hacer, pueden quedarse con nosotros. La casa es muy grande para Nikola y para mí, y todavía hay que pagarla. Si pueden ayudarnos con eso, con gusto pueden quedarse.

Nikola y Zhèng celebraron con emoción y un abrazo fraternal que Yan aceptara la ayuda, por lo que ni tarde ni perezosos, los niños comenzaron a acomodar sus cosas en sus respectivas habitaciones; Primero fueron las de Wang al poseer pocas pertenencias, y luego Horvat con sus grandes y pesados libros.

—¿Es costumbre occidental ayudar a extraños en situaciones así? —le preguntó Zhèng, ayudándolo a tender su cama.

—Ya no somos extraños, Zhèng. Y no, no es costumbre, en realidad, la delincuencia está cada vez más desmedida, así que suelen ser más desconfiados con los extranjeros, pero...

Nikola palmeó su hombro, mostrando la sonrisa más pura y brillante de todo su repertorio, levantando el pulgar después de eso.

—Somos amigos. Es de lo que hablaba en el restaurante, que a pesar de ser simples extraños, es curioso cómo podemos confiar ciegamente en el otro.

—Quizá somos almas gemelas. —Zhèng respondió con admiración—. Ya sabes, almas que estaban destinadas a conocerse. ¡Yo sé que sí!

—¡Eso es una opción! Vamos a tomarla. —su sonrisa confiada mostraba la alegría de su corazón—. ¿Lo ves? ¿Cómo no podría ayudar a mi alma gemela? ¡A partir de ahora, vamos a ser inseparables!

¡Hâo!

La inocencia de un infante es pureza que debe mantenerse intacta.

Cuando los niños terminaron de tender la gran cama, se subieron a ella y miraron el techo. Aunque la habitación de Nikola no es tan grande, era lo suficiente para albergar sus sueños y esperanzas de un futuro.

—Por cierro, Niko. —Zhèng lo llamó, usando sus brazos como almohadas—. ¿Cómo aprendiste mandarín?

—Hm... No estoy seguro. En realidad, lo aprendí muy fácil. —respondió él, imitando a su nuevo amigo, sus brazos apenas se tocaron—. Las palabras se me quedaban luego de oírlas y aprender su significado. Quizá en mi otra vida, fui chino.

—¡Deberías enseñarme croata, o inglés! —respondió el pequeño asiático con emoción—. Así podríamos hablar más fácil. Apuesto a que yo también tengo la habilidad de aprender rápido. ¿Qué te parece?

¡Dobro!

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Wang Yan comenzó a trabajar de mesera en un gran restaurante de comida china en Nueva York al dominar perfectamente el idioma. Para alguien que había organizado la agenda de uno de los hombres más poderosos de China, no estaba plena con su labor, sabiendo que cualquier trabajo era honrado.

Comenzó a llevar a Zhèng al trabajo al tener el permiso de la dueña, una mujer que entendía lo que era escapar de un pasado lleno de violencia. Era normal que gente que aún no cumplía sus sueños, se viera involucrada en ambientes como aquel, por lo que Zhèng encontró a un maestro de preparatoria como lavaloza, quien comenzaría nuevamente a darle clases mientras se acoplaban a su nueva vida en Nueva York. De la misma manera, Dane llevaba a Nikola a su trabajo, al tiempo en que su papeleo para la escuela quedaba oficializado y dispuesto a comenzar el nuevo ciclo escolar.

˚✧·𝐀𝐧𝐬𝐢𝐚𝐝𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚 ·✧˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora