『II』

193 12 167
                                    

De la misma manera en que a Qin Shi Huang le ocurrió, Nikola no se ve muy contento por vivir a cuestas del panteón nórdico temporalmente, quizá por ese sentimiento de no poder hablar de sus gustos con comodidad, así que el emperador le propone la creación de un hogar como lo hicieron con Kojiro y sus demás hermanos y el científico acepta declarando que no esperaba nada ostentoso ni grande, mucho menos en un lugar tan llamativo. Thor, quien había estado ayudándolos desde el fin del Ragnarok, fue el pilar para la creación de su hogar propio en una de las aldeas de dioses más bajos de categoría. Pueden pasar como una aldea humana cualquiera, le explicó, y a Nikola le fascinó la idea.

Tras unos días más, Hades vuelve a convocarlos para una junta general, con el propósito de formalizar la idea aceptada por los dioses. Qin tenía que aprovechar ese momento sobre cualquier otro para poder conversar, la determinación corriendo por sus venas llenas de sangre le levantan el ánimo suficiente para conquistar mundos.

Qin y Nikola han estado pasando mucho tiempo juntos, por lo que no era extraño que ambos llegasen al mismo tiempo a la sala del concejo del Valhalla, esquivando un portazo fiero proveniente desde el interior, Nikola lo esquiva a tropezones, mientras Qin hace con una gracia elegante. Poseidón es quien sale de la sala, ignorando a los dos Einherjar que pudo haber golpeado con la puerta en su arrebato, ni siquiera parecía haberse dado cuenta de su presencia.

Poseidón se marcha entre pisadas fieras y escandalosas, ofendiendo a la raza humana como era parte de su sangre con un tono de voz que cualquiera podría percibir con un mínimo de esfuerzo, probablemente ya había escuchado el nuevo tratado.

—Parece que morir no le afectó en nada. —Qin bufó llevándose la mano a la cintura para luego mirar a Nikola—. Sé que tienes intención de llevarte bien con todos aquí, pero Poseidón es un caso perdido. He oído que ese tipo te mataría sólo por existir cerca de él.

Sólo eran rumores, pero luego de haber visto su reacción mediante Michel, se los creía completamente.

—¿Nikola?

Qin se cuestiona del extraño silencio que Nikola parece aguantar en su cuerpo. Sus ojos esmeraldas están enfocados en la espalda de un Poseidón que se marcha sin mirar a nadie con un porte furioso al igual que un maremoto. Sus labios se abren ligeramente, emitiendo una sonrisa suave que ignora y responde al llamado de Qin.

—Está bien, no me acercaré. Sé que le damos asco. —rió Nikola para entrar al recinto—. Vamos.

Qin está confundido e intrigado por lo que pasaba en la mente de Nikola, pero debía ser algo que sólo los científicos entendían, por lo que lo dejó pasar y enfocarse en su ingreso al cuarto.

Hermes, uno de los tantos hijos de Zeus, le entrega a cada Einherjar un duplicado del contrato en forma de rollo que ambos deciden estirar para leerlo. Por supuesto, Qin tiene problemas para poder hacerlo por completo y con comodidad, por lo que Nikola decide utilizar su papel para tener la capacidad de entender sus letras a fin de los dos.

—Viene perfectamente desglosado. —dijo Nikola con asombro siguiendo la lectura con la mirada—. Incluso vienen los diferentes castigos que se impondrán en caso de romper el acuerdo, en beneficio del afectado.

—Desde un tributo monetario representado de cualquier forma. —Qin se le pegó más para leer—. Hasta el destierro al mundo humano privado de habilidades divinas.

—Diría que me parece exagerada esa parte, pero conociendo a algunos dioses...

—Mira, ahí viene el apartado de nuestros obsequios. —Qin señaló aquella parte con la punta de su Zhijiatao—. Dice que Afrodita y Apolo se harán cargo de mi guardarropa.

˚✧·𝐀𝐧𝐬𝐢𝐚𝐝𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚 ·✧˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora