𝐜𝐞𝐫𝐨

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–Este vestido me pica, mami–La pequeña Alessia le decía a su madre que se encontraba preparándola para ir a la cena de la empresa de su padre.

–Pero Ale, te ves muy bonita, ¿no te gusta?–Preguntó su madre mientras le colocaba un moño color rosa en la media coleta.

La niña se veía en el enorme espejo que sus padres tenían en su baño, su madre le había comprado un lindo vestido rosa lleno de destellos, se sentía como una princesa, aunque esto no evitaba sentir una picazón en su torso gracias a la tela de la que estaba hecho el vestido.

–Si me gusta, mami–dejó de verse en el espejo y volteó a ver a su madre que la miraba con una sonrisa.–¿Habrá niñas en la cena?

La más pequeña de la familia Vogrincic realizaba esta pregunta cada que sus padres le dejaban saber que se acercaba una cena importante por los tratos que realizaba su padre en la empresa familiar, y siempre recibía la misma respuesta.

–No cariño, no habrá niñas de tu edad en la cena del día de hoy.–Le respondió su madre mientras acariciaba su mejilla.

Como respuesta, la señora Celia recibió un pequeño suspiro de su hija, la cual esperaba que esta vez la respuesta de su madre cambiara.

La pequeña Alessia con nueve años ya había estado presente en más de cuarenta cenas importantes de su padre, no mostraba quejas, sabía que los negocios de su padre es lo que permitía que ella tuviera una buena vida.

–¿Están listas las mujeres de la casa?–El señor Vogrincic preguntó entrando a la habitación.

La señora Celia abre la puerta permitiendo que el señor Vogrincic viera a su pequeña hija, una enorme sonrisa apareció en el rostro del hombre.

–¿Esa niña tan bonita es mi hija?–Preguntó el señor Vogrincic de manera retórica.

Una sonrisa tímida apareció en el rostro de la pequeña, quien se sentía halagada por el comentario de su padre. Aunque no era la primera vez que la veía vestida de esa manera, no pudo evitar sentirse orgulloso de su pequeña princesa.

–Estás hermosa, cariño. Te ves como una verdadera princesa –dijo el señor Vogrincic mientras se acercaba y le daba un beso en la mejilla.

Alessia se sonrojó y bajó tímidamente la mirada, sintiéndose un poco incómoda por todos los halagos. Sin embargo, el amor y la alegría que irradiaba su padre la hacía sentir especial y querida. Era uno de los momentos más felices para ella.

–¿Papi, de verdad no harán niñas de mi edad?–Alessia preguntó con la esperanza de que su padre le diera una respuesta diferente a la que su madre le ofreció hace unos minutos en el baño.

Antes de poder responderle a su pequeña hija, apareció su hijo mayor vestido con un traje negro.

–Ali, no hace falta que vayan niñas para que la pases bien, me tienes a mí.–Enzo respondió por su padre, tratando de reconfortar a su hermana menor.

–Además, les tengo que decir que mi nuevo socio tiene un hijo de la edad de Enzo.–El padre de los niños habló llamando su atención.

Las miradas de Alessia y Enzo se encontraron, llenas de curiosidad. Era raro que su padre mencionara algo así, especialmente en una cena de negocios.

–¿De verdad, papá? ¿Podremos jugar juntos? –preguntó Alessia emocionada.

–Bueno, eso depende de si al chico le gustaría. Tal vez puedan hacer una nueva amistad esta noche –respondió su padre con una sonrisa.

La emoción se apoderó de Alessia y Enzo. Ambos estaban acostumbrados a estar en eventos de adultos, y tener la oportunidad de jugar con alguien, además de su hermano era emocionante.

𝐁𝐫𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐁𝐞𝐬𝐭 𝐅𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 | 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐊𝐮𝐤𝐮𝐫𝐢𝐳𝐜𝐤𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora