𝐁𝐫𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐁𝐞𝐬𝐭 𝐅𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 | 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐊𝐮𝐤𝐮𝐫𝐢𝐳𝐜𝐤𝐚

𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

La brisa en mi cabello era una de mis cosas favoritas, no sé cómo explicar los sentimientos que esta playa y esta casa me generan.

El sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla, la arena suave bajo mis pies y el aroma a sal en el aire, me hacen sentir en paz y en completa armonía con el entorno.

—Por favor vamos a la playa, ¿sí?—Les insisto por milésima vez.

—Ale, aún tenemos que acomodar nuestras cosas, y con tú con esa maletota probablemente te tome toda la tarde.—Dijo Enzo, probablemente ya cansado de mis súplicas.

—Lo hacemos en la noche, ¿sí? Tengo muchas ganas de estar en la arena.

—Lessie, yo te ayudo a subir tu maleta y pones tu ropa en tus cajones, tan solo nos tomará medía hora y luego podremos ir a comprar lo necesario para nuestra estancia, vale?—Kuku me miraba mientras hablaba y juro que me es imposible decirle que no. Lessie, yo te ayudo a subir tu maleta y pones tu ropa en tus cajones, tan solo nos tomará medía hora y luego podremos ir a comprar lo necesario para nuestra estancia, ¿Te parece bien?—Kuku me miraba mientras hablaba y juro que me es imposible decirle que no.

Suelto un suspiro.—Vale, pero rápido que no puedo esperar para meterme al mar.—Respondo para comenzar a subir rápidamente las escaleras.

—No me parece justo que te haga más caso a ti que a mí.—Escucho la voz de Enzo que iba dirigida a Esteban.

—Es el efecto Esteban en Lessie, no seas envidioso.—Responde para después soltar una risa y seguirme escaleras arriba.

—¡Es mi hermana!

—Y yo el amor de su vida.

—No digas eso, es mi hermana y hay límites, Esteban.—El tono de voz de Enzo ahora era serio.

¿Soy una chismosa por escuchar una conversación a la que no fui invitada? No

Ellos están hablando de mí, así que me incumbe.

—Solo estoy bromeando, Enzo, sabes que nunca estaría con Lessie, es la hermana que nunca tuve.—Auch.

Entro a mi habitación la cual se ve extremadamente ordenada, justo como la dejé, el comentario de Esteban aunque no haya sido con mala intención, la verdad es que me dolió un poco, pero intento no darle mucha importancia. Hago un rápido recorrido por la habitación, recordando todos los momentos que he vivido aquí, las risas, las conversaciones, las confesiones y también los momentos difíciles.

—Aquí está tu maleta, Lessie.—Esteban entra a mi habitación y yo sonrío como si no hubiera escuchado la respuesta que le dio a mi hermano hace unos minutos.

—Gracias, Kuku, bajaré en unos minutos.

—¿Todo bien, Lessie?—No.

—Si—Le sonrío—Todo bien, Kuku.

Esteban me mira detenidamente, como si pudiera leer mis pensamientos, pero decide no insistir y se marcha de la habitación. Me quedo sola, contemplando el recuerdo de todos los momentos felices que he vivido en esta casa y en esta playa.

Sin embargo, una inquietud comienza a crecer dentro de mí. ¿Qué pasará después de esta estancia? ¿Qué ocurrirá cuando nos marchemos de aquí, lejos de esta paz y armonía? Me pregunto si podré llevar todo esto conmigo. Sí podré llevar los recuerdos, las risas y los instantes de felicidad en mi corazón.

Termino de acomodar mi ropa en los cajones y bajo rápidamente las escaleras. Encuentro a Enzo y Esteban esperándome en la sala, listos para salir.

Salimos de la casa y caminamos por la playa hacia el centro del pueblo, donde se encuentran las tiendas y los mercados. El sol está brillante y el ambiente es animado, con las personas disfrutando del verano. Me siento alegre y emocionada por lo que nos depara esta escapada familiar.