Neuvillette, un joven modelo, fue contratado en una marca de ropa muy famosa y cara del momento. Esta cadena de indumentaria es dirigida por Wriothesley, él mismo confecciona los atuendos que visten sus modelos para después lanzarlos al mercado.
Un chico albino con algunos mechones azules se encontraba por las calles lujosas de Fontaine con su maleta de camino hacia su primera entrevista de trabajo como modelo. Su ropa no era la gran cosa, llevaba una camisa blanca con un chaleco negro arriba y abajo unos pantalones negros con unos zapatos negros y para complementar se veía tranquilo, admirando la ciudad lo cual dibujaba una amigable imágen de este.
Cuando llegó a la puerta del lugar lo recibió una mujer de cabello morado oscuro medio recogido, llevaba una camisa blanca con una corbata, una falda negra que le llegaba un poco por encima de las rodillas con unos tacos de igual color. Cuando la chica se adentró en el edificio sin ninguna palabra era una señal para que el modelo la siguiera adentro. El camino hacia la oficina del dueño de la empresa era puro silencio, solo se escuchaban los tacones de la señorita y las botas del albino.
─ Adentro de estas puertas lo estará esperando el Señor Wriothesley.
Luego de decir eso el chico asintió y la mujer se fue de nuevo a la recepción.
En el silencio que inundaba el pasillo se escuchó un "adelante" dentro de la habitación dejando el paso al albino. Al entrar se encontró a un hombre de cabello azabache, traje negro con algunos tonos rojos, una cinta medidora en el cuello y unas botas muy altas que le llegaban a la rodilla.
─ Señor Neuvilette, es un gusto tenerlo aquí, soy Wriothesley, dueño de la marca.
─ Un gusto Señor Wriothesley, me esforzaré en satisfacerlo en mi trabajo.
Luego de los saludos y presentaciones Wriothesley empezó a leer los papeles con información de Neuvilette que estaban regados por su escritorio y hacerle preguntas.
Después de revisar papeles y hablar, empezó a darle un tour al albino por el edificio. Empezaron por el estudio de costura del azabache, había telas, hilos, agujas y papeles por todos lados, no estaba muy ordenado, rápidamente pasaron a la sala de estar donde se encontraban un par de chicos que al verlos los saludaron levantando la mano y sonriendo recibiendo el mismo saludo de los contrarios. Llegaron a la cocina, era amplia y lujosa, contaba con un comedor también que su mesa era bastante larga y bien adornada. Cuando por fin llegaron al sector de habitaciones, Wriothesley le entregó una llave a Neuvillette y lo guió hasta la última puerta del pasillo, la cual sería su habitación.
─ Dejaré instalarte, si necesitas algo o tienes dudas puedes preguntarle a los modelos o a mi asistente Clorinde.
Neuvillette quedó solo en esa lujosa habitación mirando cada detalle de esta hasta llegar a su nueva cama y recostarse agotado, tomaría una siesta, luego acomodaría sus cosas.
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