Capítulo 22: Dejar ir para sanar

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Harry Clayton

Después de que Justin hizo tal desastre enfrente de Cami, entré a la cocina y seguí haciendo el desayuno.

– ¡Buenos días, cariño!- dijo Meli mientras soltaba un pequeño bostezo.

– ¿Cómo estás, mi pequeña dormilona?- dije yo mientras rodeada su cintura con mis brazos para después juntar mis labios con los suyos.

– ¿Quien vino tan temprano? Hubo bastante escandalo- dijo ella acomodando mi cabello que estaba bastante despeinado.

– Un viejo amigo, nada más- dije girando en mi eje para servir el desayuno - Tus favoritos - y le entregué un plato con pan tostado, untado con mantequilla y mermelada de fresa. Al final de todo, preferí no hacer los sándwiches.

Meli solo sonrió y me dio un beso en la mejilla y se sentó en la mesa. Serví dos tazas de café y lleve dos platos más a la mesa para que Cami también desayunara y un vaso de leche para ella.

– ¡Cami, a desayunar!- grité en dirección hacia el piso de arriba ya que supuse que seguiría en su cuarto.

Me senté en la mesa y justo cuando le iba a dar el primer mordisco al delicioso pan que tenía enfrente, sonó el timbre. Solo pude pensar en el gran lío que me formó Justin por la mañana que realmente no tenía ganas de abrir la puerta pero si no lo hacía yo, igual lo iba a hacer Meli o Cami se asomaría indiscretamente por la ventana.

Me quedé tan profundo en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta cuando Cami llegó corriendo desde la puerta de entrada.

– ¡Mami! Es el chico del supermercado, ¿Puedo invitarlo a jugar conmigo? – dijo Cami dando brinquitos en su lugar mientras sonreía ampliamente.

Mis ojos de abrieron de par en par y mi mano soltó el pan, haciendo que callera hacia abajo, causando que la mermelada se pegará al plato e incluso que se trozara un poco.

– ¡Ay, papi! Tu plato se robó la mermelada de tu pan –dijo mientras sonreía a la vez que señalaba el plato lleno de mermelada de fresa.

Melanie solo me miró de forma sería y con cara de querer explicaciones pero realmente yo no sabía qué hacía aquí y tampoco sabía que decir en ese mismo instante. Mi cerebro estaba en blanco, no podía pensar con claridad.

–¿No piensas recibir al amiguito del supermercado?– dijo Melanie con una voz poco amigable.

–Ya voy– le respondí de la misma manera y me levanté en dirección a la puerta pero ni siquiera me dio tiempo de acercarme cuando Camila ya la había abierto.

– ¡Hola, pequeña! ¿Cómo estás?– dijo Ángel dándole un abrazo a Cami ya que ella misma se le echó encima. ¿En qué momento le agarro confianza si se han visto solo una vez y en una situación desagradable?

–¡Ey, Cami!, no lo agobies, ve a desayunar.

–Pero él va a jugar conmigo ¿O no?– dijo mientras jalaba la sudadera de Ángel y lo miraba.

–Primero hablara conmigo– dije mientras lo miraba de forma pesada y Ángel solo asentía con la cabeza.

Cami sonrió y se fue con su mamá a desayunar, Ángel la miró con una sonrisa a medias para después mirarme a mi con un gesto completamente diferente. Su cara me demostraba dolor, estaba despeinado, con los ojos lagrimeando y más a parte estaban muy hinchados.

–¿Podemos hablar?– dijo el mirando al piso.

–¿Cómo supiste en donde vivía?– dijo extrañado, el único que lo sabía al parecer era Justin, probablemente fue por él.

Un Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora