33| Un perdón que se siente

1.4K 119 98
                                    

Me quedo unos segundos esperando hasta que escucho unos pasos acercándose a la puerta, y cuando se abre, veo a Juhlia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me quedo unos segundos esperando hasta que escucho unos pasos acercándose a la puerta, y cuando se abre, veo a Juhlia. Tiene el pelo rizado en un moño y está en pijama.

—¿Emma? —pregunta, con emoción y confusión en su voz—. ¿Qué hacés acá?

Pijama y para nada arreglada. ¿Ella se está quedando con él?

Intento mantener la compostura, aunque es algo vergonzoso. Le doy un vistazo rápido a mis manos, y me encuentro con las flores, la botella de champaña, y una bolsita de analgésicos con algunas otras cosas.

Puta madre, las flores me delatan.

—Ah, hola Juhlia. Este... Bueno, solo quería... ¿Cómo está Luka?

Muerdo mi lengua y grito de vergüenza para mis adentros. Genial Emma, eres excelente para esto. Excelentemente estúpida.

La chica frente a mí arquea una ceja, evaluándome con cierta sospecha y una sonrisa sugerente.

—No sabía que te importaba tanto mi hermano.

Parpadeo rápidamente.

Es que ya nos descubrieron. Tonta que eres.

—Bueno, ya sabes, compañerismo —contesto, soltando una risilla nerviosa, y siento ganas de tirar por un precipicio la voz de mi cabeza.

—Claro... ¿Y la champaña para qué?

Trago saliva ante la mirada inquisitiva de la castaña. Genial, esto parece un interrogatorio, como si hubiese robado un local o algo parecido.

—Bueno, es que... Pensé que podría estar pasándola mal con el dolor y todo, así que traje algo para ayudarlo a relajarse, pensar en otra cosa, ya sabes.

Intento sonreír, pero mi nerviosismo no coopera. Y Juhlia parece analizar mi respuesta brevemente, entonces su rostro se ilumina con una sonrisa.

—Entiendo... Bien, pasa. Luka está en su habitación —dice haciéndome un gesto para que la siga.

Respiro aliviada porque parece que no me va a preguntar nada más, y sigo a Juhlia por el pasillo hacia la habitación de Luka. Mis piernas tiemblan, me sudan las manos, y siento un calor abrumador en mis orejas.

Sin que Juhlia se percate, dejo las flores sobre el sofá. Es demasiado para mí, nunca es tarde para arrepentirme ¿o sí?

Al llegar a la puerta, la castaña golpea suavemente antes de abrir. La habitación está iluminada por la luz que entra de las grandes ventanas. Luka está recostado en la cama, con el pie vendado puesto sobre una almohada y su celular en mano.

—¿Quién era Juhl? —pregunta él, frunciendo el ceño hasta que sus ojos encuentran los míos.

—Sorpresa, hermanito. Emma vino para cuidarte, trajo cosas para animarte un poco —Juhlia me da un codazo juguetón y me sonríe—. Iré a arreglarme, tengo planeado ir a tomar fotos en la bahía. Y ahora que alguien más estará contigo puedo hacerlo. Nos vemos después, Lu.

Qué Asco El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora