III.

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Caelus se acercó hasta que sus piernas chocaron. Estaban sentados en la fría nieve de Belobog. Era cómodo. Aunque Dan Heng se estaba mojando la ropa, no dijo nada y solo miró a su compañero. Ellos se miraron a los ojos.

Dan Heng nunca había visto unos ojos más bonitos que aquellos. Sentía que reflejaban el alma de aquel chico, incluso si no estaban seguros de que fuese humano un cien por ciento. Dan Heng sintió que no le importaba, si podía estar junto a él.

El trazacaminos apoyó su cabeza en el hombro del chico de cabellos azabache procurando no utilizar mucha fuerza. Dan Heng no se inmutó, y ambos vieron desde lejos la ciudad rodeada de nieve. Todo parecía muy diminuto desde allá.

Dan Heng cerró los ojos en paz absoluta. Esto era mejor que un sueño. Era demasiado real.

Caelus giró su cabeza hasta poder ver la cara de su compañero, sin despegarse mucho de él. Tomó su brazo y lo abrazó con cariño. Dan Heng no era fan del contacto físico, pero si era Caelus, sabía que podía caer en una adicción muy peligrosa y fuerte. Y no le daba miedo en lo absoluto.

Volvieron a verse a los ojos.

Aquella mirada en el chico le indicaba millones de cosas, que Dan Heng no lograba comprender del todo. Pero no quería romper el silencio, que tan pacífico le era a fin de cuentas.

-No puedo quedarme aquí toda la vida, Dan Heng.- el mencionado abrió los ojos con sorpresa.

¿Qué…?

-¿Por qué no? – cuestionó preocupado, tomando las manos de su compañero.

Caelus se alejó, soltando sus manos con algo de brusquedad.

- ¿Cómo sabré qué sientes…si solo te dedicas a mirarme? – la mirada tierna y amorosa que en algún momento se le fue dirigida por aquellos ojos dorados ahora demostraba molestia y frialdad.

Dan Heng suplicaba que fuese una pesadilla.

-¿Cómo puedo estar seguro de que si te lo digo te quedarás conmigo? – trató de tomar su muñeca, pero él se alejó nuevamente, luego, se paró.

- ¿Y de qué sí estás seguro? – luego de dirigirle la última mirada, se fue por el camino abierto entre la nieve. Dan Heng no dudo en correr tras él, pero había una barrera muy grande entre sus mundos que no pudo atravesar. Y Caelus simplemente no quiso escucharlo más.


Se despertó agitado, y de golpe se sentó en su colchón. No solo estaba sudando, sino que sentía un gran dolor en el pecho.

“Fue un sueño…nada más.”

Se tapó la cara pasando su flequillo hacia atrás con pesadez.

Pronto sintió que golpeaban su puerta.

-¿Quién? – exclamó con voz temblorosa aún. Respiró hondo algunas veces y luego se paró para acercarse a la puerta.

- Caelus. – respondió la voz monótona detrás de la puerta, era incluso algo deprimente escuchar su voz, pero para Dan Heng solo era relajante. Y logró que se calmara al instante.

En cuanto abrió, Caelus saludó con la mano y lo miró de arriba abajo. Parecía sorprendido y algo preocupado, Dan Heng suspiró y le permitió pasar.

-Himeko me mandó a despertarte, ya está el desayuno, si te quieres unir…- explicó sencillamente. Dan Heng asintió.

- Ya mismo voy, solo debo darme una ducha rápida. – Caelus soltó un “mhm” y se dirigió a la puerta. – Caelus. – llamó, el mencionado volteó. -…ah…buenos días. –

-Buenos días, Dan Heng. – sonrió levemente el chico, dándole una cálida mirada.

Cuando se fue, Dan Heng se golpeó la frente. “¿Qué clase de estupidez fue esa?” y sin más se metió a bañar.

Cuando acabó su principal rutina, se acercó a la mesa con el desayuno, dónde la mayoría hablaba animadamente. Dan Heng se sorprendió de que ninguno hubiese acabado. De hecho, ninguno comía nada.

-¿Por qué no comieron aún? – cuestionó mirando a Himeko y Siete de Marzo, mientras corría la silla y se sentaba. Caelus lo miró atento, aunque trataba de fingir mirando su plato de vez en cuando.

- Caelus dijo que hasta que no llegarás nadie comería, y parecía tan molesto que nadie se atrevió a comer. – explicó Welt. Himeko y Siete de Marzo lo miraron. – yo no…solo…creí que sería educado esperarte. – dijo girando la cabeza.

- Sí claro…la verdad es que también se asustó porque Caelus amenazó con traer a Pom-Pom. – comentó Siete de Marzo cruzada de brazos. Dan Heng miró al mencionado, él estaba “concentrado” en su plato. Pero no le dijo nada, le parecía tierno.

En todo el desayuno, solo algún intercambio de miradas se pudo dar, pero en el medio, muchas charlas animadas y divertidas eran protagonistas.

Cuando acabaron, Dan Heng vio al trazacaminos levantarse, dispuesto a irse por sus encargos.

Himeko golpeó su brazo con su codo y señaló con la cabeza a Caelus, que parecía esperar algo, pero no quería pedirlo en voz alta.

Dan Heng se paró y caminó hasta él. Caelus lo miró atento.

-Ah…esto...- tragó saliva. - ¿Puedo acompañarte? – el trazacaminos abrió los ojos un poco grandes, no era eso lo que estaba buscando, sino una simple despedida y un “Buena suerte” de parte de su amigo, pero aquella sorpresa no le disgustaba.

Él asintió, y Dan Heng fue a buscar algunas cosas a su habitación, luego se dirigieron a el Luofu de Xianzhou.

-¿Ya no tienes encargos en Belobog? – cuestionó. El trazacaminos negó con la cabeza.

- No últimamente. – agregó.

El día fue silencioso y tranquilo. Pero para Dan Heng, luego de aquel sueño, no era tan cómodo.  Se sentía ansioso en todo momento y ver a Caelus tan tranquilo escuchando los problemas de la gente no lo tranquilizaba, sino que solo le daban ganas de insultar a todos por hacerle perder el tiempo.

Pero jamás insulto a nadie.

Si Caelus los ayudaba era porque él realmente quería hacerlo, o su amabilidad le decía que debía hacerlo. Dan Heng no se sentía como alguien que pudiese prohibirle hacer algo que él quería. Así que solo lo seguía y hacía lo que sea que Caelus le mandara a hacer, por más pequeño que el encargo le fuera otorgado. Dan Heng quería ayudar al trazacaminos a hacer lo que le gustaba, y si el quería ayudar a los demás, no se preocuparía en tirarse al suelo para que una abuelita no se moje los pies cruzando una calle.

Incluso si sabía que eso no le otorgaría el amor de su amigo.

1057 palabras.

«No hay mucho para decir...»

Gracias por leer...Z.
NoTeZ.

Lo estamos "Intentando".  Caelus y Dan Heng (Ship)          Honkai: Star Rail.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora