⇘ Vint-i-tres ⇙

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By Jeonghan

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By Jeonghan

Hum... —me revolví en la cama, echándome las sábanas por encima de la cabeza en cuanto la luz entró por la ventana, enfocándome con mala hostia directamente a la cara.

¿Quién mierda había abierto la persiana? Bueno, es igual.
Entreabrí los ojos un poco y miré el reloj que había sobre la mesita de noche. Las tres y veinte de la tarde. Hum... con lo dormilón que era Joshua, seguiría frito a mi lado.

Recordé vagamente que teníamos que arreglar la casa entera y sacar a pasear a Scotty, al cual oí ladrar a los pies de la cama. Pobrecito. Pero aún así, pensando en él y en la faena que me quedaba por hacer en casa, sonreí. No podía estar más feliz sabiendo que Joshua dormía a mí lado y lo haría siempre desde ese día. Se iba a quedar conmigo para siempre, no volvería a Stuttgart. Me sentí pletórico de vitalidad para el nuevo día que me esperaba, pero aún así decidí no levantarme todavía. No había razones para darse prisa.

Jeonghan... despierta... —una voz suave me hizo volverme, sonriente y relajado, con los ojos cerrados —. Jeonghan...

Hum... Joshua...

¿Joshua? Cielo, ¿Qué dices? —¿Cielo? Abrí los ojos y alcé un poco la cabeza, observando la figura sentada a mi lado, que me observaba con ojos maternales y con intenso cariño.

El corazón se me puso a mil por hora en un segundo, como si de golpe hubiera apretado el botón del turbo y pegué tal salto, que me golpeé la cabeza contra la estantería que colgaba de la pared.

¡Mamá!

¡Santo cielo, Jeonghan, que golpe! ¿Estás bien, tesoro? —giré la cabeza hacía todos lados, buscando a Joshua con el corazón en un puño. No estaba. Me encontraba solo en la cama y por primera vez, me sentí aliviado —. ¿Qué haces aquí? ¡Tendrías que estar con Gordon!

¡Y estoy con Gordon! Él está abajo, cielo. ¿Por qué tanto nerviosismo? —miré hacía abajo, intentando disimular cuando me di cuenta de que aún estaba desnudo, completamente desnudo bajo las sábanas. Las agarré y me cubrí con ellas hasta el pecho, totalmente avergonzado y al borde del ataque de nervios —. ¿Y que haces durmiendo en mi cama? No es que me importe, pero...

Mamá, vete por favor.

¿Qué?

Tengo... tengo... ¡Tengo muy mala cara cuando me levanto, tengo que cambiarme, peinarme, vestirme y necesito intimidad!

¡Pero si estás en mi habitación! Vete a la tuya, para eso la tienes ¿No? —se levantó de la cama, con los brazos en la cintura y actitud de mandona —. Venga, levántate que tengo que hacer la cama.

Eh... puedo hacerla yo, mamá, no te preocupes. —mamá frunció el ceño.

Jeonghan, fuera de mi habitación. —apreté las sábanas entre mis manos, sudando a chorros.

M̶U̶Ñ̶E̶C̶O̶ : ̗̀➛ J̲i̲h̲a̲n̲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora