⇘ Vint-i-dos ⇙

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By Jeonghan

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By Jeonghan

Soy todo tuyo, Joshua. ¿Me quieres o no?

Me pregunto como coño he llegado a esta situación.

En realidad, me pregunto hasta qué se me está pasando por la cabeza, porque ahora mismo sólo tengo un pensamiento libre que recorre cada recoveco de mi cerebro. La visión de Joshua abriéndose el cinturón de los pantalones desabrochados, con el musculoso abdomen marcando cada movimiento, las manos abriéndose paso para dejarme ver claramente sus boxers abultados.

Sí, Muñeco. Te quiero aquí, ya, de rodillas. Tengo algo para ti que está deseando joderte la boca.

Me toqueteé el labio superior con la lengua casi inconscientemente mientras
veía su mano introducirse en el interior de sus boxers, moviéndose con lentitud. Joshua entrecerró los ojos, ladeando la cabeza. Soltó un jadeo, tocándose debajo de la ropa.

Veía el movimiento de su mano sobre su polla, arriba y abajo, arriba y abajo.

Las piernas me temblaron, las encogí un poco intentando disimular la erección que empezaba a crecer entre ellas.

Verle frente a mí, masturbándose con tanta naturalidad, como si no tuviera a nadie delante. Era como si su propia mano se moviera sobre mi miembro, tocándome con fuerza, estimulándome.

Ya me he cansado. —se sacó la mano del interior de los boxers y me señaló con un dedo, ordenándome que fuera hasta él —. ¿Por qué tengo que tocármela teniéndote a ti delante, eh? —ahí estaba. El enorme bulto bajo los boxer, aún atrapado, esperándome. No hacía falta que me pidiera nada. Las puras ganas de llevármela a la boca hablaban por sí solas —. Vamos, mi Muñeco. Te tengo muchas ganas... —sonreí con sumisión, superficial.

Me dejé caer al suelo delante suya, de rodillas, con las piernas bien separadas, totalmente erecto. No pude evitar tocarme la punta de mi pene bien dura cuando rodeé con un brazo la cinturilla de los pantalones y los bajé hasta que quedaron justamente debajo de sus nalgas. Me temblaba el brazo. No estaba nervioso, estaba excitado a más no poder.

Joshua no apartaba su vista de mí cabeza. La pegué a su abdomen que subía y bajaba, acalorado. Me la solté y restregué mis labios por todos los músculos tensos, besándolos, lamiéndolos, paseando mis manos por sus costados hacía abajo, agarrando los boxers, bajándolos despacio.

Le tenía ganas después de haberle perdido. Ganas de que me lo hiciera como el bestia que era. Ganas de demostrarle que no era un simple Muñeco con el que jugar porque, aunque pareciera que me estaba vendiendo junto con mi dignidad y orgullo, lo que estaba haciendo era jugarme el todo por el todo en una partida que estaba dispuesto a ganar a su manera, en su campo de minas. Haciendo el último movimiento y, para mi suerte, había picado el anzuelo.

Oh, Jeonghan, tu amor va a conseguir tocar mi vena sensible en cuanto te la metas en la boca y empieces a comérmela bien, seguro que sí. —se burló.

M̶U̶Ñ̶E̶C̶O̶ : ̗̀➛ J̲i̲h̲a̲n̲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora