Capitulo 1: Café negro porfavor.

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El hermoso país de Suclayla, país ficticio para unos y real para otros. Entre las bellas ciudades de este país está la Sakura no Machi, y en esta ciudad hubo una historia de dos jóvenes.

Fue un 14 de octubre, desde una bella casa color celeste, salió una jovencita hermosa de cabello corto y castaño. Su nombre es Hikari y es conocida entre la comunidad por ser una chica alegre como el sol, con una sonrisa contagiosa y unos ojitos que trae arrastrando a varios pretendientes.

En este momento de su vida, esta chica se encontraba en camino a su empleo, Hikari llevaba trabajando casi una semana en un café muy popular de la zona, conocido como: "El Rincon del Sol". Lugar amado por la gente debido al execelente trato y servicio de los meseros (trabajo perfecto para Hikari si me lo preguntan).

Cuando Hikari llegó al café y entró, fue inevitable que se robara las miradas de los clientes que la reconocían, así que ella saludó a todos mostrando su hermosa sonrisa. —¡Buenos días, solecitos!— Los clientes devolvieron su sonrisa y la mayoría de ellos respondieron con alegría. —¡Buenos días, Hikari!—

Alegre y satisfecha por contagiar su felicidad, Hikari entró con sus compañeros y se puso su delantal para después saludar a su jefe. —¡Hikari reportándose para el trabajo!—

El jefe sonrió y después le dió un pequeño golpecito en la cabeza a la chica. —Llegas tarde Hikari...— A lo que la chica respondió. —Lo se, una disculpa Don Henry, me quedé dormida, asumiré mi responsabilidad y me quedaré a limpiar hasta tarde hoy—

—Primero que todo, no me digas "Don" tengo 25 años... Segundo, es mentira ¿no? Solo no quieres decirme que paraste a alimentar a ese gatito... ¿"Tormenta"?— Dijo el jefe reprendiendo a Hikari pero está misma respondió . —Primero, le digo don por respeto, no por edad; Segundo se llama Ame, lluvia en japonés y no pude evitarlo ¡Me suplicó con sus ojitos que quería comida!—

Henry río y después acaricio la cabeza de Hikari dejándole pasar el inconveniente. —Dejare pasar esto solo está vez, ve a trabajar niña..— Hikari agradeció muy contenta y después se fue a atender la clientela.

Otra de las meseras se sintió curiosa del trato especial de Henry a Hikari, así que se acercó a él y lo reprendió. —Oye, para ti es súper importante la puntualidad ¿Porque no la castigas por su impuntualidad?— Henry puso una cara de ofendido y respondió. —¡Claro que tendrá castigo! Limpiara bañó una semana completa...—

La mesera río y lo miró. —Eres malvado..— Henry miró a Hikari a lo lejos y respondió a la mesera. —Solo soy justo...—

Hikari amaba ese trabajo, podía socializar con algunos clientes de vez en cuando y no era difícil encontrarse a algún conocido de vez en cuando, le gustaba hacer dibujitos en los tickets de los clientes para tratar de alegar sus días, pues "El café sabe mejor cuando te sientes feliz de beberlo", según sus propias palabras.

Sin embargo, esa mañana pasó algo distinto a lo común, Hikari vió una mesa en la que se encontraba una sola persona, eso no era lo raro, sino que quien estaba ahí era una persona que se veía horriblemente apagada, triste, además de tener cicatrices en las manos y algunas en la cara pero resaltaba una en el labio, y solo estaba escribiendo cosas en una libreta.

Por supuesto que Hikari no soportó la curiosidad y volvió con sus compañeras meseras para conseguir algo de información. —¡Oigan! ¿Conocen a ese cliente? No creo haberlo visto antes...— Sus tres compañeras reunidas suspiraron de alivio.

Ella son Vanessa, Aya y Jenny, sus tres compañeras meseras. Vannesa miro un momento la mesa del cliente misterioso y habló. —Nadie sabe quién es, hay quienes creen que es un escritor en busca de inspiración ya que siempre aparece con esa libreta..—

Dulce, Como Café con Leche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora