Evelyn y Uzi estaban fuera de la biblioteca ahora. Uzi se estaba durmiendo y su amiga la llevaba del brazo, casi que la cargaba para transportarla a su salón de clases. Por cada cosa que Evelyn le decía, la de ojos violetas respondía con murmullos.
— Oye, Uz, ¿quieres que te compre un café? —decía algo cansada pero por cargar el peso de su cuerpo tirado en ella.
La contraria negó rápidamente, pasandose una mano por la cara y arrastrandola por esta. Al mismo tiempo, su garganta emitía un sonido de molestia.
— No..., el café es para estúpidos —recostó su cabeza en el hombro de su mejor amiga, casi cerrando los ojos.
— Como quieras —la miraba indiferente y llegaba al aula que se supone que Uzi estaría por el resto del horario escolar—. Así se te sumarán tareas.
— Las tareas también son para estúpidos.
Las chicas llegaron al salón de clases el cuál le correspondía a Uzi. Evelyn solo se quedó observandola en la entrada de su aula, viendo como caminaba sin ganas y tirandose en su escritorio para dormirse, usando sus brazos de reposera cómoda.
Evelyn estaba por irse, pero no por recibir un saludo de otro de los conocidos de su salón. Se asomó de nuevo y vio que un rubio la estaba saludando mientras la llamaba.
— ¡Psst! Hola, Eve —la saludó como de costumbre cuando se cruzaban, tenían una buena relación amistosa. Seguramente porque Evelyn se llevaba bien con casi todos.
— Hola, Thad —susurraba para no llamar la atención de los demás compañeros, aunque habían pocos que llegaron del almuerzo.
El chico agarró su celular y le apuntó al mismo, indicandole que ella debía fijarse en su propio teléfono. Evelyn lo imitó y antes de irse le levantó el pulgar arriba, dedicando que lo vería en cuanto llegue a su respectivo salón.
«Mm..., le diré a Uzi mañana», pensaba felizmente cuando vio el mensaje que le mandó Thad. En el camino de regreso a su aula, se cruzó con una amiga conocida que era de otra aula. Cruzaron miradas y se sonrieron, levantando una mano y siguiendo con su camino.
La que cruzó por el costado de Evelyn era una chica de dos coletas y pelo grisaceo con su objetivo de llegar a la cafetería, otra vez. En este caso, ella se pidió un café para ella misma. Estaba considerando comprarle otro a su amiga que se quedó dormida en el salón, pero se arrepintió y terminó comprando un paquete de gomitas agridulces.
— Hola, J —apareció un peliblanco de la nada, espantando a la que recién salía de comprar.
Como ella estaba tomando el café antes de irse, al ver que su amigo apareció de repente, comenzó a toser. Estaba que casi escupía y derramaba el café. Se cubrió la boca y seguía tosiendo por haber tenido líquido en ella.
— Uy, lo siento —se acercaba riendo y sacaba pañuelitos ayudando a J a limpiar su uniforme. Tenía suerte de que le haya manchado solo una parte, y esa parte sea oscura, la cuál no se vería la mancha.
— La próxima no aparezcas así que no dudaré en molerte a golpes, tarado —aclaraba su garganta y suspiraba algo cansada, no se terminó su café aún.
Ambos jóvenes decidieron dejar el tema de lado para ir al mismo salón. Hablaban hasta llegar y sentarse en sus escritorios. Como J se sentaba tras N, el chico se tenía que dar vuelta.
— ¿Será de casualidad que V me contó que te enamoraste? —interrogó la de coletas, entrelazando sus manos y apoyando sus codos en su escritorio.
El contrario se quedó en shock, no era cierto lo que oyó salir de la boca de J. Le contestó rápido para no hacerse ver sospechoso.
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𝘊𝘰𝘮𝘪𝘤 𝘴𝘵𝘰𝘳𝘦 [HIATUS]
RomanceN, siempre es él quien se cruza con Uzi. Él está enamorado, ella apenas sabía de su existencia. ¿Cómo iba a enamorarse de alguien que apenas vio pasar? El esfuerzo en hacer que alguien se fije en ti es imparable, o al menos para alguien que se choca...