Todo ya es nada

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Cuando Arata llevó a sus sobrinos al parque de diversiones, jamás se imaginó que tendría que andarlos buscando por todos lados. Pues en cuanto llegaron los mayores tomaron la mano de los menores y se perdieron con ellos. Su esposa reía ante la cara incrédula, pues no podía entender como sus bebés estaban con aquellos zánganos.

─ Ya no son niños, te lo dije hace rato.

─ ¡Son boberías! Esos zánganos los están contaminando con sus sucias perversiones.

─ Deja el drama, Mackenyu. Ellos se fueron por qué quisieron, dicen que en una hora los veas en la entrada, así que vamos a la casa embrujada para que me abraces ¿Si?

─ Que quede por escrito que voy contigo porque te dan miedo los fantasmas, pero que no acepto que mis bebés ya crecieron. ─fue con su esposa mostrando un puchero, pero ya estando en la casa embrujada se le olvidó todo pues aprovechó para toquetear a su esposa.

Mientras tanto Dongpyo gritaba en la montaña rusa, se abrazaba a Junhyuk quien aprovecho para impregnarse del dulce aroma de su hermano falso. Ambos hermanos Kim eran como su padre Hoseok, este lloraba y se desmayaba en los brazos de su esposo. Cuando bajaron Junhyuk lo tomó en brazos y lo llevó a una tienda de helados, Dongpyo temblaba y al sentarse Jun lo dejo en sus piernas.

─ No sabía que te daba pavor.

─ Eres malo, solo quieres que me acerque a ti...

─ Amo tenerte así, bonito. ─ Junhyuk sonrió al ver el sonrojo en el pequeño Dong, este se recostó en su pecho y empezó a respirar con dificultad. Estaba nervioso ante la cercanía de Junhyuk, le gustaba mucho, pero su comienzo con él había Sido desastroso. ─Estoy perdido por ti, Kim Dongpyo.

─ ¿De verdad?─dijo mostrando su mirada ilusionada, aquellos ojos tan puros provocaron que Junhyuk se enamorara más y más.

─ No miento... No cuando amo ver tus ojos y tus labios... Tus manos y tu linda nariz. En realidad me gusta todo de ti, Dong.

─ Jun... Tú también me gustas.

Dongpyo se acercó lentamente y le dio un besito, un apretón corto de labios. Junhyuk sintió que su corazón se aceleró, acunó el rostro del menor y atrapó sus labios con suavidad y lo besó. Dongpyo entendió porque todos decían que los besos son los más deliciosos del mundo.

Mientras ellos de una forma tierna se prometían amor, Jungkook y Jimin competían por un conejo rosado, debían acabar con todo los blancos para obtenerlo y ninguno quería ceder. Si Jungkook perdía Jimin le pondría de castigo alimentar a Ace, pero si ganaba Jimin cumpliría lo que le pidiera. Cuando Jimin vio que Jungkook no fallaba entró en pánico, pero Jungkook ganó y lo vio con aquella mirada petulante.

─ Te gané, Jimin-ssi.

─ Es trampa...

─Nop, no seas caprichoso y acepta la derrota. ─ dijo mientras le daban el enorme peluche. Luego se acercó a Jimin arrinconándolo contra una pared del puesto de comida. Jimin tragó en seco y colocó sus manos en el pecho de Jungkook.

─Oye...

─ Acepté no subir a la montaña rusa, acepté tu competencia... Así que dame mi premio Jimin. - dijo tomándolo de la barbilla, Jimin sonrió viendo aquellos ojos llenos de deseo, entonces se lanzó a los brazos de Jungkook y lo besó.

Jungkook creyó que sería un beso experto, pero aquel temblor en el cuerpo delató totalmente al menor quien daba su primer beso. Entonces aprovechó para enseñarle y tomándolo de la cintura lo atrajo más a su cuerpo. Lo besó metiendo su lengua en la boca de Jimin, aquel sabor exquisito lo hizo gemir, su hermano falso era un completo pecado y no podía esperar a ir más lejos de un beso.

Dime ¿por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora