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"Hola ma como estas?"

"Cuando regre..."

No termine de escribir el mensaje y lo borre. No es lo mejor decirle eso teniendo en cuenta que se va muy lejos, durante mucho tiempo para trabajar. Solo envié el primer mensaje y escribí uno nuevo.

"Cuidate ma, tqm"

Solo me salió el piquito de enviado, más no de recibido y mucho menos de visto, es entendible, está ocupada trabajando y no debe tener tiempo para leer los mensajes.

Dejé mi celular en el pecho mientras miraba el techo de mi cuarto me di cuenta que desde que me desperté no había comido nada, eso es malo teniendo en cuenta el mal día que fue ayer.

Me levanté de la cama y lo primero que hice fue verme en el espejo, casi grito al verme estaba con ojeras y los ojos todos rojos, la cara gritaba cansancio del duro y para joderla más estaba muy pálido.

Me costaría al menos una o dos semanas de cuidado para recuperarme de esto y no solo me refería a lo físico. Mi estado mental y emocional era un caos en este instante y eso me volvía muy sensible a ciertos gritos de cierta persona. ¿Los demás? Los demás me vienen y me van esta semana.

Apenas salí de mi cuarto ya escuchaba risas y gritos. Maldita sea, ellos ya están acá ¿Qué no tienen casa?

Me irritaba bastante todo el ruido que hacían en la sala, encima, esos cerdos asquerosos dejaban todo sucia la sala o donde sea que estuvieran y luego, yo, tendría que limpiar.

Su visita complicaba todo, si no quería tener malos ratos lo ideal sería quedarme en mi cuarto y esperar hasta que se vayan... no, no puede ser una opción. Podrían estar todo el día en mi casa ¿Estar todo el día sin comer?

Eso sí que no, no sería justo.

Voy a llenar mi ser de energías positivas y tener fe en que Georg también está abajo, voy a tener fe en que Geo me defenderá de lo que me digan ese grupo de inadaptados sociales. Claro que sí, un buen día.

Bajaba las escaleras ignorando los temas de su conversación, de reojo miraba quienes estaban en los sillones de sala para saber si Geo estaría entre ellos, grande fue mi desilusión al ver que él no estaba ahí con ellos. Quien sí estaba era Andreas.

Con eso en mente y con la duda resuelta de si podría o no comer en el comedor, camine a la cocina a prepararme un desayuno fácil de hacer.

Recién había puesto el pan en la tostadora cuando Andreas entro a la cocina, probablemente para buscar de comer. No le preste atención y deje que rebuscara en la alacena y comiera lo que quisiera, total si se acababa la comida esa sería problema de Tom.

-Tú no deberías estar acá. - Lo miré y lo ignoré devolviendo mi mirada a la tostadora.

No quería hablar con él, Andreas es un chico muy complicado del mismo modo no me gusta toparme con el porque por alguna razón tiene un severo problema conmigo. Problema del cual no estoy muy bien enterado y lo lleva a siempre querer molestarme, rarito.

Mi cuerpo jalado, Andreas me había jalado a su dirección de él para que dejara de ignorarlo.

-¿Por qué no me respondes? - Grito. - Tú no eres nadie para ignorarme, como si estuviera...

Ah... Ahí vamos de nuevo.

Le miraba la cara sin realmente prestar atención a todo lo que decía, sus reclamos se escuchaban como sonidos de palabras incompresibles para mí. Sin realmente esperarlo la puerta de la cocina se abrió.

-¿Andreas por qué demoras tanto? - Ambos miramos a la puerta.

-Solo estábamos hablando, Tom.

-Andreas, se podía escuchar tus gritos hasta la sala.

El rubio se puso rojo no sé si de la vergüenza o de la ira, pero sus mejillas estaban rojas.

-Bill comenzó. - Me apunto con su dedo.

-¿En serio? ¿Me estás diciendo que te estabas peleando con alguien menor que tú?

Yo ya no sabía para donde mirar, el momento se volvía cada vez más vergonzoso. Lo que más me molestaba de esto es que yo estaba pagando pato por un problema del que ni estoy enterado.

Yo solo quería comer algo...

Andreas seguía dando algo parecido a una excusa y yo también seguía ahí parado como idiota. La frustración crecía burbujeante en mi interior y en exceso, provocando que mis ojos picaran... tenía ganas de llorar.

-Sal de acá. - Andreas soltó un sonido de indignación.

-Pero... - Tom enarcó una ceja.

Sin tener que repetir dos veces Andreas salió de la cocina, solo quedando Tom y yo.

-Y tú. - Me miro. - Te vas a tu cuarto, ahora mismo.

-Pero no comí... - Dije en un tono bajo. - Primero pued...

-No. - Me interrumpió - Sube ahora.

Sin poder reclamar algo subí hasta mi cuarto y me encerré en él. Me tumbé en la cama y sentí como finalmente la frustración explotaba y yo también con ella.

No era justo lo único que quería era tomar desayuno, comer algo y quizás ver algo mientras comía, ahora por culpa de Andreas no comería nada hasta que todos se vayan.

De mis ojos corrían las lagrimas que nacieron en el piso de abajo, se desplazaban por mi rostro y luego caían en la cama, mojando las sábanas. No podía evitar pensar en mamá y cuanto la extrañaba, no podía evitar pensar en que si ella estuviera aquí quizás no todo sería tan malo o directamente nada de esto estaría pasando.

Tampoco podía sentir que todo de alguna extraña manera era mi culpa, no solo sentía culpabilidad porque mi madre tuviera que irse siempre tan lejos para trabajar y mantenerme, sino que sentía culpa por el simple hecho de haber nacido.

Siento culpa de solo existir y a veces creo firmemente que si yo no existiera todos serían un poco más felices o todo estaría mejor.

Si yo muriera...

Me limpie las lágrimas de mi cara, la puerta de mi cuarto había sido tocada. Me levante y la abrí, en suelo había una bandeja que traía leche, tostadas y mantequilla, mire a los lados para ver quién me había traído esto.

Por un segundo vi la espalda de Tom, con sus rastas, desaparecer por las gradas.


¿Por qué no te decides en como tratarme?

Do U Love Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora