Capitulo 46

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Orión deja de tocarme en ese momento y mira hacia la puerta.

-Espera aquí y mantente callada.

No respondo. Me amenaza con la mirada y sale a ver quién es.

-Disculpe las horas muchacho, se me ha averiado el coche y fuera hace mucho frío, siento pedirle esto pero, ¿podría esperar con usted mientras mientras llega la grúa? -por su voz parece una mujer.-

-Lo siento no la conozco, no puedo dejarla pasar.

-Por favor muchacho, de verdad que solo quiero resguardarme del frío, hay aviso por tormenta, solo será media hora como mucho.

-Entienda que no la conozco, a lo mejor quiere entrar a robar.

-Mirame, ¿como voy a entrar a eso? Tu me ganas en tamaño, seguro que también en fuerza.

Orión cada vez sonaba más enfadado, no se quién será esa mujer, pero estoy segura de que es mi salvación, ella puede llamar a la policía.

-Esta bien pase, pero no quiero a ninguna grúa molestándome, mi esposa no se encuentra bien.

-¿Estás casado? ¿Cuántos años tienes muchacho?

-Veinte.

Mentiroso, tienes 17.

-Pareces un adolescente. -se rió la mujer.-

Era mi momento, tenía que salir de aquí, tenía que pedir ayuda.

Cuando me disponía a salir, Orión entró con la señora, que no era tan mayor como pensaba, me imaginaba a una señora mayor y es una mujer que tendrá como mucho 35 años.

Me miró de arriba abajo, aún seguía con el uniforme del instituto, era lo único que tenía, no dijo nada y siguió hablando con él como sí nada.

-¿Sois nuevos aquí? Nunca os había visto.

-Estamos de luna de miel.

-Oh entiendo, imagino que os he pillado... jugando.

Lo dijo sin saber cómo decirlo, imagino que se piensa que es un juego sexual y por eso voy con el uniforme.

-Si, así es, somos un poco raros.

Orión me miraba de forma amenazante por haber hablado.

A mí me daba igual, esa mujer era mi única esperanza.

La mujer siguió hablando como si nada, en un momento no sé si lo hizo aposta o sin querer se le levantó un poco la chaqueta que llevaba por detrás, dándome una vista clara del arma que llevaba.

Ahí me di cuenta, esa mujer no estaba ahí porque se le hubiera roto el coche, ni porque hacía frío, esa mujer estaba ahí para sacarme de allí.

Estaba salvada.

Intenté mantener la calma un poco más. Tenía que estar tranquila.

Ella siguió hablando con él y unos minutos después tocaron a la puerta.

-Oh, será el conductor de la grúa.

-Te dije que no quería extraños en mi casa.

-Lo siento, es que si veían el coche y no me veían a mí seria confuso.

Me alejé todo lo que pude de Orión en esa pequeña cabaña.

Orión fue a abrir la puerta, mientras la mujer se despedía.

-Un placer haberte conocido, gracias por haberme ayudado.

Orión dijo un simple de nada y abrió la puerta.

En esos momentos lo que se encontró fue a dos policías en la puerta con chalecos antibalas, la mujer aprovechó la distracción de él y le agarró del brazo y le tiró al suelo mientras el se resistía.

Yo estaba en shock, tantos días esperando que vinieran a sacarme de aquí y ahora que lo hacían mis piernas no respondían.

Uno de los hombres se acercó a mí y me escoltó hacia la puerta.

Orión no dejaba de gritar que me amaba, que no había hecho nada malo.

Cuando por fin salí lo primero que vi fue que tenían la casa rodeada, la mujer era una policía que estaba distrayendo a Orión para que no se diera cuenta de que nos estaban rodeando.

Había una ambulancia y me llevaron hacia allí, yo seguía sin reaccionar.

Cuando llegué a la ambulancia conseguí reaccionar, mi madre básicamente se abalanzó hacia mí y empezó a abrazarme y a pedirme perdón.

No sabía porque se disculpaba pero yo lo único que hacía era llorar, poco después también sentí a mi hermano y a Jorge abrazándome, mi madre no dejaba de llorar y decirme que ya había pasado todo.

En ese momento supe que ya estaba segura, que ya no me iban a hacer mas daño.

Me subieron a la ambulancia, no se qué hicieron con Orión, en ese momento tampoco me importaba mucho.

Solo me importaba que estaba de camino a un hospital con mi madre dándome la mano y con mi padrastro y mi hermano en un coche patrulla detrás de nosotros para ir al hospital conmigo.





Tres son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora