Capítulo 43

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Vale, estoy en su coche, no sé cómo voy a conseguir salir del coche, pero tengo que hacerlo, esto suena a que no me va a hacer nada bueno.

Veo como pasamos mi casa de largo, no se a donde me lleva, por ahora he optado por mantener la calma y fingir que todo está bien, de nada sirve ponerme a chillar y a patalear, ha conseguido meterme al coche y aquí el tiene ventaja.

-Orion, ¿Donde vamos? -sonrío disimulando mi miedo.-

El no responde.

-¿Orión?

-He adelantado nuestra cita. -no dió explicaciones.-

Vale, tengo que distraerle mientras pienso como huir.

-Y... ¿qué cita es?

-Vamos a la montaña, un picnic.

Genial, un lugar sin gente, en mitad de la nada. Seguramente ya lo tenía planeado desde hace días.

-Con el uniforme poco voy a poder andar, ¿no crees?

Él no respondió nada, lo que me dió aún más miedo.

La gente en estos casos siempre dice que lucharía, que se resistiría, que intentaría huir como sea, pero la verdad es que no hay forma, estamos en un coche que va muy rápido, con el seguro puesto y si hago el mas mínimo movimiento va a parar el coche y no va a ser para nada bueno, eso si no nos estrellamos.

Así que sigo optando por fingir que todo está bien e intentar convencerlo.

-Orion, mi madre estará preocupada, ¿no crees que es mejor llamarla para que sepa que estoy bien?

-No.

En cuanto se despiste pienso sacar el móvil y mandarle mi dirección, por ahora parece que no ha caído en eso.

Poco después empezamos a entrar en una zona boscosa, mierda aquí no creo tener cobertura.

Subimos un poco más con el coche y paramos cerca de lo que parece ser una cabaña abandonada.

-Vale, no quiero tonterías, sal.

Me pongo a salir y saco mi móvil sin que me vea, intento mandar un mensaje a mi madre pero obviamente no hay cobertura aquí, de todas formas le mando mi dirección por si acaso.

Se da la vuelta y me pilla, soy gilipollas.

Se acerca a mí y cada vez me da más miedo.

-¿Que coño haces? -me quita el móvil y lo revienta contra el suelo.-

-N...nada...

-¿Nada? ¿Te gusta retarme? Siempre me desobedeces.

Me quedé callada, solo empeoraría las cosas.

-Te tengo que enseñar a respetarme, ¿Verdad?

Nunca jamás había tenido tanto miedo, se acercó a mí y me agarró del pelo.

Tenía que salir de ahí.

Le intenté dar un puñetazo pero desde esa posición estaba en desventaja, el lo paró y ahí me di cuenta de que la había cagado.

-Muy bien, yo te enseño. -me agarró aun más fuerte y empezó a llevarme a la cabaña.-

No, no y no.

Me intenté resistir aun más, no podía permitir que me metiera ahí dentro. No sirvió de mucho porque acabamos dentro de todas formas, cuando estábamos dentro me dió un golpe en la cabeza, no se si fue un puñetazo o me dió con algo, tampoco pude pensar mucho porque me quedé inconsciente.

Tres son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora