#1.17

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La temperatura bajó un poco porque para cuando estuvo frente a la entrada de aquella casa ya había caído la noche, pero el frío que penetraba en su cuerpo y se le metía en los huesos no lo hizo temblar tanto como la necesidad, la necesidad de verlo nuevamente después de haberse enfrentado a la abstinencia por más tiempo del que era realmente capaz de manejar. Se sentía como un hombre hambriento, famélico, un hombre que se había matado de hambre durante semanas, meses, años. Un hombre que, ahora que tenía delante el jugoso filete simplemente no sabía cómo empezar a comer sin que su cuerpo entero temblara como gelatina.

Ignoró la sensación desagradable que lo embargó al haber pensado en David como algo comestible luego de haber visto a Ryan Smith alimentarse.

Su cuerpo tembló ante la expectativa cuando se coló a escondidas por la puerta abierta de la cocina, escuchó voces a lo lejos y aquello lo motivó a ocultarse tras una estantería. Eran Martin y Lilian, parecían mantener una animada discusión para nada amable.

Solo echó un vistazo a la sala de estar y supo que David no estaba allí. Había un baño en el segundo piso que siempre fue el preferido de David, el de su habitación. Acaso era tan enfermo saber exactamente donde estaba o que estaba haciendo David a cada hora del día? Podría simplemente traducirse eso como una gran y profunda conexión?

Saber con certeza que David Williams estaba arriba, solo y probablemente desnudo disparó su corazón, y sus piernas cobraron vida propia cuando lo acercaron más y más a las escaleras.

Podría entrar a esa casa como las personas normales y no como un puto ladrón, pero no podía permitirse el ser visto por otro ser humano que no fuera David, se suponía que él no estaba allí después de todo.

La madera del piso crujió bajo sus pies una vez estuvo en la planta alta de la casa, saboreó la sonrisa en su rostro una vez detuvo sus pasos frente a la puerta abierta de la habitación del rubio, y no supo cómo, pero notó que algo no estaba bien en el momento en que puso un pie en aquella habitación.

David odiaba esa maldita casa casi tanto como odiaba las matemáticas y el café, pero jamás dejaba abierta su puerta. Y por si fuera poco el nivel de orden en la cama y el resto de la habitación le indicaban que su rubio amigo no había estado durmiendo allí, al menos no en los últimos días.

El crujido bajo sus pies no pasó desapercibido en cuanto pasó el seguro, volteándose de espaldas a la puerta intentó no sorprenderse cuando lo vio. No porque estuviera allí, era obvio que estaría allí, era su habitación después de todo y Luke había entrado sabiendo que lo encontraría.

Pero David estaba desnudo y totalmente mojado como si hubiera salido de la tina asustado al escuchar pasos en su habitación.

La idea de haberlo asustado le encantó, y él intentó clavar su mirada en las huellas de agua que sus dos pies descalzos dejaban en el suelo, pero no pudo.

A Luke jamás le había parecido tan atractivo un cuerpo desnudo como ahora. Todo ese cabello rubio oscurecido por el agua se pegaba a su perfecta frente casi cubriendo sus ojos color avellana, y la mirada en esos ojos era cautivante, miedo, angustia. David se veía asustado pero al mismo tiempo allí estaba el deseo de protegerse de lo que sea que amenazaba con atentar contra suyo. El agite de las emociones que pasaban con transparencia una a una frente a esos ojos feroces se vio confirmada por la firmeza con la que sostenía con ambas manos aquella antigua tijera de costura que apuntaba en su dirección.

__Qué coño haces?_ preguntó él, rompiendo el silencio y apartando el pensamiento de lo hermosa que se vería la perfecta piel de David si tan solo tuviera las marcas de sus dientes sobre ella.

Lo escuchó suspirar con alivio y el sonido de la tijera que sostenía con fuerza segundos antes al caer al suelo llamó su atención, justo antes de verlo caer de rodillas frente a él con su cuerpo tembloroso, mojado y posiblemente frío.

Fallen🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora