Capítulo XVII

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Buenas!! por fin estoy aquí, con el último capítulo de este fic, me llevó mucho tiempo pero en realidad estoy orgullosa de lo que quedo, así que finalmente esto está terminado, espero disfruten de este capítulo y en realidad quiero advertirles que tiene años, AÑOS, que no escribo algo de lemon que ahora se llama... ¿smut?, al chile no sé, pero bueno, tiene años que no escribo cuando están cogiendo, así que ustedes perdonaran lo rápido o lo poco detallado, pero se pudo lo que se hizo. 

Nos estamos leyendo. 

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Capítulo XVII

La caza de Harry

O de cuando Harry había terminado el juego.

Los acosadores del uno al cuatro.

La presa a cazar:

Harry Potter

Potter, Harry, su novio, según su acosador número uno.

Harry, su segundo mejor jugador, según su acosador número dos.

Harry, el mejor amigo de mi hermano, según su acosadora número tres.

Harry, el jugador de fútbol americano, según su acosadora número cuatro.

Harry Potter, según él, porque eso era, solo él.

Viernes, de alguna semana

Después de clases.

Iba a estar en problemas, eso lo sabía, era muy consciente de eso, pero tal parecía que el ser consciente de las cosas no era razón suficiente para detenerse. – Draco – o detener a su novio a quien al parecer no le importaba cuantas veces el chico le había llamado. También no iba a ser la primera vez, después de todo, desde que la relación había comenzado tal parecía que los dos habían puesto como meta y competencia principal el ver quien lograba darle el primer paro cardiaco a su padre. Eso les había costado a ambos algunos días de castigos, semanas en caso de Harry (dos a lo mucho y no en todas las ocasiones) y días en caso de Draco (principalmente mantenerlo alejado unos cuantos días por el cuidado y vitalidad del corazón de su padre). -Draco, acaba de terminar mi castigo – se quejó sintiendo como el chico solo entrelazaba sus manos para afianzar el agarre de alguna manera y evitar así que el otro saliera huyendo (aunque realmente no lo haría) – y no estoy muy interesado en tener otro, podríamos hacer todo esto mañana.

-No, tiene que ser hoy – por fin habló, había logrado después de muchos intentos calmar al resto de las serpientes y dejarlo solo el poco tiempo que tenía antes de uno de los partidos de Harry. -Hoy juegas y tiene que ser antes del partido.

-Podría ser después, si alguien se llega a enterar que estamos haciendo un uso indebido de los vestidores, vamos a meternos en problemas. – Pidió de nuevo, acababa de librarse de un regaño bastante rudo de la entrenadora como para seguir tentando su suerte.

-No, tiene que ser hoy y en ese lugar. – Comentó decidido.

-Estoy muy seguro de que no tiene que ser ese lugar, ¿qué tal detrás del gimnasio de nuevo? – preguntó medio esperanzado.

-Ese es el lugar para cuando tengo que regañarte de algo. – Dijo entre dientes siguiendo con su camino, no iba a ceder, no tan fácil, tenía que ser ese lugar porque era el único que no había logrado quitar de su lista.

Se quedó pensando un momento en esa declaración, por alguna razón nunca había caído en cuenta de esa verdad, porque era cierto, siempre que hacía algo mal (a ojos de Draco), terminaba siendo llevado detrás del gimnasio, donde el rubio lo arrinconaba para una sesión de besos demasiado agresiva / apasionada, en la cual le mordía los labios, lo manoseaba un poco y después le daba una especie de sermón que nunca quedaba grabado en su memoria. Posiblemente a causa de los estímulos que lo acompañaban, no parecía exactamente un castigo o bueno, en ese caso un regaño. Nunca lo parecía, menos cuando el otro se esmeraba en estimularlo solo lo suficiente como para sufrir un bajón demasiado fuerte en cuestión de la sangre corriendo hacia cierta parte de su cuerpo, que ambos sufrían de alguna manera. -... ¿son regaños? – y aunque no había querido decir algo al respecto, porque en realidad esa táctica le gustaba, su boca fue más rápida que su mente, como al parecer normalmente lo era, pero había funcionado, había hecho que el otro se detuviera.

La caza de HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora