MISION

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Charlie observaba con tristeza cómo su padre se alejaba, preguntándose desesperadamente cómo podría hacer que regresara y no se fuera por mucho tiempo. "Él dijo que volvería de cualquier manera que era su luz", murmuró para sí misma,pero aún haci tenía miedo si la olvidaba como todos lo asían ,sintiendo el peso de la soledad a pesar de tener a los demonios que trabajaban en su casa. Sin embargo, sabía que no era lo mismo.

De repente, un mayordomo pasó cerca de ella y se detuvo al notar su expresión preocupada. "¿Qué pasa, princesa? ¿Necesitas algo?" preguntó con gentileza. Charlie levantó la mirada y le pidió con timidez si podían jugar juntos. El mayordomo, con pesar en los ojos, explicó que tenía mucho trabajo y no podía. Charlie asintió con resignación y se retiró a su habitación, pensando en qué hacer a continuación.

Su mirada cayó sobre un dibujo que había hecho de su héroe, el demonio que la había salvado. Una idea comenzó a formarse en su mente: si él podía ayudarla a qué su padre trabaje menos, podrían estar juntos de nuevo mucho más tiempo. Con determinación, se dispuso a buscarlo pues necesitaba pedirle ayuda .

Sin embargo, antes de poder salir de su habitación, una de las sirvientas la agarró bruscamente del hombro. La mujer siempre había sido cruel con ella, y ahora parecía más enfadada que nunca. Charlie luchaba por soltarse, pero la sirvienta apretaba con fuerza, haciéndola sentirse atrapada.

"¿Qué pasa, princesa? Pensé que querías jugar", dijo la sirvienta con malicia. Charlie, con lágrimas en los ojos, le explicó que no quería jugar con ella. La mujer la empujó con brusquedad y, al ver sus dibujos, los tomó con desdén. Charlie suplicó que se los devolviera, pero la sirvienta se negó, lanzándole acusaciones crueles.

"Qué lástima que no te haya aplastado el escombro  de seguro tu padre estaría más feliz.
Después de todo tu madre murió por tu culpa. Así tu padre tendría más tiempo para estar lejos de ti", dijo la sirvienta con una sonrisa retorcida. Charlie sollozó, negando con la cabeza y defendiendo a su padre de que el la amaba. La mujer, enfurecida, rompió los dibujos frente a sus ojos.

"¡No, por favor!", gritó Charlie desesperadamente, sintiendo cómo el dolor y la injusticia se acumulaban en su pecho. La sirvienta la golpeó y luego se marchó, dejando a Charlie sola en su habitación, con el corazón roto y la esperanza menguante. "Por favor, que alguien me salve", susurró entre sollozos, anhelando la ayuda de su héroe demoníaco una vez más.

Mientras recogía los pedazos de sus dibujos destrozados, Charlie se sentía como si estuviera juntando las piezas de un rompecabezas gigante. Cada trocito era como un pedacito de su corazón roto que necesitaba ser arreglado. Con cuidado, tomó los pedazos y los miró con tristeza, pensando en cómo su dibujo favorito de su héroe demoníaco había sido hecho pedazos.

"¿Por qué la señora rompió mis dibujos?" se preguntó en voz baja, sintiendo un nudo en la garganta. Miró a su alrededor, buscando algo que la reconfortara, y encontró una pequeña muñeca de peluche que su papá le había dado antes de irse. La abrazó con fuerza y le susurró al oído: "Voy a arreglar mis dibujos, ¿vale? Volverán a ser como antes".

Con determinación en sus ojos, comenzó a recoger los pedazos y a intentar encajarlos uno a uno. Algunos eran pequeños y difíciles de sostener, pero ella se esforzaba porque quería mucho a sus dibujos. "¡Vamos, dibujitos, tú puedes hacerlo!" animaba en voz baja, como si los dibujos pudieran escucharla y necesitaran un poco de ánimo.

Después de un rato de concentración y paciencia, finalmente logró unir la mayoría de los pedazos. Algunos aún estaban un poco torcidos, pero Charlie sonrió con orgullo al ver que sus dibujos estaban casi completos de nuevo. "¡Lo hice! ¡Lo hice!" exclamó, dando saltitos de emoción alrededor de su habitación.

Ahora, con sus dibujos restaurados, Charlie se sentía lista para poder buscar al demonio que la salvo . Agarró su muñeca de peluche con una mano y sus dibujos con la otra, lista para salir y hacer que todos la notarán pues ella no era invisible . Porque, aunque fuera solo una niña, sabía que podía hacer grandes cosas si lo intentaba con todo su corazón.

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Charlie se sentía desconsolada mientras contemplaba el anochecer sobre la desolada mansión. Ninguno de los demonios que trabajaban en el lugar había venido a buscarla ni siquiera para ofrecerle algo de comida. Sintiendo un vacío en el estómago y en el corazón, decidió que ya era suficiente. Era hora de salir en busca del demonio héroe.

Con determinación, se levantó de su improvisada cama en la habitación y se dirigió hacia su armario. Allí, entre la oscuridad, encontró su mochila y comenzó a llenarla con elementos esenciales para su viaje: Los dibujos, una pequeña linterna, su peluche favorito y un par de cuentos y su ropa.

Una vez lista, se colocó su abrigo y ajustó la mochila sobre sus hombros. Un escalofrío recorrió su espalda cuando se acercó a la puerta trasera de la mansión. Sabía que debía ser sigilosa, no quería llamar la atención de los otros sirvientes que podrían detenerla en su intento de partida y pegarle.

Con cuidado, abrió la puerta y se deslizó hacia el exterior. El aire nocturno estaba cargado de una atmósfera inquietante, pero Charlie se sentía decidida. Miró hacia atrás una última vez, sintiendo la soledad de su habitación, antes de emprender su viaje  estaba segura de que todo mejoraría una vez hablara con el demonio que la salvo.

Bajo la luz de la luna, comenzó a caminar por el sombrío jardín de la mansión, aunque mentiría si dijera que no tenía miedo había dicho su papá que había monstruos muy peligrosos.

Agotada después de caminar por un tiempo considerable, Charlie se adentró en un estrecho callejón entre los edificios oscuros y desgastados de la ciudad infernal. Encontró una caja lo suficientemente grande como para acomodarse en su interior, y con un suspiro de alivio, se acomodó en su improvisada cama.

La caja, aunque áspera y fría, ofrecía un refugio modesto en medio de la oscuridad de la noche. Charlie se acurrucó en su interior, abrazando su mochila con fuerza como si fuera un amuleto de protección. Cerró los ojos y dejó que la fatiga y el cansancio se apoderaran de ella, llevándola lentamente hacia el mundo de los sueños.

CONTINUARA..... NO SE SI ME CAUSO TRISTEZA LA PEQUEÑA CHARLIE 😭🤧🫶🤟

La Inusual Familia Del Infierno[Alastor X Lucifer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora