Quiero que estés ahí conmigo al final de largos días y al principio de largas noches.
-Ron Israel
No era sencillo, esa despedida en la mente de Enzo retumbó hasta la mañana siguiente. Estaba cansado cada vez que Matías aparecía en su mente, todo era caos del que muchos buscarían la forma de salir de que jamás los encontrara.Regresó a Uruguay, deseando haber tenido una máquina del tiempo y volver. Buscarlo, decirle que se quede pero era tarde para eso.
La lluvia chocaba contra los cristales, casi hermanos acompañada por las ráfagas de viento que no le permitían quedarse tranquilo. Eran esas veces en las que deseaba tener a alguien en casa, contarle todos sus problemas hasta que no quedara una sola palabra por decir, pero estaba ahí solo. Sentado en el sofá mirando a la nada, recordó entre muchas cosas esas palabras que salieron de Matías, ahora que se detenía quizá su voz sonaba rota. En ese momento le hecho la culpa al alcohol llevaba unos cuantos tragos de más pero no, bastantes veces vio a Matías borracho como para saber que eso era un recordatorio.
—¿Por qué me haces esto?— Preguntó al aire, ahora la separación le costó más que las últimas veces.
La distancia los estaba matando, era posible que no se vieran por mucho tiempo y lo tenía claro más claro que nunca. Quería a ese chico que lo hacía reír, olvidarse del mal rato o del cansancio pero era tarde.
". . ."
La vida de Matías no se detuvo, sabía que quizá Enzo había sido algo platónico para él. Finalmente tomó la decisión más sana que tenía en mente; Hace unos años conoció a una chica, salieron por un tiempo y trataron de formalizar una relación, bueno eso creía hasta que ella misma propuso que era mejor mantener eso en algo abierto. Así cada quien podía hacer su vida lejos si eso era lo que querían, llevaban meses sin verse hasta que Matías la llamó. Quería volverla a ver después de no saber mucho más de ella, de que había pasado en tanto tiempo y igual eso le haría olvidar a Enzo.
Y así fue, llegó a su casa viéndola. Era hermosa de alguna manera olvidó que se sentía verla, no hubo palabras solo se abrazaron.
—Matías, pensé que no volverías— Dijo aferrándose a su cuerpo, oliendo ese perfume tan característico del contrario.
—Por algo pasan las cosas, Malena— La necesitaba, muy en el fondo aún tenían esa extrañeza que los hacía conectar.
—¿Todo bien? Me llamas de la nada y parece que vienes de un entierro— Se separó de sus brazos, arreglándole el buzo que llevaba puesto.
—¿Tendría que estar triste? Te estoy viendo eso me llena— Tomó su cara entre manos, dándole algo que quería hace tanto. Sus labios se movían lentos, ambos cerraron los ojos disfrutándose como nunca.
—Me dejas sin aire, tarado— Ella era igual de feliz por verlo; Es a la persona que más quiere en ese mundo aparte de su familia.
—Dale me invitas a pasar o tendré que seguir comiéndote en el patio— Eso fue suficiente para que una sonrisa se dibujara en la cara de Melana, que a Matías no podría hacerle ver más hermosa con sus mejillas medio sonrojadas y entraron.
Pasaron las horas demostrándose el amor que no pudieron antes, ahora estaban tendidos en la cama sus respiraciones descontroladas y demasiado agotados para levantarse. Hasta que pudieron calmarse, hablaron de millones de cosas, suficientes anécdotas que los mantenían con la mirada clavada en el que hablaba. Entre esas cosas no podía tardar en aparecer ese proyecto en el que Matías participó y Malena estaba tan contenta con tan solo oír como mencionaba aquello como una de las mejores cosas que le pudo haber pasado.
—¿Caminaban toda la montaña?— Dijo sorprendida, de eso.
—Bueno, tramos. El más largo era en teleférico, las vistas Malena, las vistas.— Parecía que lo había vivido hace minutos, con esa pasión en recalar lo hermoso que fue.
Su teléfono sonó, interrumpiendo esa atmósfera que los rodeaba misma que fue un alivio para Matías, lamentable fue ver el nombre de la Pantalla; Era una verdadera hazaña que por primera vez después de conocerlo, en su mente por esas semanas Vogrincic no se le cruzara en su camino, pero hay estaba.
—T-tengo que atender, perdóname— Malena solo asintió confundida quizá se trataba de su madre, pensó.
El contrario fue al baño de la pieza, cerrando la puerta tras su espalda recargando su peso en ella, con sus manos temblando atendió.
—¿Enzo? Ya viste la hora, es re tarde. Por qué me llamas— No estaba enojado al igual que Malena un poco confundido, solo algo cambiaba él sabía de quién se trataba.
—Matías...— Esto de ninguna manera era Enzo en sus cabales, arrastraba la voz y sonaba algo ronco más que de costumbre. — Yo no quiero que me esperes más, haceme caso—
—Que me decís, hey cálmate por qué no te entiendo— Después de que haya dicho lo último su voz fue en decadencia, comenzó a llorar. Y si no era obvio Matías sabía que Enzo estaba en pedo.
—Te quiero, acá a vos— Suspiró un poco, antes de volver a decir algo. —Me siento solo—
Aquella mezcla de querer llorar pero muy en el fondo calmarse resultó en que su voz fuera más baja, casi inaudible entre tantos sollozos que ocupaban sus malos intentos de explicarse.
—¿Estás solo? Sos un pelotudo, no medís que te puede pasar algo— Estaba estresado más que nunca en mucho tiempo y si Enzo estaba solo, aparte de estar tomado era un peligro.
—Tenes la culpa, vos la tenes— Enzo por su parte estaba demasiado nublado por tanto alcohol que decidió reclamar pasó 2 semanas tratando de sacarlo pero nunca pudo, su mejor opción fueron una y otra copa tras copa.
—Cállate, te metes al baño. Cuando estés más tranquilo me hablas ¿entendes?— Poco podía hacer estando tan lejos y supuso que lo hizo cuando el sonido del agua cayendo se alcanzó a escuchar a través de la línea; Con eso pudo colgar y salir. Topándose con Malena, al pie de la cama mirándolo.
—Si te pasaba, te conozco ¿Quién es?— Preguntó tranquila sabiendo que nada de eso había ocurrido por qué si.
—Un compañero— Dijo para negar con la cabeza, no era cierto si eran compañeros; Más esa etiqueta dejó de cuadrar hace tanto tiempo. —No sé, quería salir con él. No es una historia simple de contar—
—Lo intuyo, no te preocupes ¿Supongo que vas a ir?— Se levantó de la cama, acariciando su cabello, lo comprendía y si lo amaba pero nunca lo tendría atado con ella; Ese fue el punto de esa decisión que tomó pero quería cuidarlo, darle a entender que en cualquier momento podían irse hacer lo que quisieran y si el momento llegaba decirse adiós, fue lindo haberte conocido.
—Si, creo que eso haré— Saldría un ojo de la cara eso sin lugar a dudas, pero por lo menos se quedaba más tranquilo de verlo.
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From The Start (Matias x Enzo)
Fiksi PenggemarEl sol arribó y una sonrisa débil, se dibujó en su rostro cuando el pequeño rayo de luz acarició su piel ¿El motivo? Un recuerdo perezoso de cada bendita risa que compartió con Enzo.