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«𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐡𝐨𝐧𝐨𝐫.»
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Miraba el nuevo uniforme tocando la tela de la falda, no era feo era agraciado. Salgo de mi habitación y todo era silencio. El sonido del río era lo único. El olor era mezclado entre perfume de hombre y cigarrillos.
Baje hasta la sala y estaba vacío ni un alma.
Cuando salí de esa sala la bulla rápidamente apareció, niños gritaban de la emoción y los otros los callaban.
Todo el mundo me miro pero yo solo pienso en comida.
¡Buenos días estrellitas, la tierra les dice hola!
Si aja, payasa.
Agresiva.
Caminaba por el pasillo después de casi morir en el intento de cruzar esas putas escaleras.
Como que estas muy arrecha, ¿no?
No, estoy bien.
Bien cagada.
Las pinturas me miraban bastante, supongo que es normal, soy nueva, no conozco a nadie ni ellos a mi.
-¡Bu!- dos manos me toman de los hombros.
Salto del susto y saco mi varita.
-Wow, tranquila soy yo.- veo a George con las manos arriba.
-¡Mierda, por que joden!- bajando mi varita.
-Bueno, ¡Mañana hay fiesta!- gritan emocionados Fred y George bailando medio raro.
-Que bien chicos.
-¡Y! ¡TU eres la invitada de honor!
-No se preocupe hay estaré.- intento sonreír.
-Bueno....nos vemos luego.- dicen mientras se alejan.
-¡Por cierto, ya es tarde!- George me avisa.
Camino hacia el comedor y lo encuentro gracias a las pinturas.
Mierda.
Esta cerrado la puerta.
-Señorita Reyes, ¿Se puede saber que hace fuera de su clase?- la voz viene de un hombre con aspecto deprimente.
