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«𝐔𝐧 𝐚𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐣𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬»
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Los rayos del sol se colaban por mi ventana, seria un día soleado, el sonido de mi alarma me hace abrir los ojos de par a par, ya estaba despierta pero con los ojos cerrados. Me siento en mi cama y estiro mis brazos.
Buenos días estrellitas.
Miro la hora en mi reloj y son las ¡9:47! ¡wow! Eso si fue un buen sueño, aunque siempre duermo así de profundo pero no tanto tiempo, debió ser la cena.
No tengo ánimos de una ducha. Salgo de mi cama y me pongo un short para bajar a desayunar.
Mientras bajo veo que no hay nadie en el comedor solo un elfo: Reynol que esta limpiando la mesa.
-Ama t/n, Reynol esta feliz de verla.
-Yo también.- me acerco y le doy un chocolate. -Sabes que eres libre, ya no tienes que venir.
-Reynol viene por que quiere verla, usted es mi amiga.
-Y tu el mio, ¿sabes donde están todos?
-Los señores se fueron temprano.
-¿No dejaron nada?, ¿ni una nota?
-No, pero le hago un desayuno la ama debe tener hambre.
-Si gracias, mis tripas se están comiendo entre si.
Chasquea sus dedos y desaparece, me siento en una silla y espero, mientras juego con mi varita. Si no tengo dones entonces tengo la magia.
-Espero le guste lo que Reynol preparo para usted.- Reynol aparece a mi costado y en la mesa está un plato con fruta.
-Gracias. Si quieres puedes irte o quedarte.
-No se preocupe yo volveré- habla y se desaparece.
Como toda la fruta, miro que Reynol no aparece, ¿Dónde mierda están? Ya es casi las 12 del día y nada.
Y tu sigues desayunando.
Eso no va al caso.
-Valla al fin abrió los ojos la princesa.- voleto mi cabeza y veo a Bastián.
-Desperté hace rato, ¿Dónde estaban?
-Por ahí, más tarde viene Rachel.
-¿Y Lucifer?
-En el Infierno. ¿Recien desayunas?- mira el plato y luego a mi.
-¡No! Ya acabé.
Se acerca lentamente, toma mi barbilla para mirarlo a los ojos y darnos un corto beso.
