Capítulo 17: Templo.

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Estuvimos un endemoniado mes buscando "al chico con cabello rojo y ojos dorados", la búsqueda no resultaba porque en ese estúpido pueblo no era bien visto ese tipo de apariencia. Cada que preguntábamos la respuesta era la misma...

—¡¿Cabello rojo y ojos dorados?! ¡Uy no chico! ¡No eh visto a alguien así y espero nunca hacerlo! Esa apariencia es del diablo sabes, yo que tú iría a rezar al templo no vaya ser que se te haya pegado una mala vibra—Decía un anciano ponzoñoso haciéndose una cruz en el pecho mientras retomaba su camino.

Nagisa se encontraba nuevamente en la posada, con los brazos cruzado y recostado en el mesón del bar. La cantinera viuda le había invitado de nuevo a otro vaso de leche y le miraba con una sonrisa de pena.

—Puede ser que hayas visto mal, el sol de la tarde quizás hizo que vieras algo que no era—Decía la mujer intentando animar al menor.

Nagisa niega con la cabeza con mirada pensativa.

—No, estoy seguro de que lo vi bien. Lleva ropas de este sitio, estoy seguro de que es habitante del pueblo—Decía con seguridad tomando de un trago la leche.

—Conozco todos los habitantes de este pueblo querido, y siento decirte que no he visto a nadie con esa apariencia que tú dices. Y de ser así, créeme que ya estarían buscándolo para asarlo en la hoguera—Dijo la mujer, mientras se alejaba para atender a otro cliente de la barra.

Nagisa bufó malhumorado, mientras se cruzaba de brazos y recargaba su espalda en la silla.

Jope Nagisa, la cabeza te retumba de maldiciones y frustración—Le decía la burlona voz de Lyon como eco en su cabeza.

—Es que no me explico, buscamos en todos lados y preguntamos a todos ¿Dónde podría estar?—Decía, sin importarle que alguien pudiera verlo como loco por estar hablando sólo.

No en todos los lugares...—Le recordó Lyon, y su cabeza hizo "clip".

—¡El templo!—Dijo en voz alta, llamando de nuevo la atención de la cantinera.

—¿Quieres ir al templo querido? Está en la cima de la colina, suele estar muy lleno de creyentes apasiónales—Decía la mujer mientras limpiaba el mostrador, sonrió a la nada ante un recuerdo pasajero—a pesar de los rumores son personas amables ¡Te hacen un tour por todo el sitio!

Nagisa asiente con una sonrisa ahora con un brillo anticipación en sus ojos.

Había decidido ir en la mañana, en donde claramente podía ver el templo de dos pisos en lo alto de la colina. Unos escalones de piedra llevaban a la entrada, unas enormes puertas de roble de un diseño antiguo y tradicional.

Nagisa iba en compañía de creyentes, quienes con poco disimulo le daban miradas de recelo. Al llegar dos jóvenes ayudantes los recibían con una cálida sonrisa.

—Bienvenidos al templo Akabane, los que quieran ir directo al rezo sólo sigan a mi compañera. Los nuevos que quieran conocer el templo sólo síganme en orden por favor—Decía cortés, Nagisa la siguió sin dudarlo pensando para sus adentros que quizás encontraría a ese peli rojo en ese sitio.

—¿De verdad crees que lo encontrarás aquí?—Le cuestionó Lyon un tanto negativo—no soy experto en estos temas, pero ésta religión no parece ser del tipo en que sus creyentes dan golpizas de tres contra uno ni amenazan con arrastrarte al infierno con una sonrisa psicópata.

—(Tú lo sugeriste) —Replica Nagisa en su interior manteniendo la mirada hacia delante.

—Sí, pero mira este sitio ¿Parece el lugar donde encontrarías un buscapleitos? Luce muy limpio para eso—Explica, y Nagisa observar su alrededor. Un piso de madera reluciente, paredes con pinturas y escritos antiguos que eran explicados por la amable guía, efectivamente todo muy limpio y puro.

El Brujo de la Montaña. (KarmaxNagisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora