Capítulo 4: Magia para enamorar.

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(¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice?)—Se decía así mismo una y otra vez, aquella amenaza del peli rojo lo había aterrorizado por completo, se arrepentía profundamente de haber ido a esa montaña, quien sabe la clase de lío en el que se ha metido. El profesor entro y los alumnos tomaron asiento.

—¡Muy bien! ¡Hoy haremos una actividad especial!—Esa voz alegro y femenina lo volvió de piedra.

—¿Eh? Tú no eres el profesor—Dijo un alumno confundido.

—¡Correcto! ¡Un punto por notarlo!—Felicito a lo que el aludido sonrió alegre—¡Mi nombre es Kayano! Su profesor tenía asuntos que atender así que yo seré su suplente—En otra parte del colegio se hallaba un hombre desmayado atado con lianas verdes a lo alto de la rama de un árbol.

—Sensei ¿No se ve muy joven para ser profesora?—Pregunto ahora una chica y Kayano le dirigió una mirada fulminante.

—¡No te burles de la estatura de los demás! ¡Veinte puntos menos!

—¡¿AH?!

—¡Y repites año!—La pobre chica se puso a llorar en su asiento siendo cruelmente ignorada por Kayano quien sonreía tiernamente como si nada—para lo que vamos hacer necesito que se agrupen en parejas—antes de que los menores miraran a sus respectivos compañeros anunció algo que dejo sorprendidos a todos—¡Pero en parejas de chico y chica!

—¡¿EHH?!—Dijo Misao sonrojado, sabía perfectamente lo que la peli verde trataba de hacer, y el que la mirara y esta le sonriera y le guiñara el ojo se lo confirmaba. Reunió el poco valor que le quedaba en el cuerpo, se levantó de su asiento y camino hacia la chica sentada junto a la ventana—¡Su-Suzuki san! ¿Qu-Quisieras...?—pero antes de que pudiera siquiera terminar la oración alguien se interpuso en su camino.

—¡Suzuki chan! ¿Te gustaría ser mi compañera? Una chica tan linda merece estar con el mejor de la clase—Dijo aquel chico de forma coqueta más alto que él, era un peli castaño de ojo azules y sonrisa de galán de telenovela, además de tener mucha más confianza y tener más soltura al hablar. Misao se sintió amenazado por esto y abatido regreso a su asiento bajo la mirada de frustración de Kayano.

—¡Tch! (Maldito galán de colegió)—Se mordió el labio molesta pero después sonrió de forma astuta—(pero aún hay oportunidad...)

—¡Oh no!—Exclamo Suzuki preocupada llamando la atención de Misao, hurgaba su bolso buscando algo con insistencia—mi lápiz... mi bolígrafo... ¡Ni siquiera mis crayones y los marcadores! ¿Los habré dejado en casa?—el rubio que la observaba miro Kayano quien le mostro los numeroso objetos para escribir con una sonrisa traviesa.

—¡Oh no te preocupes! Te puedo prestar mi... ¡Ah! ¡Yo tampoco tengo nada!—El galán a su lado tiro todo el contenido de su mochica a la mesa buscando con desesperación también algo para escribir, y no era el único, todos en el salón buscaban entre sus cosas la pertenencia que se les había perdido.

(¡Je¡ Supuse que alguien trataría de prestarle algo, así que tome todas las plumas y lápices del salón entero)—Sonrió orgullosa por el gran plan que se le ocurrió—(¡Ve Misao! Haz que valga la pena)—y como si hubiera dicho la orden en voz alta Misao aprovecho la confusión en la que estaban sumergidos sus demás compañeros y camino nuevamente hacia su amor platónico, apretando firmemente el bolígrafo en su mano derecha.

—Su-Suzuki san...—La aludida lo miro curiosa y trago grueso—Qu-Quiero darte...—de la nada y siendo interrumpido nuevamente entraron abruptamente un vigilante y el profesor del salón.

El Brujo de la Montaña. (KarmaxNagisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora