Muerte

342 39 19
                                    

Llegó el día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegó el día.
Llegó la hora.

—Tobías, ¿alistaste tus armas?

—Mhm. Mis hachas, un cuchillo y una pistola. Sólo eso, ¿no?

—Sí, sólo eso. Yo llevo lo demás—dicho esto, abre la puerta—. Todavía podemos descansar un poco. Siéntate al lado de mí.

Masky se sentó en las pequeñas escaleras que daban entrada al porche donde jugaban Sally y sus amigas.
Toby se sentó a lado de él. En silencio. Intentaba echarse un poco contra la pared, era de los primeros contactos que tenía con el mayor y no tenía muchas ganas de molestarlo o incomodarlo.

—No molestas...

Toby se acomoda mejor. Mira como Masky enciende su cigarrillo y sube un poco su máscara. Toby mira el fuego.

—¿Quieres? —Toby se aleja un poco—. Supongo que es un no.

El silencio parece comerse a los dos hombres sentados en aquellas escaleras. Masky le da su última calada a su cigarrillo, lo tira a la hierba y lo apaga con su bota.
Se levanta.

—Vamos —le estrecha su mano a Tobías.

Él acepta.
¿Debía?
Quizá.

—La casa queda un poco lejos... Supongo que tendremos que caminar.

Tobías mantenía su silencio.
«¿Para qué hablar?»
Exacto.
El silencio le incomoda, pero a la misma vez le ayuda.
Algo raro, pero común.
O tal vez no.

—¿Por cuánto? —A Masky le gustó oír la voz del menor.

—Queda cerca del pueblo que hay cerca del bosque.

—Mhm —Siguió caminando.

Llegaron a la casa. Era bastante bonita, más no demasiado grande. Entraron al pequeño jardín subiendo la medio destruida valla de madera. No había muchas flores ni nada por el estilo, sólo césped, un árbol y alguna que otra insignificante y triste flor. En silencio observaron alguna entrada, por más rara que sea cualquiera podría ayudarlos. Oyeron unos pasos directos a una ventana. Se escondieron detrás del árbol.
Una mujer que parecía bastante disgustada con la vida abrió de mala gana la ventana y la dejó así para después irse a la cocina.

—¿Qué hora es? —pregunta el castaño de ojos achocolotados.

—Lo más probable que sean cerca de las una o dos de la tarde—contesta Masky atento a los movimientos de la mujer.

—Podremos entrar mañana a esta misma hora—Masky gira su cabeza, mirando a Toby de forma bastante directa—. ¿Ocurre algo?

—Nada. Sólo que eres muy inteligente para tu edad. Si te soy sincero esperaba que fueras más tonto.

—¿Qué? —contestó disgustado con lo que dijo el mayor.

—Lo que oíste—Masky recordó lo que le dijo Hoodie—. Agh, perdóname.

—Pues no, no te perdono—bromeó el menor. Masky sonrió detrás de su blanca máscara.

Pasaron el día observando los movimientos cercanos a la casa.
Anotaron todo lo importante.
Era fácil matar al investigador, se notaba bastante delgado y no parecía muy fuerte. Sólo tenían que esperar a que el chico supiera algo que no tenía que saber. Max, el chico, empezó a sentirse observado, escuchaba risas, veía sombras, tenía insomnio, le dolía mucho la cabeza. Oh, pobre chico, ¿acaso nadie le dijo que eso no era bueno? Oh, pobre chico, le quedaba tanto por delante.
No dejaron rastros, Slenderman ya se encargaría de borrar de la vida al chico. No quedaría rastro de él. Ya nadie lo recordaría. Que triste es morirte y que nadie te recuerde ¿no? Él se lo buscó.

—Buen trabajo.

—Volvamos a la cabaña—habló Tobías después de dar un soplido.

—Mhm.

///////

¡Tarán! ¿Cómo están?

Oye, más de quinientas palabras, ni tan mal. ¿Les gustó?

Beban agua, coman bien y cuídense mucho.

Antes de terminar, le quería dar gracias a un seguidor que ha seguido toda la historia y ha comentado bastante: KHW0L4.

¡Gracias por seguir la historia y apoyarme! ♡

"ʟᴇᴛᴛᴇʀs𖤐"  // TicciMaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora