18
Claris
Esa mañana se sentía más fresca de lo normal. El cielo se veía nublado como si estuviera a punto de llover, lo cual era extraño estando ya a finales de noviembre. Caminaba hacia la cafetería favorita de mamá, por un café para ella.
Mi situación siempre era la misma.
Más frío, más abrigada debía estar.
Un abrigo largo color café y una bufanda color crema que combinaban con mis pantalones holgados, una camisa de manga larga blanca y tenis del mismo color, conformaban mi atuendo de ese día.
Miré hacía ambos lados antes de cruzar la calle y metí mis manos a los bolsillos del abrigo, avanzando. Centrada totalmente en mi paso y en la música que escuchaba con los audífonos puestos.
No podía dejar el IPod desde que Will me lo dio. Tenerlo junto a mí me hacía sentir como si lo tuviera a él.
Estaba entre nerviosa y emocionada por el día siguiente. Sería la cena con los padres de Will. Mis suegros.
Y sé que muchas al saber que conocerán a los padres de su pareja quieren salir corriendo, extrañamente... yo no quería salir corriendo.
Noté las características luces que iluminaban el nombre de la cafetería en la parte de afuera del lugar.
Saqué el iPod para ponerle pausa, levanté mi vista y me detuve justo afuera del lugar. Un conocido se encontraba recargado en la pared siguiente.
Chico guitarrista.
Miraba muy concentrado sus pies, como si fuera lo más entretenido del mundo.
Llevábamos un par de días sin vernos en persona y sin platicar luego de que le conté sobre lo de Will y yo. Las veces que intenté platicar con él cortaba la conversación tan rápido que sentía como si estuviera huyendo.
Y para ser honesta me sentía preocupada por que le estuviera pasando algo y que lo estuviera enfrentando solo.
Lo extrañaba.
Demasiado.
Parpadee un par de veces antes decidirme caminar hasta él. Paré justo cuando mis zapatos casi pegaban con la punta de los suyos. Levantó su mirada enseguida y sonreí al tener sus ojos en mí.
—¿Puedo acompañarlo, caballero?
Solo se dedicó a mirarme sin decir palabra alguna, mientras continuaba con mi sonrisa.
(ღ)
Callados.
Así nos encontrábamos, sentados en los columpios de un pequeño parquecito de juegos cercas de la cafetería.
Balaceándome apenas, teniendo las manos adentro de las bolsas del abrigo, hablé:
—¿Has estado bien? —pregunté, mirándolo de reojo.
Contestó con un sonido de afirmación. Sin embargo, No me miró.
—¿Tus padres y tu hermana están bien?
—Si, ¿tu madre está bien? ¿Tus abuelos?
Debí sentirme bien al escucharlo hablarme, pero no podía, no cuando seguro regresó la pregunta por cortesía.

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Querida Claris
RomanceClaris tenía una perspectiva de lo que era el amor. Y solo le bastaron 6 meses para descubrir lo que en verdad era, para saber que el amor iba más allá de lo superficial. Un mismo cielo, mismas nubes, pero diferentes personas. -No sé que ocurrió per...