Capítulo 21

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Claris

Habían transcurrido varios días desde que salí del hospital, me gustaría decir que todo siguió igual e incluso mejor. Fueron pocos días, pero se notaba y más cuando tenía a este ser maravilloso frente a mí.

Solté una carcajada cuando Will se levantó deprisa soltando un chillido.

—Que solo es un gusano —le dije.

—Pues que bien, que se mantenga lejos de mi —sacudió su pantalón, ahí donde el gusano tocó un microsegundo.

—¿No te gustan? —pregunté, eché una vista rápida notándolo distraído y me estiré a tomar al animalito.

—Son asquerosos.

Me levanté y caminé hacia él con la mano derecha atrás de mi espalda.

—No son asquerosos, solo son animales en su hábitat, naturaleza vaya. Y son muy importantes.

—Si, ¿para quién?

—Para el planeta, son buenos recicladores y su papel es crucial a la hora de descomponer la materia orgánica.

—Que interesante, ¿me pregunto cómo es que lo sabes? —fingió curiosidad.

Alcé mis hombros. Le mostré mi mano derecha donde tenía al gusanito e hizo una mueca.

—Te vas a tener que lavar las manos antes si quieres abrazarme.

—Uy —hice el ademán de acercarle el gusano y él se hizo hacia atrás.

—¡Ah, no!

—Uy —repetí.

—¡No, no, no, aleja eso de mí! —grito alejándose. Sonreí divertida y comencé a perseguirlo.

—Venga que le quiere dar un beso.

—¿Sí? Pues que se lo de a su abuela —y continúo alejándose casi corriendo.

—No lo creo —corrí detrás de él.

Era divertido verlo "huir" mientras le gritaba que era lindo.

Tomas aire mientras nos sentábamos y recostábamos nuestra espalda en el tronco de un árbol. Dejé al animalito en el suelo. Al final no alcancé a Will, el muchacho tenía piernas largas y era deportista mientras que yo era una lectora de libros de todo tipo a la que le gustaba cocinar.

Le eche una mirada. Estaba cruzado de brazos, serio.

Le di un beso rápido en su mejilla obteniendo su mirada enseguida. Parpadeo anonadado y su expresión se relajó solo un poco.

—¿Estás molesto?

Parpadeó.

Le di otro beso en la mejilla.

—Y ¿ahora?

No respondió. Solo observe que me veía, como si se estuviera preguntando algo.

Me acerqué otra vez, pero dejé mis labios más tiempo en su mejilla y al alejarme permanecí cerca de su rostro y le pregunté:

—¿Qué tal ahora?

Su respuesta a ello fue una sonrisa.


Will


¿Qué tocara mis mejillas? Lo permitía.

Querida ClarisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora