11. Las amigas

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Las amigas
                                    | Adara |

Exactamente, faltaba solo un puto mes para que comenzaran las putas clases.

Quisiera dejar de existir en ese preciso momento.

Esa era gran parte de la charla que teníamos con Iris y Evelyn.

—Por último, yo te pido un Hotcake de frutos rojos, muchísimas gracias —agradeció Iris.

—En instantes se los traigo, señoritas. —El muchacho se retira.

Nos ubicábamos en nuestra cafetería favorita, fuera de la escuela Moony Coffe. Generalmente, cuando no estamos en el instituto, venimos aquí.

—Como decía —Evelyn habló—, mis padres volvieron a pelear nuevamente, y es un tema que no me tiene muy bien.

—¿No has pensado en hablar con ellos? Es decir, tener una charla-familiar. —Tragué grueso.

—No. Solo estoy tratando de evitarlos, no quiero estar en casa.

—Deberías hablar con ellos, es enserio. Si no estás preparada para hacerlo, mantente en otra parte de la casa. Ten paciencia, piensa en ti, y pase lo que pase, no te metas en sus discusiones.

—Exactamente, Evelyn. Estoy de acuerdo con Iris.

La pelirroja es la mejor chica para darte consejos.

—Gracias chicas. —Nos tomó de las manos a ambas dejando leves y cortas caricias alrededor—. Son las mejores amigas que puedo tener. —Nosotras le dedicamos una sonrisa como respuesta. Finalmente, nos suelta

Evelyn tiene sus momentos tiernos, pero pocas veces.

—Pero ya está. No vinimos aquí para estar tristes —aclaró la rubia—. No saben lo que oí.

—¿De qué te enteraste? —Arqueé una ceja.

—Este año, entrará un nuevo chico al instituto, en el mismo grupo que nosotras —dijo Evelyn emocionada.

—¿A esta altura? —Arrugué la cara confundida.

—Tal cual oyeron, no se sabe nada de él aún.

—Guao, sorprendente —Iris rió irónicamente.

—Más adelante, tal vez, depende de cómo vayan las cosas...

Interrumpí —. Tratarás de tirártelo. ¿Verdad? —imaginé.

—Puede ser, pero solo si es lindo y si me pega un ojo.

—¿Qué sentido tiene llevarte chicos a la cama? Es enserio, no le encuentro el sentido. Total es ir con alguien a la cama y es suficiente. —Iris se encogió de hombros sin tomarle mucha importancia.

—Pasas un momento fabuloso. —Evelyn Rodeó los ojos.

—Si a ti te hace bien que cualquier banana entre a cualquiera de tus agujeros, yo no soy nadie para interponerme —bromeó Iris y no pude evitar no reírme ante su comentario.

—Ya, ya basta. Toda la vida fui así, y lo saben —Eve de mala gana.

—¿No has pensado en cambiar? —interrogué.

—Aunque, ustedes saben, que cuando estoy con alguien soy súper confiable, leal y precisa.

En eso coincido, o intento coincidir.

—Lo sé, lo sabemos —afirmé.

—No estoy con nadie. —Se encogió de hombros—. Tengo derecho a hacer lo que se me de la puta gana.

AMOR ENTRE MENTIRAS | PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora