Entré al edificio después de dar un largo suspiro, tomé toda la valentía que pude antes de subir hasta la oficina, una sonrisa se escapó de mis labios, todavía no podía creer lo que estaba a punto de hacer.
Entré al ascensor y presioné el botón del piso 9 donde sabía que estaría él, habíamos firmado los nuevos documentos de la reestructuración de nuestra sociedad como productora y Christopher estaba bastante pendiente de todo el proceso.
El camino se me hizo eterno, nunca había sentido tanta ansiedad subiendo hasta aquel piso, también era la primera vez que hacía algo así, me giré para verme en el espejo del ascensor y darme una última charla motivacional, acomodé mi cabello y mi ropa antes de mirar mi reflejo, estaba totalmente nerviosa y sentía como mi estómago se revolvía, cuando escuché el timbre de la puerta avisando que estaba en el piso 9 sabía que no había marcha atrás.
Tu puedes —me di ánimos una vez más antes de salir.
Caminé lo más segura que pude, saludando a quienes veía en el camino, mi respiración estaba cada vez más pesada, sacudí mi cabeza tratando de callar cualquier duda que pudiera surgir mientras me dirigía a la oficina.
Al llegar vi que la puerta estaba cerrada, me detuve y miré a los costados, no había nadie, sentí mis músculos relajarse un poco y finalmente me animé a tocar antes de entrar.
Pase —sonó su voz viniendo desde dentro.
Dudé un milisegundo hasta que por fin entré, Christopher me miró confundido, aparté la vista de él un momento mientras cerraba la puerta con seguro y volví mi atención a él.
¿Qué haces aquí? —se levantó para acercarse— pensé que nos veríamos más tarde —miró el reloj en su muñeca.
Sí, pero pensé que era mejor venir —traté de sonar lo menos nerviosa posible, pero me estaba costando controlar mis nervios, su mirada siempre me causaba escalofríos.
Christopher iba a hablar así que decidí acercarme antes de que lo hiciera y antes de que la poca seguridad en mi que había logrado conseguir, me abandonara.
Él se quedó de pie, mirándome confuso, cuando llegué a su lado lo tomé del cuello de la camisa y lo besé, al principio encaré el beso con desespero, como si estuviera buscando en sus labios la seguridad que me faltaba para continuar.
Wow —susurró entre mis labios— ¿y esto? —preguntó sin separar sus labios de los míos.
Shh —paosé mi dedo índice sobre su boca.
Sus ojos parecieron empezar a llenarse de fuego, su sonrisa era cada vez más traviesa, volví a besarlo mientras lo dirigía a la silla para que se sentase.
Señor presidente —dije en un tono bastante serio, finalmente estaba metida en mi papel, los nervios habían cesado— me dijeron que me requería en su oficina, ¿es verdad?
Christopher pasó un trago grueso de saliva y eso me motivó aún más, estaba logrando mi cometido.
Sí —me miró a los ojos, entendiendo hacia dónde iba, siguiéndome el juego sin dudarlo.
Dígame ¿en qué lo puedo ayudar? —deposité un beso en la comisura de sus labios y fui trazando así un camino hasta llegar a su cuello.
Lo escuché rugir al sentir el contacto de mis labios sobre su piel.
Me dijeron que era urgente —le susurré al oído y noté como su piel se erizaba.
Necesito que me ayude con un asunto personal —su voz sonaba ronca.
Volví a besarle el cuello, mientras pasaba una de mis piernas sobre las suyas para sentarme encima, pasé mi mano sobre su pantalón, y noté como su erección había crecido.