Última parte
Él me fue recostando lentamente en la cama sin separar nuestros cuerpos, seguía haciendo lo mío hasta que sentí sus dedos introducirse en mi feminidad, separé mi rostro de su cuello y gemí, tirando la cabeza para atrás, él aprovechó para atrapar mi cuello con sus labios, enredé mis dedos en su cabello y Christopher levantó su vista hacia mi, sonreí antes de besarlo y suplicarle que entrara en mi, él sonrió pícaramente y me torturó unos segundos más antes de satisfacer mi pedido.
Al terminar nos quedamos abrazados, tratando de normalizar nuestras respiraciones.
—Te extrañé —dijo él antes de darme un pequeño beso en la frente.
—Yo a ti —suspiré.
Christopher
Me desperté para encontrarme con el rostro de Dulce frente al mío, ella seguía dormida y su respiración era calma, sonreí, había deseado tanto volver a despertarme junto a ella, intenté acercarme lo más despacio posible para abrazarla y darle un beso en la frente, no necesitaba nada más, estuve así, admirándola un rato hasta que se empezó a mover desperezándose.
—Hola —me saludó sonriendo antes de bostezar.
—Buen día hermosa –le devolví la sonrisa— ¿cómo dormiste? —pasé mi mano por su mejilla.
—Muy bien, hace mil no me pasaba esto, ¿y tú? —se acercó un poco más hacia mi pecho.
—Siento que todavía estoy soñando –admití— la mejor noche
—Eres exagerado desde temprano, me había olvidado —se separó un poco para verme— ¿te despertaste hace mucho? —negué con la cabeza— ¿Vamos a buscar algo para comer? Tengo mucha hambre
Bajamos a la cocina y preparé el desayuno, un estilo muy americano, pan tostado, huevos revueltos, frutas picadas, café y un poco de jugo de naranja. Desayunamos entre risas y miradas, pero sabíamos que teníamos una conversación pendiente, al terminar fuimos al sillón y nos sentamos quedando de frente, Dulce suspiró, agarré uno de sus mechones y se lo acomodé detrás de la oreja.
—Te extrañé —dije sin pensarlo.
—Yo también —suspiró, levantando la mirada.
—¿Quieres hablar ahora? —la miré y noté cierta tristeza en sus ojos.
—Sí, no sé —hizo una pequeña pausa— no sé qué decir
—Empiezo yo, ¿quieres? —ella asintió.
Me quedé en silencio un rato, tratando de organizar mis ideas para ver por dónde empezar.
—Quiero empezar pidiéndote perdón —puse mi mano en su mentón— perdón por haberte faltado, por dejarte ir y no cumplir la promesa de estar para ti pasara lo que pasara
—Y yo te pido perdón por haberme ido —me interrumpió y le hice una seña.
—Déjame terminar —ella asintió— tuve mucho miedo, la primera vez que te fuiste sabes que la pasé mal, que mis inseguridades se hicieron más grandes, tuve miedo de que me cambiaras por alguien más, que estando lejos me remplazaras, tenía miedo de quedarme esperándote y que no volvieras o que dejaras de quererme y sabía que no iba a poder soportarlo una vez más, especialmente si no sabíamos cuándo íbamos a volver a vernos —suspiré e hice una pequeña pausa— además sentía que no podía atarte a mi, no podía negarte el derecho de enamorarte, de que pudieras encontrar a alguien que te hiciera feliz
Vi como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas y su mirada parecía querer decirme algo, pero seguí hablando, era ahora o nunca.
—Y a pesar de todo eso, de que fui yo quien decidió terminar todo, no pude olvidarte Dul —sonreí y sentí como se me estaba formando un nudo en la garganta— durante estos cinco años no pude dejar de pensarte, de extrañarte, intenté remplazarte y olvidarte en otra piel y todos mis intentos fueron en vano, terminaba buscándote ahí y fue peor, porque me lastimaba a mí y lastimaba a la otra persona, intenté de todas las formas posibles olvidarme de ti, intenté odiarte y terminé amándote más —tomé un poco de aire— me había resignado a perderte, a seguirte en silencio desde la distancia, era la única forma de tenerte. Fui un estúpido al pensar que iba a poder sacarte de aquí —dije tocándome el pecho— cuando lo único que hacía era amarte