-Mmmmmmmmmm. – Kaudan meditaba, cabizbajo y con los ojos cerrados, parecía que intentaba acceder a toda la información reunida en su cerebro, de la misma forma en que lo había hecho los últimos 20 minutos. En todos sus años desempeñando el puesto de Kahuna jamás le había llegado una pregunta parecida, por lo que no sabia reamente que responder, pero por el otro lado, si Satoshi había depositado su confianza en él se sentía responsable de orientarlo.
-¿Kaudan? ¿Se encuentra bien? - Pregunto Satoshi, había sido bastante paciente pero ya se empezaba a desesperar por la incertidumbre.
-Lo siento Satoshi, los temas sobre el amor nunca han sido realmente mi fuerte, y quizás ya sea muy viejo para entender sobre otras cosas. ¡PERO! Antes de que te vayas, tengo una historia que me gustaría compartirte. – Añadió al final Kaudan, para darle a entender a Satoshi que su viaje no había sido en vano.
-¿Una historia? ¿Sobre qué?
-Ooooh es una de las historias mas valiosas que tengo, sobre como comencé a salir con la abuela de Hau.Satoshi se acomodó en su silla, entrelazando sus dedos y mirando fijamente a Kaudan como si no quisiera perderse ningún detalle, por lo que el viejo Kahuna supo lo interesado que estaba. Kaudan le sirvió una taza de te al chico y otra para si mismo, y entonces comenzó su relato.
-Bien, esto paso hace unos 50 años si mal no recuerdo, en ese tiempo Ciudad Hauli no era más que un puñado de casas, aun no ocurría nada del boom turístico que tuvo Alola con el tiempo. En esos años yo era Capitán, me encargaba de realizar las pruebas para los jóvenes que realizaban el recorrido insular, pero mi ambición estaba lejos de solo eso, ya estaba aspirando a ser Kahuna.
-Siempre quiso serlo?
-Claro, después de todo, los Kahunas son elegidos por los espíritus guardianes para proteger sus respectivas islas y resguardar a sus habitantes y Pokémon. Todo un honor si me lo preguntas, pero el problema fue que en mi juventud era algo más, ambicioso. Para mí, el titulo de Kahuna no iba a ser mas que el siguiente gran logro en mi vida, lo veía como algo lógico pues para ese entonces ya era un campeón insular.Sin embargo, mi predecesor, el anterior Kahuna de Melemele, me decía que iba por un camino equivocado, aunque nunca me dio la pista que necesitaba para corregirlo. Sin embargo, lo peor era que, pese a mis esfuerzos, no era capaz de recibir la bendición de Tapu Koko. No entendía que era lo que me faltaba, no sentía que fuese solo fuerza, era algo más complejo y difícil de obtener que mera fuerza bruta.
Fue entonces que la conocí a ella. La abuela de Hau no se dedicaba a ser entrenadora, ella era una sanadora. Claro, en esos años aún no había mas que un centro Pokémon bastante arcaico en la isla, asi que no daba realmente abasto para todos los habitantes. Ella se dedicaba a viajar por la isla curando y atendiendo a aquellos que no podían ser recibidos directamente en el centro Pokémon. Bueno, un día que estaba cuidando la barrera del capitán que iba al norte de la isla, ella se cruzó conmigo, pidiéndome permiso para ir hacia los jardines de Melemele, quería ayudar a un Pokémon herido, aparentemente era un Pelipper o algo asi que ella vio ser derribado desde su casa. Por supuesto, no podía dejarla pasar sin más, en esos tiempos la isla aun tenía zonas inhóspitas y en dichas zonas los Pokémon solían ser muchísimo más agresivos con los humanos, por lo que era bastante peligroso aventurarse en esos lugares. Use mi déspota posición como capitán para decirle que tenia que irse, que si deseaba pasar por ahí debía superar mi prueba y demostrar que era capaz de cuidarse sola.
-Y que dijo ella?
-Me dio un puñetazo. Me dijo que entendía las normas, pero que un Pokémon estaba herido, asi que podía tomar mis reglas y metérmelas por...- Kaudan paro un segundo, miro a Satoshi calculando que palabra seria apropiada. – Digamos que por lugares. Me regaño largo y tendido sobre el que un Pokémon necesitaba ayuda urgente, y eso era todo lo que necesitaba saber.
-Que hizo usted entonces? – Pregunto Satoshi, la situación se le hacía algo familiar pero no pudo evitar reírse un poco.
-Pues no me quedo de otra, como no podía dejarla ir sola decidí acompañarla. Ella no me hablo en todo el camino, pero su actitud se suavizo un poco cuando llegamos al lugar donde Pelipper se había estrellado. Ella lo curo con muchísima paciencia y cariño, me dejo totalmente embelesado.
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SatoGou: Nuevas Experiencias
RomanceSecuela de SatoGou: Primeros pasos. Satoshi y Gou ya han sembrado las semillas de su romance, sin embargo nuevas aventuras, sumado a viejos conocidos, traerán una ola de eventos que los pondrán a prueba constantemente.