007

1.7K 117 177
                                    


---

La semana había transcurrido repleta de actividades, y hasta el jueves las chicas habían logrado acumular 75 puntos, lo que denotaba un buen desempeño hasta ese momento y altas posibilidades de ganar.

Applejack se dirigió a la ciudad para recoger a su hermana, quien había pasado estos días en casa de la deportista. Al llegar, tocó el timbre y en cuestión de segundos la puerta se abrió.

— Buenas tardes. ¿Está Rainbow Dash? También necesito ver a Apple Bloom —saludó Applejack al hombre de cabello arcoíris que abrió la puerta.

— Por supuesto, ambos están adentro. Por favor, pasa —respondió, apartándose para dejarle paso a la rubia.

Mientras se dirigían hacia la sala, Applejack recordaba bien esa casa y sus mejillas se coloreaban al recordar la noche que había pasado allí.

— Mi hija y tu hermana están en la sala, jugando un juego de mesa —explicó el hombre mientras avanzaban.

Al llegar a la sala, encontraron a Scootaloo, Apple Bloom, Dash y a windy, madre de Rainbow jugando Uno.

— Applejack, no sabía que vendrías —saludó la deportista levantándose del asiento y acercándose a ella, con leves tonos rojizos en sus mejillas.

— La abuela me mandó a traer a mi hermana —respondió Applejack, visiblemente nerviosa.

— No me quiero ir —dijo Apple Bloom, abrazando a Scootaloo.

— Quédate un rato jugando, Applejack y yo iremos a hablar a mi habitación —le tomó la mano a la rubia—Por favor, no nos molesten —añadió, llevándosela.

— ¿Q-Qué?... —respondió Applejack, nerviosa, dejándose guiar por la deportista.

— Bueno, si quieren galletitas, avísenme —dijo Windi con una sonrisa.

— ¿ Dash y tu hermana tiene algo? — pregunto Scootalo curiosa a Apple bloom

— Hmm  no lo creo, según se Applejack anda de novia con Rarity, pero últimamente no las he visto juntas — responde Apple bloom concentrada en sus cartas

— ¡ Uno! — dice Brow dejando su carta

— agh no es justo, siempre gana, quiero revancha — dice Apple bloom.

Mientras tanto, con Applejack y Rainbow Dash, ninguna de las dos había dicho nada. Subieron las escaleras aún tomadas de la mano y sonrojadas. Al llegar, Dash abrió la puerta de su habitación y dejó pasar a la rubia, quien se sentó en la cama, recordando todo lo que había pasado aquella noche. Dash cerró la puerta y se quedó mirando a la rubia en silencio.

— Sabes —habló después de casi dos minutos de silencio— para mí es más difícil olvidar lo que pasó esa noche. Duermo en la cama donde ocurrió todo —la rubia bajó la mirada avergonzada, mientras Rainbow se acercaba, quedando parada frente a ella—Aún puedo sentir tus labios sobre los míos —acarició los labios de Applejack con sus dedos, haciéndola estremecer y voltear a verla, sin levantar la cabeza, solo con la mirada—... N-no me mires así —se alejó para empezar a recoger la ropa que tenía tirada por todo el suelo.

— ¿P-para qué me trajiste? —preguntó Applejack, aún nerviosa y temblorosa.

— Para hablar. ¿Qué querías que dijera todo eso frente a mis padres? —respondió Dash.

— No... Pero, ¿por qué me dices todo esto? ¿A qué quieres llegar? —replicó Applejack.

— No quiero llegar a nada. Simplemente quería decirlo. Habíamos quedado en que íbamos a olvidar. Me dijiste que tú ya lo estabas haciendo. Solo quería mencionar que yo no puedo —explicó Dash.

Antes tu enemiga que tu novia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora