017

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Después de disfrutar de una relajante ducha caliente, Dash salió del baño envuelta en una bata de baño. Al mirarse en el espejo, una sonrisa iluminó su rostro antes de dejarse caer en la cama abrazando la almohada de Applejack, soltando un suspiro de felicidad y emoción mientras daba pequeñas pataditas de alegría. Simplemente se sentía felíz.

Mientras estaba acostada, escuchó la puerta abrirse y se giró para ver a Applejack entrar, empapada por la lluvia y con un poco de barro.

— ¿Por qué no te has vestido? — preguntó Applejack, con un tono de regaño. — Te vas a enfermar —

— No te preocupes, tengo un sistema inmunológico de hierro — presumió Dash.

— No me vengas con eso, busca algo de ropa en el armario y vístete ya — ordenó Applejack.

— Está bien, está bien — respondió Dash mientras se dirigía al armario en busca de algo que le gustara.

Mientras tanto, Applejack se encaminó hacia el baño para tomar una ducha caliente, sintiéndose relajada. Después, se llevó la mano a los labios, recordando el beso de Dash y sintiéndose emocionada por la experiencia.

— Applejack, ¿qué estás haciendo? — preguntó Dash una vez vestida, tomando por sorpresa a la rubia.

—¡¿Qué haces aquí?!— exclamó Applejack, cubriéndose avergonzada y sonrojada.

— ¿Por qué te tapas? No hay nada que no haya visto antes — dijo Dash con una sonrisa coqueta, provocando que Applejack se ruborizara aún más y desviara la mirada.

— N-No digas esas cosas... — balbuceó  nerviosa.

Dash soltó una risita.

— Pero si es la verdad —

— Deja de bromear, ¿qué haces aquí? — preguntó Applejack.

— Venía a preguntarte algo, pero parece que llegué en mal momento. ¿Qué? ¿Estabas a punto de mat...? — Dash fue interrumpida.

— ¡Rainbow Dash! — exclamó Applejack, avergonzada.

— Ah, ya, ya. ¿No quieres que me duche contigo? Así te ayudo — sugirió Dash con una sonrisa pícara.

— No, ve y toma sidra caliente — respondió Applejack, sonrojada.

— Está bien, está bien. Tú ganas... Por cierto, eres muy sexy — dijo Dash saliendo del baño.

Applejack se quedó roja pero sonriente.

Mientras Dash se dirigía animada hacia la cocina. Al llegar, la abuela la miró con una sonrisa.

— Oye, Dash, ¿quieres sidra? Applejack dijo que te encanta —

— Sí, por favor — respondió Dash, tomando asiento en la mesa del comedor. — Pero la Sidra Apple es la mejor —

La abuela sonrió.

— Eres encantadora — dijo, sirviéndole un poco de sidra caliente.

— Gracias — agradeció Dash, dando un sorbo.

— Bueno, si me disculpan, tengo que terminar algunas cosas. Con permiso — dijo la anciana, dejando a Rainbow y Big Mac a solas.

Después de un momento de silencio, Big Mac rompió el silencio.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —

Dash lo miró.

— Claro —

— ¿Amas a Applejack? — preguntó Big Mac directamente.

Dash se sorprendió y se sonrojó ante la pregunta repentina.

Antes tu enemiga que tu novia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora