La peli negra ya hacia en la entrada del gran castillo. Ella se imaginaba una mansión o algo así. Pero era mucho más de lo que ella se imaginaba.
La gran fuente de agua, que era deslumbrante por una estatua de un ángel, que sostenía una llave. Pasaba por al lado de la fuente, observando cada detalle de esta, miraba el laberinto de arbustos que contenían rosas blancas. Algo que para ella era nuevo, nunca había visto todas blancas. Solo las rojas. Sus ojos se posaron en la parte alta del castillo, viendo las estatuas de los angeles angeles. El castillo era de color blanco, con sus ventanas en forma de arco y de color amarillo, las puertas gigantescas de madera, con pequeños pedacitos de cristales. Ella miraba como una niña que nunca había probado un dulce de frutilla. Llevaba su bolso en su hombro; la mujer le había dicho que no hacía falta que lleve nada, que allí tenía ropa, toallas, cosas de higiene personal, etc. Caminaba a paso lento, ya que quería mirar cada detalle del castill, pero ella pensó que después podría observar todo esto mañana a la tarde. Así que decidió acelerar el paso y dirigirse más rápido a la gran puerta del castillo. Se acercó a esta y toco el pequeño timbre de color dorado, esperando a que alguien o la Señora Kaulitz la atendiera, solo bastaron 10 segundos, y la gran puerta fue abierta por la Señora Kaulitz.
—¡Arabella! Un gusto tenerte aquí. Pasa.
—Hola Señora Kaulitz. Con permiso.—dijo la peli negra con una pequeña sonrisa, adentrándose adentro del castillo.
—Bien...en un par de minutos tengo que tomar el vuelo para ir a Rusia. Primero que todo, no ahí empleados que hagan las cosas...—la peli negra miro confundida. Porque para ella, tener un castillo así, también deberían tener empleados.—pues...mi hijo tuvo problemas con todos y pasaron cosas. Pero no te preocupes.—la peli negra asintió, un escalofríos recorrido por su nuca al sentir como si alguien la estuviera observando desde lejos, pero no le tomo importancia y siguió escuchando a la mujer rubia.
—Y...¿Hay algo que a su hijo no le guste? Para tomar en cuenta y no hacerlo enojar o que le disguste—pregunto la peli negra, el nerviosismo la estaba carcomiendo junto al miedo, por alguna razón sentía que ella no estaba a salvo en ese lugar.
—Oh si. No le gustan las manzana, el contacto físico, si tiene un episodio de esquizofrenia no te le acerques por tu bien, no entres a su habitación después de la 1 a.m...—la peli negra escuchaba, pero se estaba perdiendo de todo lo que la mujer decía, eran mucha cosas y el medio a ese lugar le opacaba más la mente.
Las mujer estuvo hablándole de todo lo que no tenía que hacer, por su bien.
—Adios Arabella...cuídate...—dijo la mujer con una cara de tristeza y preocupación.
—Si señora Kaulitz. Que le vaya bien, hasta pronto.—dijo la peli negra, observando como la mujer caminaba sin mirar atrás, mientras la esperaba la misma limusina negra en la que ella antes se había subido para llegar hasta aquí.
Lo último que vio fue como la mujer se subía y miraba a la peli negra, mientras una lágrima resbalaba de sus ojos. Y en segundos, la limusina arranco y desapareció de la vista de la peli negra. Cierra la gran puerta, decidida a ir a la habitación donde la Señora Kaulitz le dijo, donde ahí se quedaría a dormir.
—¡Vaya, vaya , vaya!¿La nueva niñera de mí hermanito?—la peli negra se exaltó al ver a un chico de trenzas africanas, ropa olgada, como de 10 tallas más que el; una bandana decorando su frente y un piercing en su labio inferior, con una cara hermosa. El chico estaba apoyado contra el marco de la gran puerta al lado de ella, mientras miraba a la peli negra sonrriente al ver el gran susto de parte de ella.
—¿Q-uien eres?—pregunto ella con el corazón acelerado, no se imaginaba encontrase con alguien y que le dé un susto de la nada.
—Soy el hermano gemelo de Bill, el chico que vas a cuidar.—dijo este con una sonrisa, observando el cuerpo de la peli negra, en especial sus pechos y tracero.—Lindo tracero...—dijo este mordiéndose el labio inferior junto al piercing.—Si quieres...te podría llevar esta noche a ver las estrellas...a mí cama...—dijo sonrriente. La peli negra lo miro con asco.
—Tom, deja a mí pequeña niñera...
—¡Ah!—grito la peli negra al escuchar una voz detrás de su espalda, se voltea y ve a un chico alto, muy alto. Con rastas negras y algunas blancas, con una remera negra y un pantalón de jean en forma de campana en la parte de sus tobillos. Su ceja adornada por un piercing negro, su cara era la de un ángel.
—Bien hermano. Los dejo solos. Me voy a follar a una rubia de por ahí.—dijo el de trenzas mirando a su hermano gemelo, dirigió su mirada a la castaña para después acercar un poco su cara con la suya—Nos vemos... hermosa—dijo el de trenzas, y salió por aquella gran puerta de madera.
El peli negro miraba fijamente a la peli negra, con enojo, sentía sierto rencor y atracción hacia la peli negra. La tomo del pelo fuertemente, elevandola un poco del suelo y haciendo que sus tobillos no toquen el suelo y solo su metatarso.
—¡Ahh!—la peli negra se quejo, sintiendo dolor en su cuero cabelludo. Ella lo miro con miedo, mientras que sus lágrimas amenazaban fuerte con salir de sus ojos, pero ella se contenía,. No quería parecer débil.
—De ahora en adelante, serás mía. Me harás caso, porque puedo llegar a hacer más que tirarte del pelo...—dijo tomando su mandíbula con la otra mano. Acerco más su rostro de ella, quedando a escasos sentimientos del suyo mientras se relamia los labios.—¿Entendido?—el a l no tener respuesta de la peli negra, estampó su mano contra la mejilla de ella.—¡Maldita perra responde!
—Ss-si...—dijo ella, comenzando a llorar y sollozar. El peli negro al darse cuenta de esto, la levanto de un solo tirón del brazo.
—Vete. Instalate en mí habitación.
—P-ero-
—¡Que te instales en mí habitación mierda!—la cordura del pelo negro ya había estallado, la agarra del brazo y la levanta entre los suyos, subiendo con ella escaleras arriba. Camino por un pasillo a paso rápido, sin dejar observar bien los detalles a la peli negra. Entraron a una habitación, el peli negro tira a la peli negra dentro de ella habitación y entra en ella, cierra la puerta con llave y mira a la castaña tirada en el suelo llorando.
Ella se tenía que preparar para lo que iba a sufrir en ese puto castillo...
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