prólogo

1K 46 2
                                    

Pov. Lisa—Cariño, ya llegué. 

Llego a mi departamento, emocionada con la idea de que nuestra boda,por fin está a punto de realizarse. 

Dejo sobre la mesa la pequeña caja de regalo que contiene la llave de laque será nuestra casa, el hogar de nuestra futura familia. 

Durante los cuatro años en los que hemos estado juntas, trabajé muy duropara poder ofrecerle a mi novia, estabilidad y comodidad. 

Sé que tanta dedicación y esfuerzo nos mantuvo separadas por largotiempo, ya que cada vez estaba más horas en la oficina, para poder reunir losuficiente y comprarle la casa de sus sueños. 

Sé que valió la pena, porque al fin tengo un futuro digno que ofrecerle. 

Subo las escaleras para buscarla en nuestra habitación.Tengo que darle la buena noticia. 

Una que cambiará sin duda nuestras vidas. 

Abro la puerta, pero no la consigo allí. 

Con inmensa emoción, me voy al baño, pero se encuentra vacío. 

Regreso a la habitación intrigada, por su ausencia y es entonces, cuándoobservo una hoja doblada por la mitad, colocada sobre la mesa junto a lacama. 

Estoy segura que mi prometida tuvo que salir de imprevisto y dejo unaviso, para indicarme que pronto regresará. 

Sonrío, porque se lo metódica y quisquillosa que puede ser con eso de lasnotas. 

Siempre acostumbra a dejarlas en cualquier parte de la casa y adoro esode ella. 

No puedo olvidar lo que dijo, cuándo dejó la primera, sobre la puerta dela nevera. 

"Ahora que pasas más horas que nunca en la oficina, creó que unabuena manera de comunicarnos, cuándo no nos vemos o me encuentrasdormida al llegar a casa, es a través de las notas".

Estoy orgullosa de ella, porque a pesar de lo difícil que ha sido, paranosotras y lo duro que es permanecer alejadas por tantas horas, ellacomprende que lo hago por nosotras, por el futuro de nuestra familia. 

Desdoblo el papel y puedo observar que la nota es extensa, así que mesiento a la orilla de la cama para leerla con calma. 

Querida Lisa: 

Es difícil para mí, seguir soportando esta situación. Durante ésteúltimo año, sentí que algo dentro de mí se había roto. Intenté con todasmis fuerzas evitar sentirme de ésta manera, pero ya no puedo fingir pormás tiempo, lo cierto es que ya no te amo.Debo confesarte, que hace unos meses conocí a alguien, no fue algocalculado ni ejecutado con mala intención, sólo apareció de la nada ydesde entonces, no pude dejar de pensar en ella.Perdóname si con ésto te hago daño, pero debo ser sincera contigo,porque te lo mereces.No puedo casarme con una persona con la que no siento nada. Seríaengañarnos a ambas y lastimarnos en el camino.Estaríamos destinadas al fracaso y eso no lo puedo permitir. Es por esarazón y por muchas otras más, que decidí que era el momento demarcharme y terminar con ésta relació, n que no tiene futuro ni razón deser.Esa persona que te mencioné, me pidió que me fuera con ella y no puderechazar su oferta, porque es a ella a quien realmente amo y con quiendeseo estar.Lamento profundamente confesártelo todo y destruirte en el proceso,pero no puedo seguir mintiéndote, porque al hacerlo, siento que me estoyengañando también.Lamento también no haber tenido el valor de decírtelo a la cara,porque si te enfrentaba, sentiría lastima y remordimiento y entonces nohabría sido capaz de dar este paso.Eres una mujer especial Lisa, alguien que se entrega sin reservas, queama con intensidad, bondadosa, cariñosa; la mejor amiga que alguna veztuve.Pero no eres la indicada para mí. Sé que en alguna parte, hay unamujer esperando por ti y que estará dispuesta a devolverte el amor con lamisma intensidad que tú lo mereces, pero esa mujer ya no soy yo. Gracias por amarme tanto, por haberme hecho feliz y por todo lo quehiciste para mantener a flote está relación. Pero es el momento de deciradiós.Espero que algún día puedas perdonarme. 

Con cariño. 

Irene.

Las lágrimas ruedan por mi cara, mientras siento que mi corazón se hace pedazos.

Estrujo la carta entre mis manos y lloro con desconsuelo.

La vida que había construido junto a ella, se desbarató en un solo segundo.

Todos nuestros sueños, los sacrificios, no significaron nada para ella.

El intenso dolor que siento me hace perder la razón y comienzo a destruir todo, lo que encuentro a mi paso.

Todo cuánto le pertenecía.

Una vez que acabo con cada cosa, que me recuerda a ella, voy al cuarto de servicio y busco algunas bolsas de basura.

Saco de las gavetas y del guardarropa, las pocas pertenencias que dejó y las arrojo dentro de ella.

Me lleva varias horas eliminar cada objeto, cada foto junto a ella, su cepillo de dientes y su champú favorito y cada uno de los pequeños objetos que coleccionamos, cómo recuerdo de cada viaje al que fuimos.

Salgo de mi departamento, llevando conmigo todas las bolsas repletas de sus cosas y las lanzo, directo al basurero.

Regreso y de inmediato me dirijo al bar y tomo la primera botella de whisky a mi alcance.

Bebo directo de la botella, un trago tras otro, tratando de ahogar mis penas y el dolor profundo que estoy sintiendo.

Las horas pasan lentamente, mientras el número de botellas vacías va en aumento.

Ya no siento mi cuerpo y todo a mi alrededor comienza a tornarse borroso.

Apenas logro sostener la botella y en una fracción de segundo, está cae de mis manos haciéndose pedazos.

Trato de recoger los vidrios rotos, pero mis movimientos son torpes y dificultosos y lo único que logro es cortarme profundamente las manos.

La sangre comienza a brotar rápidamente y en cuestión de segundos toda mi ropa está inundada del líquido rojo y espeso.

A lo lejos, escucho golpes en la puerta y el móvil vibrar dentro de mi bolsillo, pero hago caso omiso.

Tal vez mi mejor opción sea desangrarme y eliminar el dolor de una vez por todas.

Cierro los ojos y dejo que el destino siga su curso.

Mi vida sin ella ya no tiene ningún sentido, entonces... para que seguir viviendo si ella, ya no estará conmigo.

embarazada por accidente - jenlisa adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora