sorpresa

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Pov. Jennie

―¿Jen?... Jennie, por favor... ¡Contéstame!.

Los gritos desesperados de Nayeon, me obligan a reaccionar, en medio de una especie de nubosidad borrosa y una pesadez un tanto extraña.

―¿Qué... qué... qué paso?.

Pregunto desconcertada, mientras miro alrededor y compruebo extrañada, que en lugar de seguir en el baño, estoy acomodada en uno de los sillones de la sala.

―Pues que casi me matas del susto, mujer―hace ademanes con sus manos al mejor estilo hollywoodense―Si no ha sido por Don Gaspar, aquí―me señala hacia uno de los rincones de la sala y observo a nuestro vecino, parado cómodamente y con una enorme sonrisa de satisfacción en su cara―Que llegó en tu auxilio, no sé lo que hubiera pasado.

Queeeeeeee...

¿Sola con Don Gaspar?

Me incorporo en el sillón, pero nuevamente siento un repentino mareo, que me hace sentir un gran escalofrío.

―Pero, pero...

Alterno mi mirada entre ella y el más que contento vecino, quien mueve sus cejas con evidente agrado, tras haberse quedado solo conmigo, mientras estaba inconsciente.

―No hay, peros que valga―me apunta con su dedo, al tiempo que coloca su otra mano sobre su cintura―Si no ha sido, por el atento de nuestro vecino―vuelve a señalar hacia el lugar donde se encuentra.

―Que tuvo la amabilidad de estar pendiente de ti... ¡Gracias a Dios, se me ocurrió la idea de dejarle una copia de la llave!―Queeeee...

¿Una copia de la llave?.

Volteo hacia él y con una nueva sonrisa pervertida, levanta la llave en muestra.

―Y si no es, porque tuvo la brillante idea de darse una vueltica por casa, solo para comprobar que estuvieras bien―el baboso levanta sus cejas repetidamente, con esa sonrisa satisfecha, que me causa escalofríos―No te habríamos encontrado, sino hasta que finalizara el calendario chino―¿Qué carajos?.

―En fin, tú y yo, nos vamos ahora mismo al Doctor, para que nos diga que es lo que está pasando contigo.

Sé que debo hacerlo, pero no cargaré un solo gasto más sobre ella a sabiendas de que Nayeon, es quien ha estado soportando los mayores desembolsos de la casa.

―No, Nayeon... mira―piensa, piensa, piensa, en la excusa que vas a dar, me digo a mí misma―No es necesario―entrecierra sus ojos a la espera de que termine de decir, lo que pienso al respecto.

―Sólo es un simple mareo―cruza los brazos sobre su pecho, al tiempo que repiquetea su pies una y otra vez, contra la baldosa del piso―Es decir, seguro es la preocupación o tal vez el estrés, debido a que no he logrado encontrar trabajo―su cara se contorsiona en molestia y veo que no llegaré lejos con este pretexto, así que algo llega a mi mente de último momento y lo uso a conveniencia.

―Además, mañana es mi cita con la ginecóloga―sus ojos se abren con sorpresa—A la que tú me vas a acompañar―la señalo con mi dedo y puede ver el gesto de preocupación en su rostro... ¡bingo!, di en el clavo―Sin excusas.

Se pone nerviosa y para evadir mis nuevas preguntas, porque las habrá, luego de percibir su actitud nerviosa, se dirige a Don Gaspar para pedirle la copia de la llave, que le había dejado.

―Gracias por su ayuda, Don Gaspar―toma el rostro de nuestro vecino, entre sus manos, para darle un beso a lo que él corresponde poniendo su boca en pico, pero mi amiga, que no tiene un pelo de tonta, lo obliga a bajar la cara, para darle el beso en la frente―Es usted un sol, pero llegó el momento de que me deje a solas con mi hermana.

embarazada por accidente - jenlisa adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora