la caja de pandora

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Pov. Jennie

Por fin el día está llegando a su fin.

Estoy muy cansada luego de tanto ajetreo y de esa consulta tan extraña con la ginecóloga.

Nayeon y yo, decidimos volver a casa, ya que está noche la espera una cita con su vaquero y a mí, una cita con la sección de clasificados.

Me urge encontrar trabajo, en cinco días el mes finalizará y debo pagar la renta y aun me falta la mitad del dinero, para completar el pago y si uso la reserva que tengo guardada para ello, no tendré dinero ni siquiera para comer.

Apenas salimos de la farmacia, nos sorprende un fuerte aguacero que nos empapa, hasta el rincón más escondido de nuestro cuerpo.

―¡Joder, Jen! Tendré que volver a secarme el cabello en cuánto llegue.

No puedo dejar que el vaquero me encuentre con los cabellos explotados. El glamour está por encima de todo, nena una chica no puede sufrir el bochorno de presentarse delante de su enganche, pareciéndose a la chica del Aro―contrae su cara, cómo si la comparación le produjera pánico.

―Eso sería indignante, además―expresa con dramatismo―Hideo Nakata, me demandaría por usurpación de su personaje

¿Está hablando en serio?

―¡Carajos, Nayeon! El agua está helada, será mejor que nos apuremos, mi cartera está empapada al igual que mis zapatos favoritos, que dudo sirvan para algo luego de esta noche. Mi piel ya comienza a arrugarse y si no nos damos prisa, moriremos de hipotermia.

Salimos corriendo, cómo un par de locas tratando de encontrar un taxi, en medio de éste aguacero torrencial y de la gente que desesperada corretea de un lado al otro, para protegerse de la lluvia.

Luego de varios intentos y de llevar más agua que la fuente Brewer, por fin logramos hacernos de uno de los pocos taxis, que se encuentran disponibles en la zona.

Varios minutos después, llegamos a nuestro edificio y al bajar, aunque menos mojadas que antes a cada paso, que damos chapoteamos el agua dentro de nuestros propios zapatos.

―Siento que mis huesos están congelados, Jen―comenta mientras subimos al elevador―Mi ropa y mis zapatos están hechos un desastre y lo lamentable de todo ésto, es que no podré sustituirlos, ya que en un par de meses debo pagar la matrícula del postgrado en la universidad y con lo que gano, apenas me alcanza para sobrevivir.

Nayeon y yo, sólo contamos la una con la otra.

Mis padres, un par de perdedores adictos a las drogas, que nunca se preocuparon por mí y de los que escapé, cuándo apenas tenía 17 años, debido a que mi querido Padre se le había ocurrido la idea de que trabajara, para uno de los proxenetas de mi barrio y así contribuir con los gastos familiares.

¿Se pueden imaginar semejante aberración?.

En cambio, Nayeon perdió a sus padres en un accidente aéreo.

Tuvo que vender lo poco que le dejaron, para costear sus gastos y rentar un lugar donde vivir, porque su casa estaba hipotecada y tuvo que renunciar a ella.

Así que, ambas estamos solas y dependemos de nosotras mismas.

Nos han tocado momentos difíciles, pero apoyadas una de la otra los hemos sorteado.

Ahora que he quedado sin trabajo y mis gastos no se detienen, las cosas se han complicado, todo por haber puesto mis ojos en esa maldita ave carroñera de Kai, no solo me destruyó el corazón, sino también toda mi maldita vida.

―Será mejor que nos cambiemos, cuánto antes está ropa emparamada o nos enfermaremos y ninguna tiene, cómo pagar una consulta médica y mucho menos una larga lista de medicamentos.

embarazada por accidente - jenlisa adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora