Una forma de escape

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Todo me daba vueltas, mi cabeza no paraba de doler y mi respiración estaba agitada. No podía creer que todo esto enserio estaba pasándome, si hace un par de semanas alguien me hubiera dicho que iba a terminar siendo la perra de un demonio mal nacido obviamente no le hubiera creído, estaba asustada pero no quería demostrarlo pues estaba segura de que este demonio disfrutaría con tan valiosa información, me sentía miserable, no quería estar allí.

-Madison, ¿escuchaste lo que te acabo de decir?-Preguntó la voz radiofónica interrumpiendo mi epifanía y posible ataque de pánico , sacudí mi cabeza y mi mirada se topó con la del demonio que estaba de pie frente a mi con su característica sonrisa.

-¿Puedes repetir lo que te he dicho?- pregunto con un aire de reproche.

Me quede en silencio y agache la cabeza, mis manos temblaban, estar ante el me aterraba, y eso me hacía sentir estúpida, no sabía que responderle ahora que no había oído una sola palabra de lo que me había dicho.

-No me oíste verdad?- dedujo el demonio con desaprobación.

-N-no señor -murmure nerviosa y cabizbaja, petrificada ante su imponente presencia.

-Debes prestar más atención a tus superiores querida- dijo alzando mi barbilla con la punta de su micrófono.

-Entendido... señor- me limité a decir.
El demonio retiro su micrófono antes de continuar.

-Grandioso- dijo apoyando su bastón del suelo.

-Como te venía diciendo... - prosiguió - Ahora que estas vestida adecuadamente- dijo echando un vistazo al vestido de servicio que me ordenó ponerme- te daré un recorrido de la mansión y te enseñaré cuáles son los lugares a los que tendrás acceso y cuales tendrás prohibido, a los que no deberás entrar ni siquiera para limpiar- enfatizó- ¿Estás lista?- pregunto con seriedad.

-Si señor- dije, aunque no quería sonar repetitiva no sabía de qué otra forma llamarlo además de "Señor", además a él no parecía molestarle.

-Espléndido- Dijo lanzando una carcajada- no podía descifrarlo del todo pero juraría que estaba genuinamente entusiasmado. Este sujeto en serio estaba demente, sus emociones eran todo un enigma para mi. Se dio la vuelta y me hizo un ademán para que lo siguiera.

La casa era de proporciones colosales y estaba finamente decorada, y aunque muy poco iluminada, no había ni un solo rincón de ella sin algún cachivache de lujo. Todo el interior mantenía un diseño antiguo y lujoso, que mezclaba el estilo victoriano y gótico a la perfección.

El espectral ser rojo me mostró diversos lugares de ella, como la amplia sala de estar, los numerosos dormitorios que se encontraban en el piso de arriba y de abajo, el comedor, la cocina, así como los diversos salones y el vestíbulo principal donde se encontraba la puerta de salida.

El demonio me mostraba el lugar con gran carisma y elocuencia, me recordaba a un viejo presentador de radio que solían sintonizar mis abuelos, aún así no me inspiraba confianza.

Cada vez que llegábamos a una parte nueva el demonio me daba pequeñas especificaciones sobre las tareas que debía realizar allí. Yo por mi parte permanecía callada, y solo asentía con la cabeza cada vez que el demonio se giraba para verme.

Secuestrada por el Demonio de la Radio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora