Moral of the Story | [Itafushi]

III

[Mi Razón De Vivir]

Si me preguntaran cómo es la relación que tengo con mi hijo diría que es buena, y realmente eso no es mentira, pero es un poco más complicado.

Muchas veces me preguntan el por qué consiento mucho a mi hijo, ante esa pregunta la mayoría de la veces no respondo o simplemente digo que es porque es mi único hijo, y en parte es eso, pero la verdadera respuesta es porque casi siempre no estoy con él.

Ser hechicero consume mucho tiempo, las clases que doy más el entrenamiento hacen que me lleve gran parte del día, la mayoría de las veces solo logro ver a Yugumi en las noches ya durmiendo y en las mañanas cuando lo llevo a la escuela. Eso no es todo, también hay veces en las que me asignan misiones que duran días, e incluso otras que me llevan al extranjero y duran meses. Muy pocas veces puedo ir a recoger a mi hijo a la escuela y pasar el día con él en casa.

Casi no tengo nada de tiempo con mi hijo, ni siquiera tengo tiempo de criarlo. Le agradezco muchísimo a Gojo por cuidarlo en mi lugar.

Hoy es sábado, y se supone que es mi día libre, sin embargo cabe la posibilidad de que me llamen para una misión o una emergencia, que por cierto ya lo han hecho una que otra vez. Y tan día libre no es, porque de igual forma tengo que trabajar desde mi computador.

No me quiero levantar de la cama, estoy muy cómodo, quiero pararme después de medio día, estar en pijama y no hacer absolutamente nada. Sin embargo, tuve que hacerlo.

Me paré al rededor de las 10 de la mañana, me bañé, desayuné y me puse a trabajar en la estúpida computadora. ¿Qué se supone que hago? No tengo la más mínima idea. ¿Qué tenía que ver exorcizar maldiciones con trabajar en una computadora? Tampoco lo sé.

A veces me preguntaba si Gojo también había hecho esto, la respuesta era más que clara, era obvio que el profe Gojo jamás hizo algo como esto, era muy vago y realmente nunca se tomó muy en serio su trabajo como docente, al ser "el más fuerte" nadie nunca le dijo algo respecto a si hacía bien su trabajo o no. Pero no puedo quejarme, gracias a él ahora estoy en la posición en la que estoy, me enseñó muchas cosas que hasta hoy en día aún practico, igualmente me da coraje que Gojo jamás haya trabajado como lo estoy haciendo.

Estuve trabajando en la computadora unas 4 horas hasta que por fin terminé de hacer las planeaciones de mis clases para la próxima semana, eso más documentos que debía checar y una que otra llamada para verificar que todo estuviera en orden. Quería volver a mi cama a dormir y quedarme ahí durante el resto del día, pero una vocesita me llamó por el pasillo de la casa interrumpiendo mi deseo.

–Buenos días mami. –Me dijo mi niño que caminaba aún con su pijama puesta y su cabello todo alborotado mientras se frotaba sus ojos.

–Yugumi, son las dos de la tarde.